Cap. 18: Secreto Naufrago.

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La casa de campo de los Potter estaba a las afueras de Londres, alejado de los ruidosos autos, de los edificios o incluso casas cercanas. Quedaba justo en un claro con bastos árboles que lo rodeaban y la casa era mucho más grande que la que tenían en la ciudad, pero no por ello Remus la veía como una mansión. No, en realidad era una simple casa de dos pisos junto a una granja pequeña que ellos tenían; Tenían cercas rodeando un terreno donde pastaban las vacas, otros corrales donde había unos cuantos caballos, ovejas, cerdos, pero su favorito era la caseta y corral de las gallinas. Incluso llegaron a adoptar una adorable gallina blanca a la que James insistió en llamar "Tuffy", Sirius lo molestaba diciendo "La futura sopa de almuerzo".

Pasarían ahí una semana, de sus últimos días de vacaciones, y mientras lo hacían la señora Potter se encargó de asignarles tareas durante la mañana para que en la tarde ellos puedan jugar a gusto. Lo vieron como un trato justo, así que se dividieron sus dos tareas de esa mañana, y mientras James y Remus ayudaban a tender las sabanas que la Sra. Potter lavó, Sirius y Peter fueron los encargados de alimentar a las gallinas e ir por unos cuantos huevos para completar los que había en la cocina. Remus terminaba de colocar bien el tendedero y James traía en sus brazos la canasta de ropa.

— Es enserio, Moony, este año te aseguro que seremos jugadores oficiales. — Decía el de lentes con emoción mientras colgaba las fundas de almohadas. Remus no dejaba de lado que las voces de los cuatro estaban roncas, fruto de su crecimiento a la adolescencia, pero era imposible no reírse cada vez que su voz sonaba extraña, sin querer, cuando hablaban. En ocasiones parecía ronca y de un momento a otro una silaba era muy aguda, y justo ahora la voz de James desentonó tanto que fue mucho más notorio, así que soltó una leve risita antes de responder:

— Sería tonto que no los metieran por el capitán ¿No dijeron que tenían asegurado su lugar?

— Lo tenemos, pero no hay que ilusionarnos mucho si de un momento a otro seleccionan a alguien más en lugar de Sirius, o que incluso pongan a alguien en mi lugar. — Remus meditó la idea, en parte era lógico, pero contradictorio.

— Dices eso, pero aseguras que van entrar.

— Estoy en equilibrio con las ilusiones y practico ser realista. — James comenzó a reír con Remus por ese comentario, tiraban de una sabana azul mientras uno de cada extremo la colocaba en el tendedero de forma uniforme para que no se fuera a arrastrar contra el suelo. — Regulus dice que debo practicar ser mas realista, es por eso que lo hago. — Remus miró con escepticismo a James que sonreía abiertamente mientras sacudía otra funda.

— ¿Hablas con Regulus?

— Así es, el último día de clases le dije que reduciría mis molestas formas de adularlo si me daba su número.

— ¿Y aceptó? — James asintió con la cabeza rápidamente.

— Hablamos un poco, al menos las veces que me ha contestado podemos hacerlo durante unas horas.

Remus observó con detenimiento el brillo en los ojos de James, por un momento se quedó algo tenso pensando en la extraña forma de convivencia que Potter tenía con el menor de los Black. Regulus podía ser muy frío, la mayoría del tiempo, incluso algo arisco. James era todo lo contrario, obviamente había un choque entre ellos dos cada vez que el mayor molestaba al otro, porque si algo era igual de claro para Lupin era que Regulus no toleraba muy bien las bromas, no solo por ser un testigo, si no porque Sirius muchas veces ha dicho que se ha peleado con Regulus por lo mismo. Pero no podía imaginarlos hablando sin el menor insistiendo en que lo deje de hacer o James buscando lo contrario.

No los entendía, no entendía su amistad, no tenía la menor idea de cómo se formaba una especie de relación con alguien como ellos. Solo podía visualizar el rostro hastiado de Regulus y James ahí luciendo como un cachorro juguetón.

Bajo la Luz de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora