Me besa el pelo, pero entonces, para mi gran decepción, me suelta. ¿Ah?.... porque hace esto justamente ahora que disfrutaba de su cercanía, Me inclino y saco otro artilugio del cajón abierto: varias esposas sujetas a una barra. Lo levanto.
—Esto —dice Lauren, y se le oscurece la mirada— es una barra separadora, con sujeciones para los tobillos y las muñecas.
—¿Cómo funciona? —pregunto, realmente intrigada.—¿Quieres que te lo enseñe? —musita sorprendida, y cierra los ojos un momento.
La miro. Cuando abre los ojos, centellean.
—Sí. Quiero una demostración. Me gusta estar atada —susurro, mientras la diosa que llevo dentro salta con pértiga desde el búnker a su chaise longue.
—Oh, Camz—murmura.
De repente parece afligida.
—¿Qué?
—Aquí no.
—¿Qué quieres decir?
—Te quiero en mi cama, no aquí.
Coge la barra, me toma de la mano y me hace salir rápidamente del cuarto.
¿Por qué nos vamos? Echo un vistazo a mi espalda al salir.
—¿Por qué no aquí?
Lauren se para en la escalera y me mira fijamente con expresión grave.
—Camz, puede que tú estés preparada para volver ahí dentro, pero yo no. La última vez que estuvimos ahí, tú me abandonaste, te fuiste. Te lo he repetido muchas veces, ¿Cuándo lo entenderás?
Frunce el ceño y me suelta para poder gesticular con la mano libre.
—Mi actitud ha cambiado totalmente a consecuencia de aquello. Mi forma de ver la vida se ha modificado radicalmente. Ya te lo he dicho. Lo que no te he dicho es... —Se para y se pasa la mano por el pelo, buscando las palabras adecuadas—. Yo soy como un alcohólico rehabilitado, ¿vale? Es la única comparación que se me ocurre. La compulsión ha desaparecido, pero no quiero enfrentarme a la tentación. No quiero hacerte daño, no me perdonaría ni soportaría volver a hacerte daño.
Parece tan llena de remordimiento, que en ese momento me invade un dolor agudo y persistente. ¿Qué le he hecho a esta mujer? ¿He mejorado su vida? Ella era feliz antes de conocerme, ¿no es cierto?
—No puedo soportar hacerte daño, porque te quiero —añade, mirándome fijamente con expresión de absoluta sinceridad, como una niña pequeña que dice una verdad muy simple.
Muestra un aire completamente inocente, que me deja sin aliento. La adoro más que a nada ni a nadie. Amo a esta mujer incondicionalmente.
Me lanzo a sus brazos con tanta fuerza que tiene que soltar lo que lleva para cogerme, y la empujo contra la pared. Le sujeto la cara entre las manos, acerco sus labios a los míos y saboreo su sorpresa cuando le meto la lengua en la boca. Estoy en un escalón por encima del suyo: ahora estamos al mismo nivel, y me siento eufórica de poder. La beso apasionadamente, enredando los dedos en su cabello, y quiero tocarla, por todas partes, pero me reprimo consciente de su temor. A pesar de todo, mi deseo brota, ardoroso y contundente, floreciendo desde lo más profundo. Ella gime y me sujeta por los hombros para apartarme.
—¿Quieres que te folle en las escaleras? —murmura con la respiración entrecortada—. Porque lo haré ahora mismo.
—Sí —musito, y estoy segura de que mi oscura mirada de deseo es igual a la suya.
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Atormentada por las sombras II - Camren
FanfictionContinuación de una de las historias mas intensas que he leído, fuera de lo sexual.