Cap. 54: Sentimientos Magníficamente Mutuos.

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La habitación de Malfoy era casi del doble de tamaño que la suya, Remus consideraba graciosa la parte de que Lucius prefiera tener un baño más grande que un dormitorio pero él aseguraba que ambos eran proporcionales en sus tamaños. No era nada sutil o sencilla; Las paredes eran de un color gris pastel, solo una de las cuatro paredes estaba destinada a un fin decorativo y era la que estaba junto al gran ventanal del cuarto que daba a los jardines. Los cuadros coloridos y fotografías estaban cuidadosamente colocados entre ellos, a distancias iguales y con algo de desorden entre los tamaños. Por debajo de esos cuadros había una larga repisa con libros viejos, Lucius le habló sobre los regalos de sus abuelos y lo dejó husmear entre su colección de clásicos.

Su escritorio estaba del otro lado del ventanal, grande y con más de una pantalla para trabajar. Sin embargo, lo que llamó la atención de Remus cuando entró de vuelta a la habitación luego de comer, era el estuche de violín asentado junto a la mesita de noche de la cama. Lucius no tardó en regresar y lo agobió de preguntas sobre el misterioso instrumento.

— Mi mamá me enseñó a tocar cuando tenía once años, fue antes de irme a Hogwarts — Comentó mientras sacaba el arco del estuche junto al violín. —. Estaba orgullosa de enseñarme las notas básicas en un mes, en el siguiente ya podía tocar una que otra canción, solo cortas melodías.

—¿Eras bueno?

—No, estaba cerca de lo mediocre. Mi papá dijo que no soportaba el chirrido y que rompería los cristales si lo seguía intentando — Dijo con una risotada, Remus igual sonrió —. Mis abuelos también querían que aprendiera a tocar, bueno, solo mi abuela paterna me dijo que lo hiciera junto a mi mamá. Era divertido en un inicio, pero luego de unos años le perdí el gusto. Solo conservé el violín a petición de mi mamá, decía que en cualquier momento querría volverlo a tocar, pero lo dudo mucho. Su sonido me parecía triste.

— ¿Estás seguro que no eran las canciones? — Inquirió, Lucius se quedó en silencio unos segundos hasta que bufó en respuesta.

— Ahora que lo pienso es posible, pero eran las únicas canciones que mi mamá conoce. Tengo entendido que mi abuelo materno lo tocaba y él le dijo que las melodías en violín eran una forma de espantar la miseria.

—No creí que tu madre fuera supersticiosa.

—No lo es, pero amaba mucho a mi abuelo. Su mamá la abandonó cuando tenía siete años y mi abuelo la crío, era un hombre muy fuerte y estricto, pero mi mamá dice que la trataba como una princesa por ser su única hija. Me hubiera gustado conocerlo, pero falleció unos meses antes de que naciera.

—Tu mamá debió sufrir mucho... — Murmuró con lastima. Lucius asintió con la cabeza y se apartó de la cama para irse a la pared repleta de fotos y pinturas. Remus observó con atención cuando descolgó un marco de una foto y se acercó de nuevo a su lado para enseñarle. Se trataba de un marco dorado con una fotografía a blanco y negro de una niña de cuatro años con un vestido muy pomposo sentada en un banco, arrodillado junto a ella estaba un hombre joven con una sonrisa de oreja a oreja. Remus inclinó el rostro con aire analítico. —Mmh... Te pareces a él cuando sonríes — Lucius soltó una carcajada y asintió con la cabeza.

—Es la segunda herencia por parte de la familia de mi mamá, mi primera herencia fue el nombre, tengo el mismo que mi abuelo. — Comentó con alegría. Ambos se quedaron en silencio, Lucius miró a Remus de reojo y se aventuró a decir: —Tú te pareces mucho a tu mamá.

—Lo soy, su viva imagen masculina al menos. Hope se parece mucho a Lyall.

Fingió seguir interesado en la fotografía, pero esperaba que Lucius hiciera la pregunta que se guardó durante la cena. Los vio, Remus sabe que notó las cicatrices en su cuerpo, de nada serviría que intentase cubrirlos con la camisa cuando abrió la puerta, se quedó al menos diez segundos petrificados y el solo pudo avergonzarse todavía más. Sus amigos igual se asombraron la primera vez que vieron sus cortes en la primaria, pero no se quedaron petrificados.

Bajo la Luz de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora