Cap. 33: Sorpresa En La Mansión Sombría.

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Lily solía tener algunos tiempos libres para enviar correos a su hermana mayor y contarle su vida en la escuela. Sus mensajes solían ser bastante largos y con todo lujo de detalle, incluso a veces lograba sacar una que otra foto para mostrarle a ella y adjuntarla en el escrito. Petunia era muy exigente y siempre alaba a la perfección, si Lily no satisfacía sus expectativas con sus mensajes para ella y sus padres, esta misma solía dejarle muy en claro todos sus errores para que logre cumplirlos. Lily, lejos de parecerle algo fastidioso, lo interpretaba como algo que podría satisfacer la necesidad desamparada de su hermana por no haber obtenido la beca. 

Petunia había aplicado para obtener la oportunidad de presentar el examen y entrar, pero estuvo solo unos puntos baja sin lograrlo. A partir de esa experiencia, ella fue la encargada de supervisar sus estudios para que Lily no sufriera el mismo infortunio. Y como logró aprobar su examen, Petunia decía que debía dar todos los detalles de sus días y el lugar.

Sin embargo, tener un buen promedio y pasar mucho más tiempo estudiando de lo debido igual pasaba factura. Lily terminaba hasta tarde sus deberes, las oportunidades de escribir sus correos a su hermana tenían que esperar de último. Así que ahí estaba ella, con su laptop en una de las esquinas de la sala común de Gryffindor, y los ojos casi entrecerrados por el sueño, terminando de narrar un párrafo a Petunia de la clase de matemáticas, y que necesitaría con más urgencia uno de sus consejos para resolver ecuaciones. Si pasaba otro rato más en la biblioteca leyendo libros avanzados, la cabeza le iba a explotar, así que si no le preguntaba a Remus tendría que acudir al método medieval y largo de Petunia. 

— ¡Al fin! — Suspiró ella mientras cerraba su laptop y se estiraba lánguidamente en la mesa de trabajo en la que se encontraba. Eran casi las tres de la mañana y sus ojos le ardían por el sueño, incluso el trasero le dolía por pasar hora y media en esa incomoda, pero necesaria, silla. Si no fuera porque a Marlene le estaba molestando la luz, Lily se habría quedado en el dormitorio trabajando, y a falta de una mejor idea, bajó a la sala común. 

Agarró el resto de sus cosas para ponerlas en su mochila y revisó su horario de las clases que tendría en unas horas. Estaba por apuntar los deberes extra que le faltaron por terminar esa noche cuando escuchó el crujir de una puerta. Alarmada, se deslizó rápidamente debajo de la mesa pensando en que seguramente sería algún prefecto que terminaba las jornadas tarde. Frunció el ceño cuando vio entrar a Remus con una suave sonrisa, Lily casi esperaba encontrar a cualquiera de sus otros inseparables amigos, pero no fue así. 

"¿Qué se supone que haces tan feliz a esta hora, Rem?" pensó la pelirroja cuando el chico subió las escaleras a los dormitorios de hombres. 

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— ¿A las tres de la madrugada? — Repitió consternado Severus mientras se dirigían a la biblioteca luego de que las clases terminaran. — ¿Qué hacías despierta a esa hora? 

— ¿Enserio? ¿De lo que te acabo de decir es lo más raro que te parece? — Lily puso los ojos en blanco. 

— Bueno, es Remus, en algún lado debía tener un comportamiento raro si sus amigos son tan... así. — Severus señaló con su cabeza al final del pasillo donde James Potter y Sirius Black estaban caminando con las piernas muy abiertas en una especie de competencia, Remus y Peter iban detrás caminando con normalidad, el primero ignoraba a sus amigos mientras leía un libro y el segundo tenía su celular a la mano mientras gritaba algo, probablemente contando. 

Lily hizo arrugó la frente mientras negaba con la cabeza divertida, no era la primera vez que esos cuatro llamaban la atención de la mayoría de los estudiantes de la escuela; por ridiculez, por bravuconería, por indiferencia o timidez, eran el grupo más disparejo y extraño que podías ver. 

Bajo la Luz de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora