Cap. 2: Escuela.

1.7K 152 37
                                    

Estaba temblando, al menos por dentro, no podía concentrarse adecuadamente mientras que una parte de su mente debatía seriamente en quererse tirar al suelo y aferrarse a la pierna de su padrastro; Lyall Lupin. El hombre, y su mamá, trataban de consolarlo mientras Remus mantenía una expresión completamente serena por fuera para que no se note su miedo.

Cualquier cosa era mejor, absolutamente mejor en ese momento, que entrar a una sociedad repleta de mordedores, gritones, posibles golpeadores y pequeñas bestias que eran iguales a él. Estaba a punto de entrar a una escuela. Se maldecía internamente porque hace siete meses, en uno de sus procesos de recuperación, demostró un buen habito por la educación, una referente pasión y curiosidad por el absoluto conocimiento. Pero algo debió salir mal estos días, la doctora Jun estaba absolutamente segura que Remus ya podía entrar a una escuela para desarrollar sus habilidades sociales, aunque sea un poco más fuera de su familia ¿¡Pero esto!?¿¡Una escuela!? Si bien la idea, cuando se lo plantearon le pareció razonable, tampoco era que exclusivamente lo estaba afirmando.

Respiró profundo, justo como su mamá le enseñó y se aferró a la mano de su padrastro mientras caminaban al interior del lugar; Era un edificio pequeño, de solo dos plantas, pero bastante bien cuidado, con murales entre cada salón, donde se escuchaba las voces de los maestros explicando, en algunos de los niños en coro mientras repetían algo. Pero en ese momento él solo escuchaba el ruido de su corazón en sus oídos. Una mujer se acercó rápidamente, tenía un traje gris y un moño amarillo en el cuero. Se veía ligeramente adulta, seguramente de la edad de su mamá.

- ¡Bienvenidos! Deben ser los Lupin - Dijo ella con una sonrisa mientras saludaba a su mamá y padrastro. -. Oh, mucho gusto - Dijo dirigiéndose a Remus mientras le tendía la mano, el niño la miró con algo de duda y solo levantó la mano a manera de saludo. La mujer decidió ignorar el gesto, pero si sonrisa vaciló un poco. -. Encantada de conocerte, Remus, mi nombre es Miriam, soy la directora del colegio.

- B-Buenos días - Dijo con timidez en respuesta. La mujer sonrió encantada.

- Asumo que ya recibiste tu horario de trabajo - Remus asintió con la cabeza en afirmación. -. Perfecto. Señores Lupin, a partir de ahora yo me encargo. Llevaré a Remus a su grupo correspondiente. Gracias al examen que presentó lo podemos integrar sin problema a los niños de tercer año.

Remus miró con algo de duda a su mamá y esta sonrió dándole ánimos. Dirigió su vista al frente, agradeciendo completamente que la mujer estaba conforme con que le siga y no ofreciera su mano, que había notado era el habito de los adultos a los niños. Tragó en seco cuando doblaron unos cuantos pasillos y llegó hasta su salón de clases, donde escuchaba la voz de un hombre hablando fuerte y claro. La directora tocó en la ventana de la puerta y esperó, enseguida fue abierta por un hombre adulto, algo regordete y con una ligera calva. Pese a que era mucho más grande que Miriam, quería admitir que era de expresión mucho más amable que la directora, así que no tardó en sonreírle.

- Profesor Marvin, él es Remus Lupin, se estará integrando a clases en su grupo.

- El nuevo alumno, por su puesto, un gusto Remus - Remus sonrió y asintió con la cabeza a la atenta mirada del hombre y su sonrisa. -. Bueno, pasemos al salón para continuar con las clases.

Remus esperó a que el profesor entrara primero al lugar para seguirlo, se negaba a ir primero. El hombre intentó tocarlo en la espalda sutilmente, pero fue mucho más discreto en apartarse y el otro se recompuso en un ademán para silenciar al resto de la clase. Varios ojos estuvieron de inmediato sobre él, ruborizándolo.

- Niños, este es su nuevo compañero, Remus Lupin. Trátenlo bien para que se sienta a gusto con todos nosotros... Puedes tomar asiento - Dijo el profesor esbozando una sonrisa, Remus asintió, y evitando observar al resto de la clase, se dirigió a un asiento junto a la ventana, detrás de un niño sonriente de ojos grises que lo miraba con curiosidad. Remus no quiso ser demasiado quisquilloso, pero juraría que ese niño estaba dando botes en su propio lugar.

Bajo la Luz de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora