—Se está equivocando en esta decisión —dijo Omar, cuando ya él y el emperador habían quedado solos en el pequeño salón.
Aslan se sentó sobre el asiento detrás del escritorio y se frotó las sienes en un vano intento de calmarse. —Ya dije que no entregaré a la chica.
—Es una mala decisión y lo sabe, no puede poner los intereses personales de su reina por encima del bienestar del imperio.
—Esto no lo hago por Miranda, Omar —musitó, mirándole con firmeza—. No entregaré a la chica porque Hassan está enamorado de ella, es importante para él y no puedo traicionarle.
—Como dije, Hassan puede encontrar a alguien más, las mujeres van y vienen pero las oportunidades no —insistió, acercándose al escritorio—. Siempre le he dicho que no debe poner por encima de su imperio a ninguna persona. Es el emperador del mundo, nadie es digno de tener toda su atención y nadie es digno de que le ponga por encima de su imperio. Recuerde que...
—En el momento en el que lo haga ellos se convertirán en en mi debilidad, y ese será el inicio de mi caída —repitió Aslan amargamente, recordaba las miles de veces que Omar le había dicho eso, era otra de las frases de su padre también. "Nada está por encima de tu corona, serás el emperador y lo único que debe importarte es mantener tu imperio".
Aslan había intentado seguir esa filosofía, pero había fallado vergonzosamente, aunque lo disimulaba bien delante de todos. Él tenía personas importantes en su vida, entre ellos su mejor amigo Hassan, a quien quería como si fuera su hermano; y no podía poner su corona y poder por encima de eso, aún si sabía que él de alguna forma le estaba traicionando.
—Su amor por Miranda le hará caer, majestad —la voz de Omar le sacó de sus pensamientos y le miró a los ojos algo sacado del paso—. Esa mujer es peligrosa, se lo dije y no me escuchó, ahora mire hasta dónde ha llegado.
—Omar, Miranda no...
—Miranda le hará caer, si hay algo que es cierto en todo esto es que ella nació para ser emperatriz; pero eso no quiere decir que necesite a su emperador. Le tiene a sus pies y cuando menos lo imagine, le apuñalará por la espalda para poder reinar sola; pero descuide, yo estoy aquí para impedirlo.
Aslan no comprendió la última parte, pero Omar no esperó para salir del sitio. Se encargaría de Miranda, no dejaría que ella le arrebatara todo por lo que tanto había trabajado durante esos veintidós años. Gönül no lo había conseguido, pero él tenía un método más efectivo con el cual mataría dos pájaros de un tiro y entonces, cuando Aslan estuviera solo y vulnerable, estaría ahí como siempre, siendo su único apoyo.
👑 👑 👑
El portón de la celda en la que se encontraba la reina madre se abrió y luego de varias horas ahí encerrada, vio una nueva cara, aunque no era la que deseaba ver. Omar estaba ahí, había ido a buscarla pues ese día se dictaría sentencia y sería condenada, aunque ella ya sabía que no sería a muerte.
—¿Qué quieres, serpiente ponzoñosa? ¿Vienes a regodearte? —preguntó llena de resentimiento y Omar sonrió, dándole una mirada despectiva de arriba a abajo.
—Veo que no se te da bien esto de las mazmorras, pensé que como eras una rata te llevarías bien con las de tu especie, pero por lo visto ni ellas te soportan.
Gönül apretó los puños, odiaba a ese hombre y lo peor es que hasta ese momento siempre se había salido con la suya. —¿Qué quieres? —preguntó, arrastrando las palabras.
—Solo felicitarte, para ser una rata caíste bien parada, ese teatro de tu virginal hija para que Aslan te perdonase casi me lo creo.
—Sayreth no estaba actuando.
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Emperatriz (Libro I Bilogía Imperios)
Romance"Que sepa, majestad, que no me postraré ante usted a menos que esté muerta. Las reinas que se arrodillan pierden su corona, y yo no le daré ese gusto" Miranda, reina consorte de Amra de Jordania, fue coronada para sorpresa de todos y se convirtió en...