Cap. 49: Buen Juicio

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El día pasó de una forma tan extraña para él que realmente no se sintió del todo despierto; Su mente podía estar enfocada en sus tareas del día y por ratos era mucho más consciente de los murmullos y señalamientos, cuando esto pasaba, Remus sentía muchos escalofríos en su cuerpo. Bastaba con aferrarse un poco a su ropa para tranquilizarse, o escuchar las burlas extrañas que sus amigos estaban haciendo. Le gustaba la idea de salir a Hogsmead, pero si toda su tolerancia se enfocaba en la escuela, no podía imaginar pasearse por el pueblo en su estado.

"Una cosa a la vez" se repetía a sí mismo.

Cuando recibió el mensaje de Malfoy, solo una corta oración que avisaba que se verían por la noche, Remus se sintió aliviado. No es que estuviera desesperado para verlo, pero al menos Lucius no sería tan obvio e insistente en preguntarle por qué su repentino cambio a la ropa (Llegaba a pensar que seguramente el rubio estaría más que complacido con la elección que hizo). Sus amigos podrán ser los más sobreprotectores del mundo, pero cuando Remus hacía un cambio inesperado, los tres saltaban alarmados. Así como sus padres, pensaba que aquello era culpa suya, tantas pesadillas por las noches, ataques de ansiedad, traumas y pláticas seguro los dejaron con secuelas sobre él.

Lo que lo inquietó, en sus guardias de prefecto junto a Lily, fue que él no le dijera exactamente dónde se verían. Luego de que su amiga decidiera hacer su última ronda e irse por un pasillo contrario, Remus aprovechó para pasearse por la escuela en busca de su novio. Revisó en los invernaderos y subió hasta el tercer piso de la escuela para espiar por una ventana, si Malfoy estaba en el campo de lacrosse lo vería con facilidad desde ahí. Remus le envió otro mensaje de texto, pero ni si quiera los recibía.

Suspiró en rendición y guardó su celular, llevaría su linterna al laboratorio y se iría a la cama. Ya después encontraría una forma adecuada de recompensarlo y verse, seguro alguien lo distrajo de sus rondas o terminó en una reunión con su jefe de casa (En dado caso que Slughorn sea igual de exigente y reglamentario que McGonagall).

Caminó sin dificultad hasta el laboratorio, el lugar perfecto para tener almuerzos a escondidas y guardar sus linternas de Filch. Remus ingresó a la desolada habitación en silencio, revisando por última vez su celular.

— Pensé que nunca vendrías por este lado — Dijo la voz de Lucius. Remus se sobresaltó tanto que su celular salió volando hasta el suelo, Malfoy se cubrió la boca para no soltar una carcajada cuando se inclinó a recogerlo.

— Desde aquí ya sé que te estas riendo — Gruñó Remus, examinando el aparato con detenimiento. Solo cuando estuvo satisfecho de que se encontraba bien, miró a Lucius con los ojos entrecerrados —. ¿Por qué no me dijiste que estarías aquí? Te busqué por toda la escuela...

— Lo lamento, mi celular se averió — Dijo enojado. Remus arqueó una ceja en una pregunta silenciosa —. Theo me empujó jugando cerca del lago, pero no se dio cuenta que yo tenía el celular en la mano.

— ¿Fue cuando me enviaste el mensaje?

— Por eso no pude decirte el lugar, se sumergió por completo en el agua — Dijo este irritado de solo recordarlo. Remus podía decir que el suceso aún le dolía, es por eso que comentó con burla:

— Eso es el karma en todo su esplendor.

Lucius lo miró con una sonrisa divertida, sin moverse aún de su lugar.

— Mi karma inició cuando me empezaste a ignorar... — Dijo por lo bajo, Remus pudo escucharlo — ¿Todavía estás enojado?

— De estarlo no habría pasado cuarenta minutos buscándote por la escuela — Contestó sarcástico, disminuyendo por cuenta propia la distancia que Malfoy no se atrevía a acortar.

Bajo la Luz de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora