Cap. 6

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Bajaron por el tren y acomodaron sus cosas sobre sus baúles para poder llevarlas a rastras, los ayudaban a subir a un autobús que los llevaría directamente a Hogwarts atravesando el pueblo que se encontraba cerca. Remus regañó de nuevo a sus amigos por no etiquetar sus maletas como les había dicho anteriormente, y ahora contemplaba a los tres niños correr con la pluma en mano y escribir en papel adhesivo para colocarlo en sus maletas, era una suerte que pensó en ese dato anteriormente y cargó con el papel por precaución. Esperó a que varios niños de primer año se suban antes al autobús y luego lo hizo con sus amigos, Remus estaba completamente seguro que sería la única ocasión en la que Sirius y James estuvieran en silencio mientras contemplaban por la ventana el lugar. Se veía bastante tranquilo para perspectiva de todos, aunque Remus no podía asegurar si era debido a la hora o simplemente sería así siempre. 

Cuando bajaron lo hicieron con los autobuses estacionándose en un jardín cercano, Remus bajó de último y miró a los cuatro adultos que se iban acercando y gritaban nombres, incluso chicos mayores dejaban sus maletas cerca de cada uno de esos cuatro adultos. 

— ¡Sirius Black! — Llamó una mujer alta y delgada, tenía unos pantalones negros y blusa de botones verde, lentes ovalados y el cabello castaño con mechones grises recogidos en un elegante moño. 

— ¡Presente! — Gritó su amigo casi saltando y corrió arrastrando sus cosas hacía ella. Remus y los demás, quizás por instinto o intuición de lo que significaba el llamado, se fueron acercando detrás de Sirius. 

— ¡Lily Evans! — Una niña pelirroja cruzó junto a ellos y colocó sus cosas igual junto a la profesora, como ella se lo indicó. Remus boqueó un poco cuando vio sus ojos verdes, eran bonitos. — ¡Alice Johnson!...¡Frank Longbottom!... ¡Remus Lupin!...¡Marlene Mckinnon!... ¡Dorcas Meadowes!... ¡Peter Pettigrew!... ¡James Potter! — Una vez todos estaban frente a la mujer, esta dio un asentimiento con la cabeza. — Bienvenidos a Hogwarts, mi nombre es Minerva MacGonagall, soy profesora de lengua y literatura, también doy otras asignaturas dentro de la institución. Pero, aparte de ser su profesora, soy la tutora oficial de los miembros de la casa de Gryffindor. Por el momento me acompañaran al comedor y se sentaran con su propia casa, son aquellos que ya cuentan con sus broches del escudo de nuestra casa y las corbatas rojas con amarillo. Luego de la cena, ustedes se quedarán de último para que yo los escolte personalmente a su dormitorio ¿Quedó claro? — Todos dieron un asentimiento con la cabeza que la profesora aceptó. 

Se colocaron en dos filas para seguir a la mujer dentro del castillo, Remus se mordió el interior del labio para no chillar al ver que el interior era exactamente medieval como se lo había esperado, con el suelo de roca y paredes del mismo material, lo único que hacía que perdiera ese aspecto eran los focos de luz en el techo y los claros interruptores que estaban en algunas paredes. Subieron por escaleras y miraron algunos cuadros coloridos, pinturas y fotografías dispersadas en los muros. Sirius tiró de la manga de Remus para que este no chocara con su compañero de adelante, había estado muy distraído viendo el interior del lugar. Siguieron a la mujer hasta unas grandes puertas cafés abiertas de par en par, en ellas se podía observar varias mesas cuadradas dispersas por el lugar, pero alineadas en filas, a los costados había un bufet completo con algunos ayudantes de la escuela detrás, esperando ordenes de comenzar a servir comida una vez que el director de inicio a la cena. 

En cada fila de mesas estaban ocupadas por los miembros de las casas del lugar, Remus siguió a sus demás compañeros hasta que se sentaron en la única mesa libre que quedaba de los leones. Remus se sentó en la orilla junto a Sirius, Peter fue el único que quedó de frente junto a las niñas porque le ganaron el otro extremo por James. Remus sonrió tímidamente al grupo de niñas que los observaban y luego dirigió su atención al hombre que se puso de pie en lo que era la mesa de los maestros, una sola y larga, para hablar por un micrófono. 

Bajo la Luz de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora