Te necesito más a ti!

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—Él nunca me ha pegado —le replico.

Lauren me mira enfadada, la ira saliéndole por todos los poros.

—Esto es un golpe bajo, Camila—me susurra, amenazante.

Me pongo pálida, y Lauren, crispada de rabia apenas contenida, se pasa las manos por el pelo. Le sostengo la mirada.

—Te llevo a comer algo. Parece que estés a punto de desmayarte. Busca a ese chico y despídete.

—¿Podemos quedarnos un rato más, por favor?

—No. Ve... ahora... a despedirte.

Me hierve la sangre y la miro fijamente. Señora Maldita Obsesa del Control. La ira es buena. La ira es mejor que los lloriqueos.

Desvío la mirada despacio y recorro la sala en busca de Shawn. Está hablando con un grupo de chicas. Camino hacia él y me alejo de Cincuenta. ¿Solo porque me ha acompañado hasta aquí tengo que hacer lo que me diga? ¿Quién demonios se cree que es?

Las jóvenes están embebidas en la conversación de Shawn, en todas y cada una de sus palabras. Una de ellas reprime un gritito cuando me acerco, sin duda me reconoce de los retratos.

—Shawn.

—Mila. Perdonadme, chicas.

Shawn les sonríe y me pasa un brazo sobre los hombros. En cierto sentido tiene gracia: Shawn, siempre tan tranquilo y discreto, impresionando a las damas.

—Pareces enfadada —dice.

—Tengo que irme —musito ofuscada.

—Acabas de llegar.

—Ya lo sé, pero Lauren tiene que volver. Las fotos son fantásticas, Shawn... eres muy bueno increíblemente bueno.

Él sonríe de oreja a oreja.

—Me ha encantado verte.

Me da un abrazo enorme, me coge en volandas y me da una vuelta, de manera que veo a Lauren al fondo de la galería. Pone mala cara, y me doy cuenta de que es porque estoy en brazos de Shawn. Así que, con un movimiento perfectamente calculado, le echo los brazos alrededor del cuello. Me parece que Lauren está a punto de tener un ataque. Se le oscurecen los ojos hasta un punto bastante siniestro, y se acerca muy despacio hacia nosotros.

—Gracias por avisarme de lo de mis retratos —mascullo.

—Hostia. Lo siento, Mila. Debería habértelo dicho. ¿Te gustan?

Su pregunta me deja momentáneamente desconcertada.

—Mmm... no lo sé —contesto con franqueza.

—Bueno, están todos vendidos, así que a alguien le gustan. ¿A que es fantástico? Eres una chica de póster.

Y me abraza más fuerte. Cuando Lauren llega me fulmina con la mirada, aunque por suerte Shawn no la ve.

Shawn me suelta.

—No seas tan cara de ver, Mila. Ah, señora Jáuregui, buenas noches.

—Señor Mendes, realmente impresionante su exposición. Lo siento pero no podemos quedarnos, hemos de volver a Seattle —dice Lauren con educada frialdad, enfatizando sutilmente el plural mientras me coge de la mano—. ¿Camila?

—Adiós, Shawn. Felicidades otra vez.

Le doy un beso fugaz en la mejilla y, sin que apenas me dé cuenta, Lauren me saca a rastras del edificio. Sé que arde de rabia en silencio, pero yo también.

Atormentada por las sombras II - CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora