Cap. 42: Los Tropiezos De Un Ebrio

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Rabastan dijo la verdad, ese mismo día la profesora McGonagall fue a buscar a Remus a la sala común para llevárselo a la dirección. Remus solo se limitó a señalarle al director que las acusaciones que estaba haciendo Rabastan en contra de su hermano eran ciertas. Al día siguiente la noticia comenzó a divulgarse poco a poco, a pesar de eso Sirius no dejaba de decir que no iba a confiar en Lestrange por más que los ayudase. Remus no replicó, sobre todo porque Rabastan parecía raro, era mucho más fácil encontrarlo alrededor de ellos pero una vez Remus lo interceptaba se daba media vuelta e iba en otra dirección. 

McGonagall igual habló con él en la tarde, preguntando si no le habían hecho nada malo o las formas en que podrían ayudarlo si aquello se repitiese. Remus no quiso hacer tanto alboroto, y lo contrario a lo esperado, solo quería sentarse junto al lago y relajarse contra los rumores que se formaron por la suspensión de Bellatrix y Rodulphus, así que le envió un mensaje de texto a Lucius para que se vieran esa noche. 

El resto del día solo tuvo que aguantar un poco más el peso de sentirse perseguido por Rabastan, los constantes gruñidos de Sirius y los suspiros de James cuando veían a Regulus a lo lejos. Peter era el más calmado, leyendo recetarios en la biblioteca y susurrando con Remus en sus clases libres sobre la emoción que ya sentía por las vacaciones, aunque igual se incluía para ayudar a Moony en sus horarios de estudio y despejar sus tareas antes de tiempo. 

Pero con unas compañeras de Peter rogando porque las ayudase en un trabajo de cocina, Remus se quedó solo en la biblioteca escogiendo un libro de ciencias  cuando tropezó con Rabastan Lestrange, que se mostraba igual de tranquilo como la vez que entró al baño de prefectos junto a su hermano. Fueron sus manos inquietas que sujetaban la correa de su mochila lo que le dio la señal a Remus de los nervios que el mayor estaba sintiendo. 

— Me dijiste que no eras el enemigo y te creo ¿Qué te ocurre? ¿Por qué me sigues a todos lados como un acosador? — Preguntó Remus más irritado por los pasos que este comenzó a tener, casi parecía una sombra. Rabastan rodó los ojos y asintió con la cabeza. 

— No me llevo con Gryffindors — Soltó. Remus arqueó sus cejas. 

— Creo que la mayoría que esta en la escuela lo sabe, Lestrange. 

— Lo sé, igual mi hermano se ha encargado de darme una mala reputación. 

— ¿Qué tiene que ver eso? Ustedes se convirtieron en el nuevo martirio de la escuela, no estuviste tan alejado de tu hermano cuando se la pasaban molestando a otros — Rabastan hizo una mueca, Remus frunció el ceño por la forma dolida que eso le hacía parecer —. ¿Acaso esto viene con tu inusual arrepentimiento? — Los ojos azules de Lestrange brillaron en alivio.

— Sí, y no solo tiene que ver con tus cica- 

— ¡No lo digas! — Gruñó Remus alarmado, la sangre de su rostro bajando repentinamente y Rabastan retrocediendo un paso por el brillo dorado que adquirieron los ojos de Lupin —. Si de verdad quieres que crea eso de la redención, es mejor que no vuelvas a sacar el tema, mucho menos si estamos en un lugar público. 

— Lo siento — Dijo el otro de inmediato, avergonzado —, no hablaré de eso, pero quería que supieras que no solo tuvo que ver ese acto tan... extremo lo que me llevó a entenderlo.

Remus asintió con la cabeza mientras tomaba el libro que buscaba de la estantería. 

— Lo comprendo. 

— ¡Y es por la otra cosa que yo necesito hablar contigo! — Añadió de inmediato en vista de que Remus se iba a dar la vuelta para irse, el castaño arqueó una ceja en interrogación y Rabastan apretó los labios en una línea —. Eres el único gryffindor actual que sé no me ignoraría nada más acercarme. 

Bajo la Luz de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora