"El rey ha muerto", era lo único que se escuchaba entre la servidumbre. "El rey se ha ido y ha dejado el reino sin heredero, sin nadie que ocupe el trono. El rey ha muerto. ¿Qué sucederá ahora con nosotros?", eran las cosas que cuchicheaban entre los salones y pasillos. Nadie lloraba, nadie decía. ¿Por qué un rey como él murió tan joven? Nadie se preguntaba siquiera, si aquello no habría sido alguna trampa o artimaña de alguien de dentro que ansiaba el trono, que todos sabían, quedaría vacío y sin heredero cuando la muerte cubriera con su velo al rey, al antiguo rey.
Entre todos aquellos salones se oían los murmullos que luego se convertirían en escándalo cuando todos los nobles se reunieron en el salón del trono. ¿Alguien estaba siquiera interesado en cómo murió su rey? No. Nadie preguntaba por ello, todas las preguntas oscilaban en lo mismo. ¿Quién asumirá el trono? Uno de los nobles se alzó diciendo que él sería el nuevo rey porque era el más importante entre ellos. Hubo otro gran escándalo después de eso y varios nobles se alzaron diciendo que ellos serían los reyes y argumentando sus motivos. La sala se venía abajo cuando los portones fueron abiertos y la voz del vocero real se hizo resonar en toda la sala.
—¡La reina Miranda de Jordania está entrando al salón, inclinaos todos ante su majestad! —dijo y en medio de los grandes portones se divisó la silueta de la reina.
Su vestido negro realzaba la palidez de su piel y el velo que llevaba en su rostro cubría sus ojos rojos e hinchados de tanto llorar. A nadie le importaba, nadie lo extrañaría, a nadie le interesaba nada más que no fuese el trono, pero si de ella dependía, ninguna de esas aves de rapiña tendría lo que deseaban. La reina tomó una ligera bocanada de aire casi imperceptible y alzó su rostro con orgullo “Si bajas la cabeza, se cae tu corona. Jamás te inclines ante nadie, Miranda”. Con esas palabras en mente, sus tacones comenzaron a resonar lenta y solemnemente por todo el centro del lugar mientras todos los presentes, incluso en contra de su voluntad, se inclinaban ante su majestad la reina.
Ella llegó al borde de las escaleras que dejaban en alto el trono y subió por hasta llegar al frente de él. Su mano cubierta por unos guantes de encaje negro lo rozaron con añoranza y un quejido de dolor casi imperceptible salió de entre sus labios antes de voltearse de frente a todos los presentes. Una de sus manos reposaba sobre el pasamanos donde antes descansaba la mano de su rey, su esposo, y la otra retiró el velo sin vergüenza alguna de que todos vieran su estado. Los murmullos volvieron a escucharse en el salón y los ojos ámbar de la reina escanearon a todas esas hienas que tanto odiaba.
—Supongo que no es necesario decirles lo que ya todos saben —toda la sala se llenó de un silencio sepulcral como cada vez que abría sus labios para decir cualquier cosa—. Veo que tienen una ardua batalla por saber quién ocupará el trono de mi esposo, ¿no es así? —Silencio otra vez. Ella sonrió ligeramente con molestia—. Tengo malas noticias para cada uno de los candidatos que quisieron postularse sin siquiera conocer las leyes. —Acarició ligeramente el pasamanos mientras lo miraba y retiró su mano de este para juntarla con la otra sobre su regazo—. Por si no lo recuerdan, existe la “Ley del lecho de muerte” y nuestro rey dejó sellada su última voluntad con su propia sangre.
El salón volvió a llenarse de murmullos pero esta vez ella solo le hizo una señal a uno de los guardias, quien salió por la parte trasera del salón, unos segundos después entrarían toda la consejo real del rey. Un escriba se posicionó a un lado de la reina y abrió un pergamino en sus manos antes de empezar a leer.
—Queridos súbditos, si están escuchando esto es porque ya no me encuentro entre ustedes. Sé que a ninguno le interesará mis vanas palabrerías, ni yo estoy interesado en hacérselas escuchar. Yendo al punto de este testamento, quiero decirles que he recurrido a la “Ley del lecho de muerte” y por los poderes que me son dados por el imperio a través de ella, les informo que a ninguno de ustedes les serán conferidas mis labores como rey de Jordania —cuando el escriba leyó eso la sala comenzó a irse abajo, pero las siguientes palabras serían las que casi desatarían la guerra—. Sé que muchos querrán ir en contra de esto pero confío en las capacidades de mi esposa y esa lengua del demo… —El escriba se aclaró la garganta obviando la palabra que no debería de ser pronunciada por un rey a sus súbditos—… que tiene. Ella será la nueva reina por legítimo derecho del estado independiente de Jordania, perteneciente al imperio de Perdomia. Espero que no se opongan mucho, saben bien que por nada dicen que lo que tiene es fuego en su lengua. Les dejaré ser y espero que esto cause mucha conmoción, porque a partir de este día es que todos sabrán el porqué de que Miranda sea mi esposa…
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Hola, gente, antes de pasar al primer capítulo, les haré unas pequeñas y rápidas aclaraciones.
La novela no será de fantasía, como ya dije antes, pero tampoco es histórica, digamos que es ficción 😁. Las costumbres, leyes, organización política y muchas cosas de los reinos que veremos a lo largo de la historia, están basadas en las leyes de antiguas cortes e imperios, principalmente el Persa, que fue en el que me inspiré para la mayoría (es mi imperio favorito, xd). Sin embargo, también hay cosas que he agregado yo de mi propia imaginación y espero que lo entiendan. El tiempo se desarrolla entre los siglos XVIII o XIX, aunque el imperio persa es de muchísimo antes de Cristo, por eso les aclaro que no es una novela histórica.
Como también van a notar, la mayoría de los personajes serán presentados como "Fulanita de Jordania" o "Fulano de Meda" o "Mengano de Perdomia", etcétera. Esto se debe a que en la antigüedad (durante la época de los persas y más, muchos siglos antes de Cristo) los apellidos eran dados por el lugar de nacimiento. Así que si nacías en la Conchinchina, te llamarías "Eulalio de Conchinchina" por dar un ejemplo😅
También se encontrarán con una especie de mineral llamado vooz, que no existe en la vida real, ese me lo he inventado yo ¿Por qué? Pues...🤔 En palabras de Auron play: Porque me apetece, porque quiero y porque puedo jeje😌. Nah, just kidding. Lo inventé porque me era necesario, así que espero vuestra comprensión.
Sin más, ya les dejo en un momento el primer capítulo por aquí, espero que se animen a leer esta novela y le den mucho amor; les aseguro que no se arrepentirán.
❤❤❤❤
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Emperatriz (Libro I Bilogía Imperios)
Romance"Que sepa, majestad, que no me postraré ante usted a menos que esté muerta. Las reinas que se arrodillan pierden su corona, y yo no le daré ese gusto" Miranda, reina consorte de Amra de Jordania, fue coronada para sorpresa de todos y se convirtió en...