Los ojos de Patrick tienen un destello azul muy oscuro, y sonríe con aire despectivo mientras mira con lascivia mi cuerpo de arriba abajo.
El miedo me deja sin respiración. ¿Qué es esto? ¿Qué quiere? De algún lugar del interior de mi mente y a pesar de mi sequedad de boca, surge la decisión y el valor para forzarme a decir algunas palabras entre dientes, con el mantra de mi clase de autodefensa, « Haz que sigan hablando» , girando en mi cerebro como un centinela etéreo.
—Patrick, no creo que ahora sea buen momento para esto. Tu taxi llegará dentro de diez minutos, y tengo que darte todos tus documentos, perderás el vuelo.
Mi voz, tranquila pero ronca, me delata.
Él sonríe, y cuando finalmente esa sonrisa alcanza a sus ojos, tiene un aire despótico de « me trae totalmente al pairo» . Su mirada brilla bajo la cruda luz del tubo fluorescente sobre nuestras cabezas en este cuarto gris y sin ventanas. Da un paso hacia mí, sin apartar sus ojos refulgentes de los míos. Lo miro, y veo sus pupilas dilatadas, el negro eclipsando al azul. Oh, Dios. Mi miedo se intensifica.
—¿Sabes?, tuve que pelearme con Emma para darte este trabajo...
Se le quiebra la voz y se acerca un paso más, y yo retrocedo hasta los desvencijados armarios de la pared. Haz que sigan hablando, que sigan hablando, que sigan hablando.
—¿Qué problema tienes exactamente, Patrick? Si quieres exponer tus quejas, quizá deberíamos decir a recursos humanos que estén presentes. Podemos hablarlo con Emma en un entorno más formal.
¿Dónde está el personal de seguridad? ¿Siguen en el edificio?
—No necesitamos a recursos humanos para gestionar esta situación, Mila— dice desdeñoso—. Cuando te contraté, creí que trabajarías duro. Creía que tenías potencial. Pero ahora... no sé. Te has vuelto distraída y descuidada. Y me pregunté... si no sería tu novia la que te estaba llevando por el mal camino.
Pronuncia « novia» con un desprecio espeluznante.
—Decidí revisar tu cuenta de correo electrónico, para ver si podía encontrar alguna pista. ¿Y sabes qué encontré, Mila? ¿Sabes lo que no cuadraba? Los únicos e-mails personales de tu cuenta eran para la egocéntrica de tu novia. —Se para y evalúa mi reacción—. Y me puse a pensar... ¿Dónde están los e-mails que le envía ella? No hay ninguno. Nada. Cero. Dime, ¿Qué está pasando, Mila? ¿Cómo puede ser que los e-mails que te envía ella no aparezcan en nuestro sistema? ¿Eres una especie de espía empresarial que ha colocado aquí la organización de Jauregui ¿Es eso?
Dios, los e-mails. Oh, no. ¿Qué he puesto en ellos?
—Patrick, ¿de qué estás hablando?
Trato de parecer desconcertada, y resulto bastante convincente. Esta conversación no va por donde esperaba y no me fío lo más mínimo de él. Alguna feromona subliminal que exuda del cuerpo de Patrick me mantiene en máxima alerta. Este hombre está enfadado, es voluble y totalmente impredecible. Intento razonar con él.
—Acabas de decir que tuviste que convencer a Emma para contratarme. ¿Cómo pueden haberme introducido aquí para espiar? Aclárate, Patrick.
—Pero Jauregui se cargó lo del viaje a Nueva York, ¿no? fue ella quien evito que tu viajaras conmigo.
Oh, no.
—¿Cómo lo consiguió, Mila? ¿Qué hizo tu poderosa novia formada en las más prestigiosas universidades? ha dime, de que se valió para impedir que viajáramos juntos.
ESTÁS LEYENDO
Atormentada por las sombras II - Camren
FanfictionContinuación de una de las historias mas intensas que he leído, fuera de lo sexual.