Golpe del destino...

90. Malas sensaciones...

Las cosas estaban marchando bastante bien para todos, Luna era el centro de atención de toda la familia , hasta del más pequeño, ella era todo una belleza que estaba creciendo sanamente y rodeada de mucho amor. La relación entre Juliana y Valentina estaba en un buen momento, no sólo desempeñaban muy bien su papel de madres, sino que también demostraban ser muy buenas esposas, eran el duo perfecto y aquellos tiempos de abstinencia ahora eran cosa del pasado. Cada vez que les era posible se demostraban cuanto se amaban, ya fuese en la cama o en cualquier lugar de la casa y es que debían de aprovechar cada momento ya que ahora tenían una hija que requería de su tiempo y atención sobre todo cuando tenía hambre o el pañal sucio, lejos de eso Luna era muy juiciosa.

En el caso de Max, el niño se había tranquilizado un poco con el tema de la operación de Paz, ella ya estaba siendo tratada de la mejor manera y con el mejor tratamiento para mejorar su salud, todo esto gracias al apoyo de la Fundación. Aún así Max la veía regularmente, muchas veces acompañaba a Val, a su mamá e incluso su papá lo llevaba y eso hizo que entre Mario y Paz naciera un vínculo afectivo, la niña esperaba siempre la visita de estar par, no precisamente porque le compraban cosas, sino porque le gustaba verlos y jugar con ellos. Ya Juliana había escuchado algo de esto porque era precisamente Max el que se encargaba de contarle todo.

-Últimamente te he notado más tranquilo y eso me alegra. - le dijo Juliana- ¿Viste que tenía razón? Las cosas mejorarían para Paz.

-Sí, por ahora sí! Ya está empezando a jugar más, pero igual tiene que tener cuidado porque no puede esforzarse mucho, hay que estarle explicando eso, pero ¿cómo le explicas eso a una niña de 3 años?

- Puede que resulte difícil, pero dices que ella es muy inteligente y obediente, ¿no es así?

- Sí, es muy inteligente y esa ha sido una de las cosas que papá más admira de ella. ¿Recuerdas que te conté que últimamente él va conmigo a visitarla? Pues la última vez se nos ocurrió comprarle juguetes a los niños, cosas pequeñas tú sabes, para que las monjas no nos regañen diciendo que los estamos mal acostumbrando. Papá dijo que eran regalos de los reyes que llegaron con atraso, el caso es que a Paz le dimos un juego de trastes de cocina y ella hizo que papá jugara al té con ella y las demás niñas... Lo hubieras visto, lástima que no le tomé una foto.

-¿Quién lo diría? Mi papá jugando a tomar el té con una niña... Bueno, al menos así practica para cuando le toque hacerlo con Luna, porque mira que conmigo no lo hizo, yo por lo general le pedía me ayudara a armar cosas con legos.

-July, ¿te puedo hacer una pregunta? - la miró fijamente - ¿Qué pensarías si adoptamos a Paz?

-¿Quééé? - preguntó Juliana casi ahogándose con la bebida- Es una broma, ¿verdad?

- Tengo cara de bromear con algo así? - se mostró molesto- Dime porqué no... Ya una vez me adoptaron a mi, pueden hacer lo mismo con ella, ¿cuál es la diferencia? ¿Qué yo soy un niño sano y ella no?

-Enano, no se trata de eso. Es solo que adoptar a un niño no es así tan fácil, no se trata de decir "me gusta este, me lo quedo". Además, no es algo que solo tú tengas que decidir, también mi papá y Eli.

-Yo sé! Pero y si ellos están de acuerdo? No entiendo como es que no se han decidido, Paz necesita una familia que la ame y la cuide y sé que las monjas la cuidan, pero no es suficiente . Escucha July, tú y Vale tienen a su princesa a quien amo mucho, Gaby y Ale tienen a Pipe a quien también amo, pero ¿y yo?

-¿Tú qué?

- Yo los tengo a ellos mientras pueda, amo pasar tiempo con los bebés y jugar con ellos, pero ¿y después? Después llego a casa y solo está mi perro y no es lo mismo, yo quiero tener a otra princesa aparte de Luna, una princesa a quien cuidar, a quien contarle cuentos por las noches y consolar cuando tenga pesadillas, una princesa que me busque para jugar, así sea con sus muñecas, una hermanita a quien enseñarle todo lo que mi hermana mayor me ha enseñado a mi. Quiero ser un gran hermano mayor así como tú lo has sido conmigo.