Cap. 11: Cálido y Frío.

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Cuando Remus baja de la estación de tren, se queda parado entre sus amigos buscando a sus papás no queriendo alejarse demasiado para no comenzar a chocar entre la multitud de padres que gritaban el nombre de sus hijos. Honestamente ¿Cómo podrían sus hijos siquiera escuchar sus nombres entre los gritos de todos?

— ¡Mis padres están por ahí! — Anunció Peter con emoción y se giró para ver a sus amigos, que seguían rodeando a Moony como guardaespaldas. Remus sonrió con ternura cuando abrazó a James y Sirius. — ¡Envíenme mensajes cuando lleguen a sus casas!

— Igual, Pet, ¡Diviértete! — Le dijo Sirius mientras agitaba la mano para despedirse de él cuando se fue corriendo. Sirius continuó observando a su alrededor hasta que soltó un pequeño jadeo y señaló entre la multitud. — ¡Encontré a tu papá, Moony!

Remus miró enseguida la dirección en la que Sirius apuntaba solo para ver a Lyall ahí parado, agitando su mano y con una brillante sonrisa cálida. Remus sonrió de oreja a oreja, junto a sus amigos se abrió paso hasta llegar con sus papá y dejar que este le rodee en un abrazo de un segundo. Buscó con la mirada a su mamá, pero Lyall estaba solo.

— ¡Buenas tardes, Sr. Lupin! — Dijo James con cortesía, Sirius se sobresaltó y lo imitó de inmediato para saludarlo, internamente agradecía que sus padres no estuvieran cerca para ver su falta de sus modales, no estarían nada contentos.

-—Hola, niños ¿sus padres donde están? — Preguntó Lyall mientras recogía la maleta de Remus.

– No tardarán en llegar los míos. — Dijo James mirando alrededor con una sonrisa. — Mi mamá dijo que estaban buscando un lugar para estacionarse.

— No los culpo, la estación está algo llena con tantos padres que vinieron por sus hijos. — Comentó Lyall.

Remus sonrió y su mirada recorrió el lugar para ver si encontraba a los padres de sus amigos, pero se dio cuenta de la forma en la que Sirius suspiró y su mirada ensombrecio con algo parecido a decepción. Siguió el curso de su mirada y encontró a su amigo observando a un hombre viejo, encorvado y con una nariz ganchuda bastante grande. Ciertamente se veía como un hombre al que la vida lo había amargado mucho, quizás peor que Filch, el guardia de Hogwarts.

— Ya vinieron por mí. — Dijo Sirius, James de inmediato busco a los padres de Sirius, lo que provocó que Remus frunciera un poco el ceño por la actitud del niño. Pero obviamente dejó esa tarea de lado cuando se dio cuenta que Sirius tenía una expresión algo triste. - Que tengan unas felices fiestas, chicos. - Dijo con bastante cariño tras abrazar a James y darle una palmada a Remus en su brazo, una bastante suave.

Sirius caminó a los ojos de sus amigos mientras llegaba junto al hombre, que hizo una reverencia torpe mientras una mueca era cubierta por una sonrisa de mera cortesía, totalmente fingida.

— Oh...es Kreacher. — Remus enseguida reaccionó a lo que dijo James y comprendió la triste mirada de Sirius.

Kreacher era el mayordomo principal de la casa Black. Sirius ya había comentado lo muy desagradable que era el viejo con él, sobre todo por su comportamiento efusivo, encontrándolo más de una vez cuchicheando con sus padres sobre su comportamiento indigno para alguien de tan alta categoría.

Para Remus era una total tontería que sus padres dijeran tal cosa de un niño, sobre todo de su hijo, no esperaba que un niño se comporte como un hombre adulto, en algún momento tenían sus comportamientos infantiles por más que cualquiera de los niños ricos, que ya había conocido bastante en su escuela, intentara aparentar que eran más "maduros" para su edad. La única culpa que Sirius cargaba sobre sus hombros era el hecho de que era un niño muy imperativo, era inevitable ocultarlo. Obviamente escuchar a sus padres, de por si distantes a él, decirle eso al mayordomo solo empeoraba la situación.

Bajo la Luz de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora