Aslan sintió como tocaban los portones de su habitación con vehemencia y maldijo aún medio dormido a quien sea que fuera el desgraciado que osaba despertarlo tan temprano. Se removió sobre la cama, notando que él no era al único al que habían despertado, Miranda también había escuchado los toques.
—¿Qué pasa? —preguntó ella, más dormida que despierta y él sonrió, la noche anterior había sido salvaje, de seguro estaba más que cansada.
—Sigue durmiendo, ángel, yo me encargo de condenar al desgraciado que está haciendo tanto alboroto a esta hora.
Ella pintó una sonrisa con los ojos cerrados y volvió a envolverse entre las sábanas, mientras el emperador se colocaba algo de ropa. Gritó un "Ya va" para que dejasen de tocar de esa forma y caminó hasta la puerta, cuando la abrió notó que era Hassan y le habría ensartado un puñetazo en el rostro de no ser porque sabía que jamás tocaría de esa forma a menos que fuera algo muy importante lo que tenía que decir.
—¿Qué pasa?
—Los chicos regresaron de los estados costeros, tienen noticias que no son muy buenas, lo mejor será que vengas cuanto antes a la sala de estrategias.
Aslan inspiró hondo y asintió antes de volver al interior. Se pasó las manos por el rostro frustrado, había pasado un poco más de dos semanas desde la boda y a pesar de que sus noches eran exelentes, cada que despuntaban los rayos de sol era un problema tras otro, comenzando por exactamente ese, Kansbar asediando sus costas. Había mandado a tres de sus paladines a investigar, a ver cómo estaba la situación. Las cartas que habían mandado no eran muy alentadoras, y ahora que estaban de vuelta parecía que las noticias lo eran mucho menos. Lo bueno era que gracias a la idea de Miranda de dejar a Caleb de Aquémida vivo, ahora todos los estados independientes estaban de su lado, incluso sin haber hallado al culpable de ese complot, pero ya eso había pasado a segundo plano, con la guerra contra Kansbar tocando a la puerta no podía prestarle atención de inmediato, aunque tenía a sus demás hombres investigando sobre ello.
Luego de haber tomado un baño en otra habitación para no incomodar a su bella y durmiente esposa, volvió a la suya para decirle que se iría primero. Se sentó sobre la cama a un lado suyo y acarició su castaño cabello despeinado y era muy consciente de quién era el culpable de ello. El recuerdo le hizo sonreír antes de besar su mejilla. Ella abrió un ojo medio adormilada y le vio, así que se enderezó un poco, abriendo ambos ojos mientras los estrujaba.
—Es algo importante y tienes que irte temprano —dijo con obviedad y él asintió, antes de dejarle un beso en los labios.
—Lo siento.
—No te preocupes, iré para allá en unos minutos —masculló medio dormida, estaba muy cansada y eso se le notaba.
—Quedate a dormir un rato más, no es necesario que estés allí.
—Uhmm, está bien —asintió y Aslan sonrió, cuando había aceptado tan fácil de veras debía de estar cansada—, pero si me necesitas...
—Sí, solo duerme. Te amo —dijo y besó su sien antes de dejarla descansando.
Caminó rumbo a la sala de estrategias y por el camino se encontró con Omar, quien iba en su búsqueda con la misma excusa de Hassan; sabía que él también estaba tenso a causa de la guerra inminente y desde de que Caleb fue descubierto, tenía un humor de perros. Los dos llegaron juntos a la sala de estrategias, en la cual había varios mapas colgados en las paredes y otros sobre una enorme mesa circular, con figuras de barcos, soldados y etcétera que representaban las flotas y compañías del ejército de Perdomia. Sus hombres parecían estar armando la estrategia para la campaña militar, allí también se encontraba incluído el general de su ejército, pues Hassan solo dirigía al escuadrón de los paladines, sin embargo, tenía más autoridad que el hombre quien casi siempre recibía las órdenes de él.
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Emperatriz (Libro I Bilogía Imperios)
Romance"Que sepa, majestad, que no me postraré ante usted a menos que esté muerta. Las reinas que se arrodillan pierden su corona, y yo no le daré ese gusto" Miranda, reina consorte de Amra de Jordania, fue coronada para sorpresa de todos y se convirtió en...