Miranda notaba como alguien la movía y una vocecita conocida le rogaba entre sollozos que despertara. Sentía todo su cuerpo entumecido, como si no fuera dueña de sus acciones. La voz cada vez se oía más cercana, logrando que poco a poco despertara y entendiera algunas líneas de lo que decía. "Mami, no te mueras", oyó que lloraban mientras la movían, le pareció que era Miran, hecho que le hizo que despertara de una vez.
Abrió sus ojos, tenía la visión borrosa pero lograba identificar que estaban en alguna especie de tienda. Llevó su vista hacia un lado y se encontró con un muy maltratado Miran. Tenía un labio roto, la mejilla amoratada y sus ojitos estaban hinchados de llorar tanto mientras le llamaba. Se sentó como pudo, tenía ambas manos amarradas al frente con unos grilletes de hierro, así mismo el pequeño.
Estaba desorientada, pero poco a poco las imágenes de lo último que había pasado vinieron a su mente. Cuando parte de la estructura estuvo a punto de caerle encima, alguien la tomó por la cintura desde atrás y en menos de nada ya estaban cayendo por el balcón, había perdido la conciencia luego de eso y no recordaba más nada. Volvió sus ojos al pequeño niño en frente suyo que lloraba de miedo, y no supo cómo él llegó ahí también, pero comenzaba a asustarse.
—Mami, tengo miedo —sollozó otra vez Miran.
Ella le atrajo y lo metió entre sus brazos para acunarlo en su pecho. —Tranquilo, angelito, ¿sí? Mamá te va a cuidar, nadie va a hacerte daño —susurró y besó su nuca en lo que él se aferraba a ella.
El lugar estaba poco iluminado, pero Miranda lograba escuchar que fuera había gente, no le pareció un mercado o algo, le dio la impresión de que era un campamento porque sin dudas en donde estaban era una tienda.
—¿Miran, quién te trajo aquí?
—Mi tía —lloriqueó aferrado a su vestido, estaba asustado y eso era raro, normalmente era un niño valiente—, e-ella m-me trajo c-con un se-señor m-ma-malo.
—¿Tía? —Miranda divagó por unos instantes en su mente como buscando asociar lo que decía y se llenó de turbación, la única tía que Miran tenía era Sayreth, o al menos era la única a la que él llamaba así, porque a Layla jamás había llegado a conocerla—. ¿Hablas de Sayreth, Miran? —inquirió, recibiendo como respuesta un asentimiento tembloroso.
Apenas en ese momento fue que se percató del dolor que sentía en sus piernas. Miró hacia el lugar, viendo su camisón hecho pedazos y todo su cuerpo se paralizó. Cerró los ojos respirando hondo, rogando para sus adentros que no hubiera pasado lo que creía que había pasado. Se dio cuenta de que no había más ningún otro tipo de dolor en la zona que indicara que habían abusado de ella, solo sentía dolor en la espalda, en su cuello, un lado de su labio, estómago, la parte superior de sus brazos y en un costado de su cabeza. ¿Todos esos golpes serían de la caída?
—El ho-hombre ma-malo di-dijo q-que si... Que si m-me mo-movía, o g-gritaba... Iba a m-ma-matarte —le escuchó sollozar con las palabras enredadas, a duras penas se le entendía—. Él t-te pegó m-mucho, mami, mucho...
Las lágrimas salieron de los ojos de Miranda y le abrazó más fuerte al oír la confesión, con razón sentía que le habían dado una paliza, todo le dolía como si hubieran decidido golpearla con un bloque de plomo. ¿Qué estaba pasando? ¿Dónde estaban? ¿Qué pintaba Sayreth en todo eso? Miranda no entendía, la chica siempre había sido más que buena con ella, no eran amigas íntimas pero no se llevaban mal. Además, era la hermana de Aslan, no tenía sentido alguno.
Ambos oyeron como alguien entraba a la tienda y ella se paralizó al ver la figura conocida que atravesaba el umbral. Le había visto una sola vez en su vida, pero con esa había sido suficiente, era el comandante del ejército de Kansbar, el mismo que hacía unos meses había asesinado a Nihat.
ESTÁS LEYENDO
Emperatriz (Libro I Bilogía Imperios)
Romance"Que sepa, majestad, que no me postraré ante usted a menos que esté muerta. Las reinas que se arrodillan pierden su corona, y yo no le daré ese gusto" Miranda, reina consorte de Amra de Jordania, fue coronada para sorpresa de todos y se convirtió en...