Golpe del destino...

81. Una vida sin ella.

Luego de casi siete horas de viaje, Juliana y Alejandro habían llegado a Veracruz, duraron más de lo normal debido a que tuvieron que hacer una parada de camino. Durante el recorrido Juliana se mantuvo dormida gran parte del tiempo, argumentando que había tenido una noche muy movida y que necesitaba recargar energía.

Por otra parte, a la tarde de tertulia entre Valentina y Gabriela se les unió Elizabeth, la mujer aprovechó que su esposo e hijo habían planeado ir a un partido de futbol, por lo tanto, sería una tarde-noche de chicas.

Flashback

- Buenas tardes, niñas hermosas! – saludó la mujer - ¿Cómo están? Disculpen que haya llegado así de pronto, pero es que la puerta estaba abierta.

- ¡Hola Eli! – respondió Valentina – Que bueno verte... - se levantó para darle un abrazo – No te preocupes, sabes que esta es tu casa, de seguro fue Juls que no cerró bien cuando se fue, iba cargando un montón de cosas.

- Hey Eli, llegaste justo a tiempo... - le dijo Gaby – No te imaginas lo antojada que estoy de unos Mojitos cubanos y ¿quién mejor que tú para prepararlos?

- Pues estoy para complacerlas! ¿Andas conduciendo? Bueno, creo que no porque no vi tu coche afuera.

- No, Ale me trajo. Hoy me quedaré haciéndole compañía a Val y además, tengo la ventaja de que Pipe ahora solo quiere fórmula, ya no tengo que estar ordeñándome, así que hoy puedo tomar todo lo que quiera porque para eso está la tía Vale, para que cuide a mi bendición.

- ¡Perfecto! Pues manos a la obra... Yo las acompaño con un cafecito, ahorita ando medicada y no puedo consumir nada de alcohol, pero eso no quita que me pueda sentar con ustedes y así ponernos al día con todo.

Las chicas disfrutaban de las bebidas preparadas por Elizabeth, bueno, quien más se estaba dando gusto era Gabriela, Valentina como tía responsable casi no estaba consumiendo nada que tuviera alcohol.

- Tú de verdad que te ves muy bien como mamá. – le dijo Eli a Val- Es evidente que tienes buena química con los niños, Felipe se queda tranquilito cuando está contigo, en cambio con Juliana es más terremoto.

- Es que Juls es la tía de los juegos y este enano sabe que puede hacer con ella lo que quiere. – respondió Val – Sabe que esa tía yuyo que tiene, lo ama mucho y vive para complacerlo.

- Ya las quiero ver a las dos cuando sean mamás... Se van a volver locas! – Valentina ante esto sonrió sin muchas ganas.

- Fíjate que justamente de eso estábamos hablando. – comentó Gabriela – Tal vez el consejo de alguien más pueda ayudar a convencer a Valentina.

- Con ver tu cara y al escuchar eso de que pueda ayudar a convencerte, me atrevería de decir que tienes problemas con el tema de la maternidad, ¿o me equivoco? – le preguntó su suegra a Val.

- Es que, ¿por dónde empiezo? No sé como explicarte sin que se entienda mal... Eli, no es que no quiera ser mamá, es solo que me da miedo, me aterra tener un bebé y no hacer las cosas bien, me aterra ser una mala madre y no solo fallarle a él o ella , sino que también a mi esposa. No estoy preparada para ser mamá y lo que más me duele es que si por Juliana fuera, ya hubiéramos tenido bebé.

- Piensas que Juliana sí está preparada y tú no, ¿cierto? – Val asintió – Vale, la maternidad no siempre es algo fácil, puedes leer miles de libros, miles de artículos en donde te explican como ser un buen padre y te das cuenta que no es lo mismo la teoría que la práctica. Nadie sabe todo lo que conlleva traer al mundo a una personita y criarla, hasta que sucede. ¿Quieres qué te diga algo? Sé perfectamente lo que es sentir ese miedo que tú tienes.