Por fin.

1.3K 47 12
                                    

Llevo una semana aquí, no he vuelto a ver a Hugo. Mateo viene cada noche a la puerta de mi casa para hablar conmigo un rato y luego se va a dormir, porque se nos hacen las tantas.
Tengo un lío en la cabeza muy grande, porque aunque estoy feliz con Dylan, creo que mi corazón no ha logrado olvidar a Hugo y, estando tan cerca es imposible ayudar a que ambos se pongan de acuerdo.

Me he levantado, he desayunado y lavado mis dientes, me he puesto un chándal y estoy estudiando cosas para el año que viene. Echo de menos a Martina, desde aquella vez solo me ha hablado un par de veces, nos perdonamos pero ya nada ha vuelto a ser igual. No necesito amigos por compasión, eso desde luego.
Estoy en la cama, con las piernas cruzadas y mi Mac encima de ellas cuando llama mi padre a la puerta.

-Abigail-me dice mirando.
-Dime, papá- le contesto quitándome las gafas de vista.
-¿Puedes bajar un momento a ayudarme con una caja? - me señala el piso de abajo.
-Claro-digo dejando el Mac en la cama y calzándome.

Bajo detrás de él un poco despistada mirando mis pies no me vaya a caer y cuando pongo la vista al frente, me encuentro con Dylan.

-Dylan-grito y me abrazo a él- ¿Que haces aquí? - digo perpleja.

Perpleja porque en realidad, no me ha hecho la ilusión que esperaba. Pero aún así, lo abrazo con mucho entusiasmo porque si me alegro de que haya venido.

-Sorpresa-me devuelve el abrazo-he venido con Nico y Edu, asique me quedo unos días. Mate me ha dicho donde vives-me dice y mira a mi padre-soy Dylan, encantado-le da la mano.

Mi padre le devuelve el saludo pero está serio. Le cuesta relacionarse con chicos de mi misma edad. Supongo que tiene miedo de que me pase lo mismo aunque yo se que no volverá a pasarme.

-¿Quieres que vayamos a la piscina? - me dice señalando la puerta-van a ir todos-me sugiere.

Yo me atraganto con mi propia saliva y le niego con la cabeza.

-Esque estoy estudiando-le pongo una excusa.

Él mira perplejo a mi padre y luego a mi.

-Es verano-frunce el ceño.

Yo levanto los hombros y le miro fijamente como si me importara un bledo lo que me está diciendo.

-Ven a la piscina, Abi. Luego a medio día estudias-me propone.

Yo niego.

-Abigail-dice mi padre un poco serio-debes salir.

Yo cierro los ojos, suspiro y finalmente asiento.

-Espera que me prepare. Esta vez no llevaré nada arreglado, la última vez me lo robaron-digo subiendo las escaleras.

Un vestido de leopardo, mi bikini negro favorito y unas sandalias de agua con plataforma es lo que decido ponerme. No voy a negarlo, he rezado a todos los Santos para que Hugo no vaya, pero se que le encanta la piscina y que, probablemente, sea el primero en estar allí. Cojo mi mochila donde solo llevo las llaves del coche, un poco de dinero suelto y una toalla y bajo las escaleras. Dylan esta hablando con mi padre tan tranquilamente, como solía hacer Hugo.

-Ya podemos irnos-digo un poco molesta.

Dylan me sigue y sin decir apenas nada nos montamos en el coche y nos vamos a la piscina.

Hemos aparcado, el corazón me va a mil y no es porque Dylan esté aquí, sino porque veo a Hugo desde la puerta de la piscina. Está sentado en una amaca bajo la sombra, con toda la ropa puesta mientras ve a los demás bañarse. Se nota que no lo está pasando bien.

-HOLA- grita Dylan a la gente que hay en la piscina.

Yo lo hago detrás de él, pero enseguida fijo la vista en Hugo. Él aparta la mirada y hace como que no me ha visto. Nos acercamos a las amacas reservadas y dejamos las mochilas.

-Que dices tío-le choca la mano a Hugo.
-Aquí, chaval-le contesta Hugo.
-¿No te bañas? - arquea Dylan una ceja.
-Emm..., sí. Ahora en un rato iré, bro, que me acabo de levantar-sonríe.
-Te espero allí, ¿vienes, Abi? - me pregunta.

Yo estoy dejando las cosas en la amaca y veo como Hugo aprieta la mandíbula cuando pronuncia mi nombre.

