Solo el cielo sabía que el emperador estaba a punto de desmayar, todo el salón de bodas estaba abarrotado de nobles, quienes vestían sus mejores galas para recibir a la nueva emperatriz. Aslan se había dormido profundo la noche anterior, y cuando despertó al lado de las dos personas que más amaba en el mundo, no creyó que alguna vez hubiera sido más feliz que en ese preciso instante, mientras veía a la mujer que amaba y a su hijo dormir acurrucados. Había tenido que abandonar la habitación antes de que despertaran y le dejó órdenes estrictas a la nana de que les dejase dormir solo un rato más antes de despertarlos. Estaba de tan buen humor, que decidió que no sería tan severo con ella, solo haría todo lo posible por relevarla de su cargo, ya no podía confiar del todo en la mujer, así que buscaría a alguien más que les ayudase en la tarea.
Ahora estaba ahí, cerca del altar con uno de los altos mandos de la corte suprema delante, esperando a su prometida. Estaba nervioso y ansioso, y más porque su hermana no dejaba de parlotear acerca de lo hermosa que seguro se vería Miranda y de que estaba feliz por su boda; muy al contrario de Gönül que parecía estar de más mal humor que en los últimos días.
-¿Qué le pasa a tu madre? -inquirió porque ya no aguantaba más y necesitaba desviar su atención de sus ansias de ver a Miranda.
-No sé, anoche estaba radiante como nunca la había visto, de hecho, me sorprendió porque ella se había pasado todos estos días con un humor de perros, ya sabes. -Abanicó su mano con algo de molestia, recordando que su madre le había prohibido terminantemente hablar con la futura emperatriz, por eso era que no le había visto-. Pero esta mañana amaneció ansiosa, como si esperase algo y como nada pasó, se puso histérica.
Aslan alzó las cejas. -Sé que es tu madre, Sayreth, pero he estado pensando en que lo mejor es que se vaya del palacio y vuelva a su reino.
Ella le miró con el ceño fruncido. -Si haces eso tendré que irme con ella, además, no la aceptarán de nuevo en Meda y lo sabes.
-El palacio de lágrimas también está disponible, solo no la quiero aquí cerca de Miranda.
-Ella jamás le haría nada.
Le miró con fijeza, haciendo que su hermana desviase la vista. -Ambos sabemos que es capaz de matar, no estás engañada.
-Pero jamás atacaría a la emperatriz, Aslan...
Sayreth no acabó de hablar pues los portones fueron abiertos, anunciando la llegada de la novia. El emperador sintió como todo su cuerpo era recorrido por una extraña vibración, su corazón comenzó a latir como loco. Miranda estaba preciosa, su vestido blanco con pequeños detalles de flores en rojo en el borde de su falda, le quedaba a la perfección y le hacía parecer aquello que para Aslan era, un ángel. Sus ojos se veían más claros y al contrario de lo que pensó, no tenía ni una sola mancha negra debajo de ellos. Su sonrisa iluminaba su rostro, haciéndola brillar en medio del salón. Todos estaban anonadados, no solo el emperador, pues ella se veía preciosa aquella mañana, parecía un ángel caído del cielo, y Aslan sabía que ese ángel solo le pertenecía a él, y viceversa.
Ella sentía que caería en cualquier instante, cuando se casó con Amra no se había sentido ni remotamente así, emocionada, nerviosa y con un manojo de sentimientos que no sabía describir. Miran iba detrás suyo, junto a Samara, él era el que llevaba la corona que le sería entregada para convertirla en emperatriz. Cuando sus manos y las de Aslan coincidieron, ambos se quedaron perdidos en sus miradas, olvidándose por completo del mundo alrededor, de que eran reyes y de todo. Su felicidad era tan inmensa, que aquellos que habían deseado dañarlos chispeaban de enojo. Gönül no tenía idea de cómo ella seguía viva y Omar estaba incómodo, pero no tan molesto, él como quiera tenía sus propios planes para con la emperatriz.
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Emperatriz (Libro I Bilogía Imperios)
Romance"Que sepa, majestad, que no me postraré ante usted a menos que esté muerta. Las reinas que se arrodillan pierden su corona, y yo no le daré ese gusto" Miranda, reina consorte de Amra de Jordania, fue coronada para sorpresa de todos y se convirtió en...