A veces no te importa —comento quejosa—. Quizá debería ir a buscar un rotulador y podríamos hacer un mapa de las zonas prohibidas.
Arquea una ceja.
—No es mala idea. ¿Dónde está tu dormitorio?
Señalo con la cabeza. ¿Está cambiando de tema aposta?
—¿Has seguido tomando la píldora?
Maldita sea. La píldora.
Al ver mi gesto le cambia la cara.
—No —mascullo.
—Ya —dice, y junta los labios en una fina línea—. Ven, comamos algo.
—¡Creía que íbamos a acostarnos! Yo quiero acostarme contigo.
—Lo sé, Camz.
Sonríe y de repente viene hacia mí, me sujeta las muñecas, me atrae a sus brazos y me estrecha contra su cuerpo.
—Tú tienes que comer, y yo también —murmura, y baja hacia mí sus ardientes ojos verdes—. Además... la expectación es clave en la seducción, y la verdad es que ahora mismo estoy muy interesada en posponer la gratificación.
Ah... ¿desde cuándo?
—Yo ya he sido seducida y quiero mi gratificación ahora. Te suplicaré, por favor —digo casi gimoteante.
Me sonríe con ternura.
—Come. Estás demasiado flaca.
Me besa la frente y me suelta.
Esto es un juego, parte de algún plan diabólico. Le frunzo el ceño.
—Sigo enfadada porque compraras SIP, y ahora estoy enfadada porque me haces esperar —digo haciendo un puchero.
—La damita está enfadada, ¿eh? Después de comer te sentirás mejor.
—Ya sé después de qué me sentiré mejor.
—Camila Cabello, estoy escandalizada —dice en tono burlón.
—Deja de burlarte de mí. No estás jugando limpio.
Disimula la sonrisa mordiéndose el labio inferior. Tiene un aspecto sencillamente adorable... de Lauren traviesa que juega con mi libido. Si mis armas de seducción fueran mejores, sabría qué hacer, pero no poder tocarla lo hace aún más difícil.
La diosa que llevo dentro entorna los ojos y parece pensativa. Hemos de trabajar en eso.
Mientras Lauren y yo nos miramos fijamente —yo ardiente, molesta y anhelante, y ella, relajada, divirtiéndose a mi costa—, caigo en la cuenta de que no tengo comida en el piso.
—Podría cocinar algo... pero tendremos que ir a comprar.
—¿A comprar?
—La comida.
—¿No tienes nada aquí?
Se le endurece el gesto.
Yo niego con la cabeza. Dios, parece bastante enfadada.
—Pues vamos a comprar —dice en tono severo y, girando sobre sus talones, va hacia la puerta y me la abre de par en par.
—¿Cuándo fue la última vez que estuviste en un supermercado?
Lauren parece fuera de lugar, pero me sigue diligentemente, cargando con la cesta de la compra.
—No me acuerdo.
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Atormentada por las sombras II - Camren
FanfictionContinuación de una de las historias mas intensas que he leído, fuera de lo sexual.