-Ahora iré, voy a mirar unas cosas-le digo.

Dylan sale corriendo y se lanza a la piscina de golpe, el socorrista le llama la atención, pero hace oídos sordos.

-¿Llevas alguna herida? - miro a Hugo cuando me siento a su lado.
-¿Porqué preguntas? - me contesta borde.
-¿Porqué no te bañas si te encanta? - le digo con su mismo tono.

Él sopla y niega con la cabeza.

-Maldita sea- dice frustrado- sí- acaba diciendo-ayer grabando me caí y me he quemado la lumbar. Fui al médico y me dijo que era mejor que no me diera el sol-suspira-Mon me ha obligado a venir para no estar encerrado todo el día en casa-me explica.

Yo lo miro guiñando un ojo.

-Vaya. Eso ha debido de doler. ¿Me dejas verlo? - le pregunto con curiosidad.

Hugo se gira y se levanta la camiseta. Su herida es bastante grande.

-Sería bueno que te compraras gasas con vaselina. Hace que cicatrice muy bien-le explico- así se te pegará en todo momento a la ropa y te quedará mucha marca-lo miro mientras se baja la camiseta.
-Vale-me responde.
-¿Se puede saber que te pasa? - levanto una ceja irritada.
-¿A mi? - me dice sarcástico-¿Qué me puede pasar? Esta genial que vengas aquí con el chico que te gusta o sales con él o lo que sea que tengáis después de las palabras que tuvimos el otro día -me mira con dolor en los ojos-seguro que no significaban nada-suspira-no me pasa nada-y vuelve a mirar a la gente.

Seguidamente coge su teléfono, se planta su gorra y se levanta.

-Me voy a casa. No puedo con esta situación-y sin decir nada más ni despedirse de nadie se va.

Yo lo miro hasta que sale por la puerta, luego miro a los demás que tienen cara de incertidumbre y hay algo que me hace reaccionar.
Dylan me mira serio pero me hace un gesto hacia la puerta y afirma. Me levanto limpiando mis lágrimas y salgo corriendo detrás de Hugo.

-¡HUGO! - grito con mis lágrimas cayendo- ¡HUGO! - corro más rápido.

Él se gira cuando llega a la esquina y me mira frunciendo las cejas y cuando me acerco a él agitada, paro respiro y lo miro a los ojos.

-¿Qué explicación quieres? - le digo con la voz un poco alta- ¿Que no he logrado olvidarte y que te echo de menos? ¿Eso quieres oír? - digo llorando-¿Que no puedo sacarme de la cabeza todas las noches que dormíamos juntos o todos los viajes que echábamos al poli a recoger a tu hermana solo para vernos veinte minutos al día? - sollozo- ¿Que no quiero que te vayas de mi lado nunca? - le grito.

Él me mira y su pecho va a mil por hora. Seca sus lágrimas con el cuello de la camiseta y sin decir nada y con cara de indignación se acerca, me coge del cuello y bruscamente me besa. Como si anelara algo que ya no tenía. Yo lo cojo de la camiseta por la cintura e intento que en ese instante no haya hueco entre nosotros y todo espacio me parece demasiado lejano. Lejano ha sido el tiempo que he estado sin él. Lejano ha sido todo lo que le he echado de menos.

Pero ahí estamos una vez más, besándonos en una calle cualquiera donde todo el mundo puede vernos sin importar la opinión de los demás. Esto es lo que he estado esperando estos siete meses y ahora que lo tengo, esa presión del pecho se ha ido.
Abro un momento los ojos, sus lágrimas siguen cayendo con culpa y yo se las limpio.

Sea lo que sea esto, estamos destinado. Hugo es mi hilo rojo que tanto dudaba que existiera.
Y me encanta.

Hola hola!!!! Como estáis, familia?!!
Espero que todos estéis genial.
ESTO ESTA LLEGANDO A SU FIN, que no cunda el pánico, sabéis que tengo pensado cositas para que no os aburrais en casa.

¿Qué os parece este capítulo? ¿Funcionará está relación o Abi pensará que es mejor no tenerlo?

Espero que os esté gustando. Gracias por todo el apoyo que tengo. No os olvidéis dejar en los comentarios lo que opináis y darle like para saber que os está gustando.

Muchos besos. Nos vemos pronto!! ❤️

Life HaackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora