Las cosas que sé sobre ti.

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Tercera Persona

Da una calada y la punta del cigarrillo brilla en la oscuridad. Expulsa una gran bocanada de humo, que termina en dos anillos que se disipan ante él, pálidos y espectrales bajo la luz de la luna. Se remueve en el asiento, aburrido, y bebe un pequeño sorbo de bourbon barato de una botella envuelta en un papel marrón arrugado, que luego vuelve a colocarse entre los muslos.

Es increíble que aún le siga la pista. Tuerce la boca en una mueca sardónica. Lo del helicóptero ha sido una acción temeraria y precipitada. Una de las cosas más excitantes que ha hecho en toda su vida. Pero ha sido en vano. Pone los ojos en blanco con expresión irónica. ¿Quién habría pensado que esa hija de puta sabría pilotar tan bien, la muy cabrona?

Suelta un gruñido.

Le han infravalorado. Si Jauregui creyó por un momento que se retiraría gimoteante y con el rabo entre las piernas, es que esa tonta no se entera de nada.

Le ha pasado lo mismo durante toda la vida. La gente le ha infravalorado constantemente: no es más que un hombre que lee libros. ¡Y una mierda! Es un hombre que lee libros, y que además tiene una memoria fotográfica. Ah, las cosas de las que se ha enterado, las cosas que sabe. Gruñe otra vez. Sí, sobre ti, Jauregui. Las cosas que sé sobre ti.

No está mal para ser un chico de los bajos fondos de Detroit.

No está mal para ser un chico que obtuvo una beca para Princeton.

No está mal para ser un chico que se deslomó trabajando durante la universidad y al final consiguió entrar en el mundo editorial.

Y ahora todo eso se ha jodido, se ha ido al garete por culpa de Jauregui y su putita. Frunce el ceño mientras observa la casa, como si representara todo lo que él desprecia. Pero no ha pasado nada. El único acontecimiento destacable ha sido esa mujer de la melenita rubia corta que ha bajado por el sendero hecha un mar de lágrimas, se ha subido al CLK blanco y se ha marchado.

Suelta una risita amarga y hace una mueca de dolor. Joder, las costillas. Todavía le duelen por culpa de las patadas que le dio el esbirro de Jauregui.

Revive la escena en su mente. « Si vuelves a tocar a la señorita Cabello, te mato, escuchaste bien, te mato.»

Ese hijo de perra también recibirá lo suyo. Sí, no sabe lo que le espera, han sacado lo peor de mi y recibirán su merecido.

Se reclina otra vez en el asiento. Parece que la noche va a ser larga. Se quedará, vigilando y esperando. Da otra calada al Marlboro. Ya llegará su oportunidad. Llegará muy pronto, muy pronto....





PRONTO LA 3ERA Y ULTIMA PARTE DE LA TROLOGIA..... 

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Saludos y abrazos desde Los Ángeles-California ♡♡♡♡♡♡



Atormentada por las sombras II - CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora