Cuando toda la estructura del palacio se sacudió, advirtiéndole a los que le habitaban que una vez más, parte de él se estaba derrumbando, todos entraron en pánico.
Aslan estaba a solo dos pasillos de llegar a su habitación y sintió las secuelas, siendo incluso tirado al suelo. El polvo de la estructura caída se extendió hasta alcanzarlo y el olor a azufre inundó sus fosas nasales, trayendo a su mente los horribles recuerdos de aquella noche trágica y de todos los derrumbes que hubo años después. Parecía como que todo a su alrededor se movía en cámara lenta, no reaccionaba y no lo hizo incluso cuando vio pasar a unos cuantos guardias a su lado, tampoco cuando Nedín y Çeng le ayudaron a ponerse en pie, o cuando le preguntaron si estaba bien.
Su cuerpo no le respondía, su mente no procesaba del todo lo sucedido y no por su trauma, sino porque hacía unos segundos había caído en la cuenta de que él había dejado a Miranda en esa parte del palacio. Su corazón dolió, ardió de una forma que jamás lo había hecho y, sin ser dueño de sus acciones, se soltó de quienes le sostenían, emprendiendo rumbo hacia donde estaba ella.
Los aposentos del emperador se encontraban en un segundo nivel, con un tercero y cuarto encima; todo se había derrumbado, dejando solo un enorme pasillo derrumbado con la vista a lo que era su peor pesadilla. La estructura completa de un al del palacio estaba en el suelo, sus hombres corrían intentando salvar a los afectados que de seguro eran muchos (el pizo de abajo pertenecía a la servidumbre y los de arriba tenían habitaciones de nobles), pero sobre todo, todos ellos buscaban a la emperatriz.
—Miranda... Miranda estaba ahí —dijo Aslan con dificultad, sin poder reaccionar del todo bien, con los ojos llenos de lágrimas—. ¡Miranda estaba ahí, maldita sea, ella estaba en mi habitación! —gritó, perdiendo la compostura, e hizo el intento de bajar por ahí mismo pero no le dejaron, era un suicidio hacerlo y aún así él no paraba de luchar para que le dejasen ir. Cuatro hombres tuvieron que sujetarlo para impedir que avanzara.
No dejaba de gritar su nombre, parecía que le habían arrancado el corazón. Las imágenes de esa misma mañana no dejaban de torturarlo, de su rostro, de sus palabras, de todo; cada una de las imágenes de todo su tiempo juntos se reproducían en su mente una y otra vez.
Logró soltarse y corrió por los pasillos que se le hacían interminables hasta que llegó al primer nivel, pero al otro lado del derrumbe. Intentó acercarse para él mismo apartar todas las piedras que estaban en su camino, pero fue detenido una vez más. Le gritó a quien le sostenía, luchando como una bestia acorralada, que lo dejase ir. No lo entendían, necesitaba sacarla de ahí, necesitaba que estuviera bien, ¡ella no podía estar muerta!
—¡Aslan, que te calmes ya! —la voz firme de Hassan y sus sacudidas le hicieron volver a la realidad, notando que era su amigo quien le sujetaba por los hombros. Vio que estaba lleno de polvo y golpeado, pero no tuvo tiempo a preguntarle porque sus siguientes palabras se sintieron como puñaladas—. Intenté sacarla pero... No pude, la habían encerrado. Esto fue un asesinato, y no iba dirigido a ti, sino a ella. Intentaron matarla una vez más y creo....
—¡Ella no está muerta hasta que no vea su cuerpo! —gritó furioso sin querer oír lo que tenía que decirle— ¡Miranda no está muerta! ¿Entiendes?
—Sabes que dado a las estadísticas de estos casos ella...
—¡Cállate! —Se alejó, no quería escucharlo— ¡Los quiero a todos trabajando, muevan todas las piedras, nadie se va hasta que no encuentren a Miranda! —su voz se quebró y un horrible dolor de apoderó de su garganta—. Y quiero al maldito hijo de p*ta que hizo esto, ¡ya!
—Majestad… Tengo algo que decir al respecto. —oyó Aslan que le decía Cihan y le miró con sus ojos llenos de cólera—. Nedín tiene un testigo… Un testigo que dice que… Que ha sido el capitán quien ha estado provocando los derrumbes en el palacio todo este tiempo.
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Emperatriz (Libro I Bilogía Imperios)
Romance"Que sepa, majestad, que no me postraré ante usted a menos que esté muerta. Las reinas que se arrodillan pierden su corona, y yo no le daré ese gusto" Miranda, reina consorte de Amra de Jordania, fue coronada para sorpresa de todos y se convirtió en...