Cap. 56: Cruel Tirano.

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Remus se preparó para su séptimo año con entusiasmo, y con las selecciones de universidades realmente estaba inquieto por comenzar a moverse. Lucius había hablado con él durante todo el día antes de irse a Francia, sugerido discretamente la posibilidad de que entrase a su misma universidad y puedan estar juntos en la misma escuela. La idea fue tentadora, pero la declinó pronto. Era una suerte que en realidad su novio igual comprendiera la importancia de escoger una buena universidad acorde a sus necesidades, no exactamente por sugerencia de otros.

Remus había hablado con él, discutieron sobre las cosas que quería estudiar, y honestamente, la cuestión para él se iba en dos campos muy fuertes; Psicología y maestro. Le gustaba enseñar, pero también quería desempeñar una carrera que ayudase a las personas. Lucius le había recomendado muchas universidades, y a ciencia cierta todavía no estaba muy decidido por cuál. Probablemente habría pasado el resto del verano pensando en eso de no ser porque cuatro días antes de entrar a clases, Benjamín lo llamó por una emergencia.

Pensó que al menos se debía a una especie de broma, pero grande fue su sorpresa cuando llegó a casa de Ben y se encontró a Jean sentada en las escaleras de la entrada con el ceño fruncido en impaciencia. Benjamín iba saliendo de la puerta de su casa cuando él bajó del taxi.

—¿Qué sucede? — Preguntó confundido por los rostros frustrados de sus amigos. Jean se levantó de un salto y se sacudió los pantalones con fuerza.

—Karina, eso sucede — Respondió tajante.

—¿Le pasó algo? — Preguntó preocupado, Karina suspiró con fuerza.

—Es bastante delicado a mi parecer — Dijo Ben confundido.

Siguieron a Ben por cinco cuadras caminando, Remus miraba de reojo a Jean mientras ella revisaba algo en su mochila. Llegaron hasta una casa verde, con pasto falso y muchos flamencos rosados decorando el jardín. El garaje de la casa estaba abierto pero no había rastro de algún vehículo, solo un bate de beisbol, entrecerró los ojos cuando distinguió astillas de cristal rodeando el bate.

Llegaron hasta la puerta y Benjamín presionó el botón del timbre, Remus entrelazó sus dedos hacía delante y sus ojos se abrieron de par en par cuando Karina abrió la puerta. Su cabello estaba muy desordenado, algunos mechones se alzaban hacía arriba desafiando la gravedad en el proceso, sus ojos estaban rojos e hinchados y había algo rojo en su blusa amarilla. Karina estaba en shorts de pijama, y a diferencia de otros días, se veía alterada, de una forma casi inestable.

—¿Ya fuiste con el chisme? — Inquirió a Jean con una sonrisa divertida. La castaña gruñó y sacó de su mochila unas frituras de papas.

—Cierra la boca, sabes que necesitas hablar de esto. Benjamín no será suficiente.

—¿Qué pasó? — Preguntó Remus cuando salió de su aturdimiento. Karina bufó en respuesta y le arrebató el paquete de papas a Jean antes de dejarlos entrar.

—No hay nadie, así que siéntanse cómodos — Informó cuando llegaron a la sala. Remus se dio cuenta de una gran botella de salsa picante en el suelo y asumió que la mancha anterior se trataba de eso. Se sentó junto a Ben mientras Jean recogía todas los contenedores de comida del suelo. —.Se los voy a resumir — Dijo Karina mientras se metía un puñado de frituras a la boca, no sin antes haberlas bañada en salsa y tirarse boca arriba en el suelo —; Mi novio me fue infiel. El muy maldito me lo vino a decir aquí en mi casa.

—Aguarda ¿Qué? — Exclamaron Ben y Remus.

—¿Hace cuánto? — Preguntó Ben. Karina soltó una carcajada y se recostó sobre sus codos para verlos.

—Hace dos semanas. Dijo que se sintió terrible después de eso y que no podía lidiar con la culpa sin que yo no me enterase. Creyó que era imbécil, solo porque lo amenacé me dijo que en realidad sucedió más veces...

Bajo la Luz de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora