56. ¡Mucho gusto Valentina Carvajal!

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Nadie nos puede separar...

Con esas palabras Juliana le dio a Valentina la seguridad que tanto necesitaba, que ambas necesitaban, no sería fácil pero no se podían seguir permitiendo estar más tiempo separadas, no estaban seguras de quien era realmente la persona que estaba detrás de la amenaza de hacerles daño, ya se encargarían de descubrirlo, mientras tanto disfrutarían de cada momento, cada día una al lado de la otra como si fuera el último.

- Creo que debemos irnos y hablar en casa y no bajo la lluvia. – le dijo Juliana – Tú estás loquita, ¿lo sabías?

- ¿Yo? ¿Por qué? – se subieron al coche.

- ¿Por qué? Amor, te bajaste del taxi a medio camino y empezaste a caminar bajo esta tormenta. Creo que te gusta eso de darte a la fuga en días lluviosos.

- No estoy loca mi cielo, bueno tal vez un poquito... Lo que sí estoy es completamente enamorada y por eso no podía darte gusto y permitir que las cosas terminaran de esta manera.

- Me alegro que no me hayas dado gusto! Esta vez sí que te agradezco el haberme llevado la contraria. – la besó.

Minutos después llegaron de nuevo a la casa, ambas se encontraban totalmente empapadas y con mucho frío, así que lo más importante en ese momento era calentarse.

- Debemos de quitarnos esta ropa, de lo contrario vamos a pescar un resfriado. ¡Ven conmigo?

- ¿A dónde?

- A la habitación! Vamos a buscar ropita seca, luego creo que deberíamos comer algo y después hablar con calma. Eso que estabas cocinando huele muy rico. – le giñó el ojo.

- ¡Jajaja! Ahora sí quiere comer la señorita... Dime algo, ¿nos vamos a cambiar juntas?

- Tengo mucha hambre mi amor! Y sí, ¿qué hay de malo en eso? Ni que nunca me hubieras visto sin ropa o yo a ti.

- Ah no, no es por eso! Me queda claro que tú y yo – se mordió el labio – nos hemos visto de todas las maneras posibles. ¿ No recuerdas nada de ayer?

- Mmm no! – abrió más los ojos - ¿Hice algo malo? – preguntó preocupada.

- Te refresco la memoria! Según tú, yo era una aparición o un fantasma... - empezó a reírse- Amor hasta te pusiste a llorar aún más pensando que yo estaba muerta y que era mi espíritu el que estabas viendo. El punto es que por la borrachera que traías encima te tuve que meter a la regadera y cuando te iba a desvestir comenzaste a discutir diciendo que nadie te podía ver desnuda, ni siquiera mi yo fantasma, solamente la Val auténtica.

- Eeeey no te rías! – se quejó - ¿Crees que es normal que te aparezcas aquí de un momento a otro? Yo te hacía en España y ya ves, yo borracha pero buena muchacha, siempre fiel.

- ¡Así me gusta! Vamos a cambiarnos y aprovecho y te reviso era herida, ayer lo iba a hacer pero estabas imposible... ¡Te amo mi borrachita linda! – la besó.

Subieron a la habitación y ya estando ahí se cambiaron de ropa entre besos y una que otra caricia, no podían hacer nada más y ambas lo tenían claro, primero debían de hablar, además Juliana aún no se encontraba al 100% luego de lo sucedido.

- Déjame checarte esa herida! ¿Dónde están las cremas?

- En aquella maleta! – respondió Juls.

- Juliana ¿ es neta? – la regañó – Amor tienes que estarte poniendo de esa crema varias veces al día para que esto sane bien.

- Pero si yo estoy bien! Ya no me duele mucho...

Golpe del destino...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora