Sarcasmo.... Helado de Vainilla

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Lauren y yo estamos sentadas en la alfombra persa de Dinah, comiendo con palillos salteado de pollo con fideos de unos boles blancos de porcelana y bebiendo Pinot Grigio blanco frío. Lauren está apoyada en el sofá con sus largas piernas estiradas hacia delante. Tiene el pelo alborotado, lleva los vaqueros y la camiseta, y nada más. De fondo suena el Buena Vista Social Club del iPod de Lauren.

—Esto está muy bueno —dice elogiosamente mientras ataca la comida.

Yo estoy sentada a su lado con las piernas cruzadas, comiendo vorazmente como si estuviera muerta de hambre y admirando sus pies desnudos.

—Casi siempre cocino yo. Dinah no sabe cocinar.

—¿Te enseñó tu madre?

—La verdad es que no —digo con sorna—. Cuando empecé a interesarme por la cocina, mi madre estaba viviendo con su marido número tres en Mansfield, Texas. Y Alejandro... bueno, él habría sobrevivido a base de tostadas y comida preparada de no ser por mí.

Lauren se me queda mirando.

—¿No vivías en Texas con tu madre?

—Su marido, Jhon, y yo... no nos llevábamos bien. Y yo echaba de menos a Alejandro. El matrimonio con Jhon no duró mucho. Creo que mi madre acabó recuperando el sentido común. Nunca habla de él —añado en voz baja.

Creo que esa es una etapa oscura de su vida de la que nunca hablamos.

—¿Así que te quedaste en Washington a vivir con tu padrastro?

—Viví muy poco tiempo en Texas y luego volví con Alejandro.

—Lo dices como si hubieras cuidado de él —observa con ternura.

—Supongo —digo encogiéndome de hombros.

—Estás acostumbrada a cuidar a la gente.

El deje de su voz me llama la atención y levanto la vista.

—¿Qué pasa? —pregunto, sorprendida por su expresión cauta.

—Yo quiero cuidarte Camz.

En sus ojos luminosos brilla una emoción inefable.

El ritmo de mi corazón se acelera.

—Ya lo he notado —musito—. Solo que lo haces de una forma extraña.

Arquea una ceja.

—No sé hacerlo de otro modo —dice quedamente.

—Sigo enfadada contigo porque compraras SIP.

Sonríe.

—Lo sé, pero no me iba a frenar porque tú te enfadaras, Camz.

—¿Qué voy a decirles a mis compañeros de trabajo, a Patrick?

Entorna los ojos.

—Ese cabrón más le vale se aleje de ti.

—¡Lauren! —le riño—. Es mi jefe.

Lauren aprieta con fuerza los labios, que se convierten en una línea muy fina. Parece una colegiala tozuda.

—No se lo digas —dice.

—¿Que no les diga qué?

—Que soy la propietaria. El principio de acuerdo se firmó ayer. La noticia no se puede hacer pública hasta dentro de cuatro semanas, durante las cuales habrá algunos cambios en la dirección de SIP.

Atormentada por las sombras II - CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora