Cap.29: El Gusto y La Culpa.

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— ¡Corran más rápido! — Gritó James desesperado mientras atravesaban el corredor del tercer piso con Filch pisandoles los talones. 

Remus, por alguna extraña razón que aún no sabía cómo explicar, iba a la par con James al frente, su delgaducho cuerpo le estaba dejando correr más rápido de lo normal. Por otro lado,  Peter era, nuevamente, arrastrado por Sirius en el camino. 

— ¡Atrapalos señora Norris! — Escucharon gritar al hombre. 

— ¡Pateare a esa horrible gata si se me acerca! — Gruñó Sirius detrás de ellos. A pesar de que respiraban con dificultad por correr tan rápido, cada uno comenzó a reír provocando que sus pulmones dolieran mucho más. 

Hace tan solo unos minutos atrás, Filch los encontró en el baño de chicos recogiendo el agua verdosa que quedó atorada de un lavamanos con el drenaje atorado. Su intención era lanzar esa agua hacía las serpientes con algunos globos, con su blanco principal siendo Bellatrix. Tuvieron la suerte de que aquel lavamanos estaba lleno a rebosar. A Sirius se le ocurrió que era mucho mejor mezclar toda esa agua asquerosa con la normal del retrete, solo para tener mucha más munición para lanzar, y no conforme con eso, pensaba que era mejor agregarle incluso unos huevos de los materiales de cocina de Peter.

Filch ni si quiera tuvo que pensar cuales eran sus intenciones cuando cargaron con los cubos llenos de agua para irse a su dormitorio. Solo bastó que mencionara a la profesora McGonagall para que los cuatro salieran corriendo lejos del hombre. Aunque su plan se torció un poco cuando les bloqueó el paso para bajar por uno de los corredores desiertos, así que ahora se veían en la necesidad de huir por uno abarrotado de alumnos que terminaron siendo empujados por James, Sirius gritaba que se hicieran a un lado y Peter tuvo que acelerar igual para ayudar a despejar el camino. Remus seguía muy ocupado elaborando un plan para no tener graves consecuencias con un castigo, y los merodeadores sabían que si el castaño se preocupaba por chocar con alguien no tendrían salida. 

— ¡Niños ingratos, vuelvan aquí! 

— ¡Lo tengo! — Gritó Remus acelerando el paso. — ¡Dejen de empujar! — Les dijo a sus amigos que solo asintieron con la cabeza y empezaron a aminorar su velocidad. — Agachense. — Ordenó cuando pasaban de nuevo por el abarrotado pasillo, James tenía una brillante sonrisa cuando escuchó los llamados de Filch, poco a poco se iban a perder en la multitud. Cornamenta les hizo señales para que cada se pegara por los diferentes espacios de los muros y salones. 

Remus no lo pensó dos veces cuando llegó al salón de matemáticas, esquivando con algo de dificultad al resto de los estudiantes. Se dio la vuelta en la puerta y con una sonrisa satisfecha vio pasar al guardia entre la multitud, con su gata en brazos, tratando de encontrarlos. 

— Dime que al menos esta vez no esta involucrada mi casa. — Dijo la voz de Severus a su espalda, Remus dio un brinco asustado mientras se giraba hacía él. 

— ¿Ayuda señalar que solo querían atacar a Bellatrix? 

— Definitivamente no, por su culpa esta tensión solo incrementa en lugar de apagarse. — Respondió Snape con tono cansado, Remus se encogió de hombros acostumbrado a la fulminante mirada de Severus. Escuchó la voz de Sirius y asomó de nuevo la cabeza solo para ver a su amigo siendo arrastrado de un brazo por la profesora McGonagall. 

— ¡Tratar de arrojar a la gata del señor Filch no esta bien, Black! — Regañó la mujer. 

— ¡¿Quién le mintió?! ¡Iba a comprobar si podía volar, trataba de darle más crédito a Filch para que sienta que su gata es especial! 

— ¡¿Cómo justifica que fuera desde la ventana?! 

— ¿Más espacio? — Soltó con una carcajada. 

Bajo la Luz de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora