Los días pasaron lentos e interminables hasta contar mes y medio. Reconstruir Jordania fue una ardua tarea, y más, gracias a la misteriosa desaparición de su soberana. Aslan se quedó por dos semanas allí pero luego tuvo que volver, no solo porque tenía asuntos que atender en Perdomia, sino también porque estar ahí y sentarse en el trono de Miranda no era lo que quería. Así que partió dejando a Hassan como encargado de arreglar las cosas por allá.
Ya de eso hacía casi un mes y aún Aslan sentía su corazón latir desbocado cada que en su cabeza se repetía una y otra vez sus últimos momentos con Miranda, que sin duda alguna habían sido demasiado intensos. Esa mujer lo iba a enloquecer, estaba seguro de que ese tenía que ser su propósito. ¿Cómo se atrevía a besarlo y dejarlo así? Sus labios aún picaban de solo pensarla, si antes tenía ganas, después de eso se había quedado con más.
Ahora estaba camino a una reunión en el salón del trono, su gobernador le había convocado con la intención de decirle algo de suma importancia, pero de su cabeza no salía lo que le llevaba atormentando todo ese tiempo. Él entendió a la perfección lo que fue aquel beso, las últimas palabras de Miranda le explicaron muy bien que había sido solo un agradecimiento, pero a Aslan no le parecía suficiente un beso. ¡Si le iba a agradecer por salvarle la vida debía al menos haberle dado un poco más! Se reprendió a sí mismo por andar pensando tonterías. ¿Más? Debía de dar gracias que aunque sea le había agradecido.
Exhaló un poco de aire cuando llegó en frente de los portones. ¿A quién engañaba? No era solo el beso lo que le atormentaba, era el hecho de que no sabía dónde estaba, o si estaba bien. Se había prometido a sí mismo que no iba a buscarla, así muriera por ello; había sido su decisión, aunque él ni siquiera había dicho de manera oficial que ella dejaba el trono. Al contrario, para la mayoría de los que estaban en Jordania y Perdomia, la reina Miranda había pagado una gran suma para compensar la traición de su esposo y había sido perdonada por Aslan, con el único castigo de unos altos impuestos. Todo el tema se había manejado con la mayor discreción posible, sus hombres de confianza se habían encargado de ello y Hassan mantenía oculto el hecho de que Miranda no estaba en el reino, aunque si seguía sin aparecer, eso no se sostendría por más tiempo.
Aslan al fin entró al salón del trono, viendo que no había nadie más reunido en el sitio. Le pareció raro el hecho pero no lo dio a ver. Omar se encontraba a un lado de la reina madre que estaba sentada en el trono continuo al del emperador, siendo acompañada también por Sayreth.
—Larga vida al emperador —dijeron ellos al unísono, puestos en pie e inclinándose ante él. Aslan les hizo un ligero asentimiento y miró de forma inquisitiva a su gobernador mientras se sentaba.
—Me he tomado la molestia, su alteza, de citarlo aquí, porque creo que el tema de la futura emperatriz ha de ser cerrado.
Aslan arqueó una ceja con molestia al oírle hablar de ello otra vez, Omar llevaba todo ese tiempo presionando pero él creía que le había dejado bastante en claro que no estaba interesado en ninguna joven del harem para que ocupara el cargo.
—Omar, ya habíamos hablado de esto —musitó por lo bajo con una mirada asesina y el hombre solo hizo una ligera reverencia.
—Mi rey, la propuesta que le traemos no podrá rechazarla —sintió que decía la reina madre y le miró más curioso que molesto. ¿Qué se traían entre manos esos dos?
Llevó sus azules ojos a los de su hermana y ella negó repetidamente en respuesta, no tenía idea de lo que iba todo aquello. —Muy bien, escucharé —asintió curioso, aunque no se dejaría convencer tan fácil.
—Sabemos que a nuestro señor no le han convencido las jóvenes del harem, lo cual es una lástima —explicó el gobernador con toda su labia, Aslan ya notaba a quién había salido su hijo—. Pero no sé si recuerda, que la antigua emperatriz tenía una hermana...
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Emperatriz (Libro I Bilogía Imperios)
Romance"Que sepa, majestad, que no me postraré ante usted a menos que esté muerta. Las reinas que se arrodillan pierden su corona, y yo no le daré ese gusto" Miranda, reina consorte de Amra de Jordania, fue coronada para sorpresa de todos y se convirtió en...