Peligro!

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Lauren me despierta justo cuando paramos frente al Escala.

—¿Tengo que llevarte en brazos? —pregunta, cariñosa.

Yo meneo la cabeza medio dormida. Ni hablar.

Al entrar en el ascensor, me apoyo en ella y recuesto la cabeza en su hombro. Ben está delante de nosotros y no deja de removerse, incómodo.

—Ha sido un día largo, ¿eh, Camila?

Asiento.

—¿Cansada?

Asiento.

—No estás muy habladora.

Asiento y sonríe.

—Ven. Te llevaré a la cama.

Me da la mano y salimos del ascensor, pero cuando Ben levanta la mano nos paramos en el vestíbulo. Y basta esa fracción de segundo para despertarme totalmente. Ben le habla a la manga de su chaqueta. No tenía ni idea de que llevara una radio.

—Entendido, T. —dice, y se vuelve hacia nosotros—. Señora Jáuregui, han rajado los neumáticos y han embadurnado de pintura el Audi de la señorita Cabello.

Qué horror... ¡Mi coche! ¿Quién habrá sido? Y en cuanto me formulo la pregunta mentalmente, sé la respuesta: Alexa. Levanto la vista hacia Lauren, que está pálida.

—A Morgan le preocupa que quien lo haya hecho pueda haber entrado en el apartamento y que aún siga ahí. Quiere asegurarse.

—Entiendo. —Lauren suspira—. ¿Y qué piensa hacer?

—Está subiendo en el ascensor de servicio con Brown y Jones . Lo registrarán todo y luego nos darán luz verde. Yo esperaré con ustedes, señora.

—Gracias, Ben. —Lauren tensa el brazo que me rodea el hombro—. El día de hoy no para de mejorar. —Suspira amargamente, con la boca pegada a mi cabello—. Escuchad, yo no soporto quedarme aquí esperando. Ben, ocúpate de la señorita Cabello. No dejes que entre hasta que esté todo controlado. Estoy seguro de que Morgan exagera. Ella no puede haber entrado en el apartamento.

¿Qué?

—No, Lauren... tienes que quedarte aquí conmigo —le ruego.

Lauren me suelta.

—Haz lo que dicen, Camila. Espera aquí.

¡No!

—¿Ben? —dice Lauren.

Ben abre la puerta del vestíbulo para dejar que Lauren entre en el apartamento, y después cierra la puerta y se coloca delante de ella, mirándome impasible.

Oh, no... ¡Lauren! Imágenes terribles de todo tipo acuden a mi mente, pero lo único que puedo hacer es quedarme a esperar.

Ben vuelve a hablarle a su manga.

—Morgan, la señora Jáuregui ha entrado en el apartamento.

Parpadea, coge el auricular y se lo saca del oído, probablemente porque acaba de recibir un contundente improperio por parte de Morgan.

Oh, no... si Morgan está preocupado...

—Por favor, déjeme entrar —le ruego.

—Lo siento, señorita Cabello. No tardaremos mucho. —Ben levanta ambas manos en gesto exculpatorio—. Morgan y los chicos están entrando ahora mismo en el apartamento.

Ahhh... Me siento tan impotente. De pie y completamente inmóvil, escucho muy atenta, pendiente del menor sonido, pero lo único que oigo es mi propia respiración convulsa. Es fuerte y entrecortada, me pica el cuero cabelludo, tengo la boca seca y me siento mareada. Por favor, que no le pase nada a Lauren, rezo en silencio.

Atormentada por las sombras II - CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora