Cap. 48: El descubrimiento de la Rata y el Ciervo

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Los chismes en la escuela eran el defecto propio de instalación. La reputación para cada estudiante pendía siempre de las bocas del resto, latente e injusto, de alguna forma terminaba afectando hasta a la persona más indiferente posible. Siempre dependía de la importancia ejercida, y quizás para algunos dure un segundo de miradas, pero otros tendrán que soportarla constantemente.

Eso no era justo. Y lo hacía todavía peor que la mayoría intentara usar este método para atormentar al resto.

Remus no podía culparlos, quizás la curiosidad era demasiado embriagadora para dejarla pasar, o seguían siendo tan entrometidos en sus aburridas vidas que necesitaban meterse en otras.

James y Sirius fueron los primeros en enterarse, y al menos el primer día, hicieron todo lo que estuvo en sus manos para que Remus no los escuchara. Pero era inútil intentarlo, Moony era consciente de que esto podría pasar y de alguna manera estaba esperando que las voces y señalamientos comenzaran. Lucius enviando mensajes a cada hora tampoco era buena señal, y apenas tuvo la suficiente sensatez para responderle que se encontraba bien.

Cuando se reunieron para la hora de la cena, fue Frank quién le preguntó si lo que decían era verdad. La mayoría de sus compañeros de Gryffindor estaban tan exaltados con los rumores que incluso Lily y Alice terminaron peleándose en la biblioteca con un grupo de Hufflepuff's.

No pasó a mayores, claro que nadie más se atrevió a hacerle una burla o comentario de frente, Sirius y James tenían cero control cuando se trataba de eso (Remus y Peter apenas eran suficiente para contenerlos).

Sus hombros ya le dolían por el peso de los chismes. Rodulphus seguramente se deleitaba con eso, no disimulaba nada el demostrar estar tan orgulloso del caos que él logró comenzar que no disimulaba nada las miradas y sonrisas burlonas cuando se cruzaban en un pasillo. Bellatrix tampoco era indiferente, resultaba ser la única idiota en burlarse directamente de Remus, gritando a los cuatro vientos que podía distinguir algo raro debajo de sus mangas.

Los profesores también hicieron lo que pudieron, regañando, hablando con Remus y bajando puntos cada vez que escuchaban algo, pero la mayor parte del tiempo perdían el control en los estudiantes cuando estaban fuera. Remus agradecía su ayuda, incluso el director lo comenzó a citar más seguido a su oficina para pláticas tranquilizantes y ver si de alguna forma lograba sacarle quién fue el que dijo todo eso. Dumbledore era tan astuto, pero señalar a Rodulphus como sospechoso no era suficiente, sin pruebas no había mucho por hacer.

Él igual hacía lo que podía, con los estudios, las tareas y las clases, tenía algunas excusas para concentrarse en otra cosa e ignorar a todos, pero no era suficiente. El agotamiento mental empezaba a ser intolerable, y para el viernes, Benjamín hizo una video llamada, a petición de los merodeadores, para hablar con él y distraerlo.

— Por dios ¿Qué te pasó? — Preguntó su amigo a través de la pantalla del celular. Remus sonrió avergonzado y se encogió de hombros, las ojeras no se ocultaban fácilmente y el tamaño de las suyas había aumentado solo en unos pocos días — ¿Por qué parece que no has dormido en un año?

— Para tu beneficio no lo he hecho en la semana — Contestó burlón. Benjamín frunció los labios, parecía claramente disgustado por su respuesta.

— Eso no es divertido, Remus. Tus amigos me dijeron que no te estabas sintiendo bien ¿Es cierto? ¿Necesitas algo?

Remus negó con la cabeza y soltó un suspiro largo mientras se asomaba a la ventana que tenían en el dormitorio. Apenas era de tarde, el sol comenzaba a ser más cálido y los indicios de invierno se comenzaban a desvanecer.

— En la escuela comenzaron un tonto rumor y... eso no me ha dejado en paz.

Benjamín juntó sus cejas.

Bajo la Luz de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora