Cap. 51: Precavido Contra el Padre del Príncipe.

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Meses después...

Se agazapó más contra el acolchonado mueble, su mirada fija en el libro e intentando ignorar que todos sus pensamientos estaban todavía en la escuela.

Hoy fue el último día de clases, mientras ellos regresaban a casa como cada año, los de séptimo tenían una ceremonia conmemorativa por lograr graduarse de la escuela. Remus no pensó en ello con frecuencia, apenas recordaba quiénes fueron los cursos anteriores que se graduaron. Lo veía como una simple ceremonia que daba más alivio a algunos que a otros, el cierre de una etapa que podrás recordar el resto de tu vida como la mejor o la peor. Solo que ahora la concentración de Remus sobre ese evento desvariaba, y no es por menos, había deseado poder estar ahí para felicitar a Lucius.

Malfoy había salido con las mejores calificaciones de su año, y seguramente esté recibiendo más de un reconocimiento por ello. Ya podía imaginar la expresión arrogante en su rostro, intercambiando miradas cómplices con sus amigos que solo ocultaban su orgullo y felicidad del resto. Pensó en obsequiarle algo por el logro académico, pero evitó tocar el tema de nuevo cuando Lucius habló sobre ello. Él también quería que Remus estuviera ahí, así regresarían juntos a Londres, pero los señores Malfoy confirmaron su asistencia al evento y Remus decidió que no era buena idea enfrentarlos tan pronto.

Quería que los padres de su novio lo conozcan adecuadamente cuando se gradué igual de Hogwarts, no solo por la edad, sino para evitar preocuparse sobre ellos tan pronto. Sirius decía que el ego de Malfoy se le estaba pegando, Peter igual reía cada vez que tocaban el tema, pero era James quién lo apoyaba diciendo que no tenía nada de malo querer impresionar a sus futuros suegros, claro que toda la atención que primero ponían en Remus se olvidaba cuando James llamaba a Sirius cuñado.

Si hay algo que Sirius odiase más que Malfoy, es que James decrete a los cuatro vientos su roll en la familia. Aunque, de cierta forma, era reconfortante escuchar esa broma de su amigo, solo así Sirius y Regulus unían fuerzas para discutir contra él (Remus sospechaba que el nivel de disgusto de Regulus igual se inclinaba a la diversión con ese tema).

Cerró el libro con fuerza y sus amigos dejaron de pelear la bolsa de gomitas de Peter. Remus entrecerró los ojos mientras los merodeadores se acomodaban con rapidez en sus lugares, fingiendo que segundos antes no estaban por romper la bolsa donde se escondían las golosinas. Sirius tenía una brillante sonrisa por haber obtenido la bolsa cuando la soltaron.

— Tengo ganas de comer chocolate... — Musitó Remus cruzándose de brazos. James le arrebató la bolsa a Sirius y arqueó una ceja en su dirección.

— ¿Y los que siempre guardas? — Preguntó con los dientes apretados por sostener una gomita naranja con forma de gusano.

— Están en mi baúl.

— ¿Y el que guardas en tu bolsillo para el camino? — Preguntó Peter, estirando la mano para tomar su bolsa de gomitas. Sirius no logró tomar otra y James miró con indignación a Peter mientras se metía unas cuantas a la boca y guardaba el resto en su mochila.

— Me lo comí hace una hora — Respondió Remus con decepción.

No creyó que fuera a necesitar más de un chocolate durante el recorrido, pero con su mente en otro lado, necesitaba más azúcar para superar el viaje. Peter soltó una carcajada por la expresión de Remus.

— No hagas berrinche, Moony — Dijo el chico riendo, metió una de sus manos en su mochila para sacar una barra pequeña de chocolate, los ojos de Remus brillaron de emoción al verla. —. Llevar chocolate contigo siempre es necesario.

— ¡Te mereces el cielo, Pete! — Gimió Remus feliz antes de tomar el chocolate que le ofrecía.

Peter sonrió de oreja a oreja por la concentración que ahora tenía Remus en abrir su chocolate. Luego miró a sus otros dos amigos y su sonrisa se eliminó casi de inmediato, Peter tragó en seco y ocultó su mochila detrás de él.

Bajo la Luz de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora