Capitulo 47

179 3 0
                                    

Narra Ana:

Despierto sobresaltada, estoy en el sofá, me he quedado dormida viendo tele, miro en todas direcciones y caigo en cuenta que fue una pesadilla muy real.

¿Pesadilla?

Mi subconsciente me juega una mala pasada, apagó el televisor dónde están dando una película, reviso mi teléfono y son las dos de la mañana, corro a mi habitación y recorro mis labios con los dedos índice y medio, están hinchados como si mi sueño hubiese sido real. Sonrió pervertidamente, es culpa de Caro por hacerme ver los atributos de mi nuevo amigo, pero y ¿Fabián y Edward?

Desecho esos pensamientos, solo fue un sueño y debo descansar para ir a la constructora mañana.
______________________________________

Salgo de casa para ir a la constructora y consigo la rosa de Edward, la recojo, subo a mi carro y me voy.

El camino a la constructora es rápido, al llegar al estacionamiento bajo mis cosas y llevo conmigo la rosa, soy una idiota, pero no hay remedio.

La coloco en mi escritorio cuando aparece Luis.

- ¡Hola Ana! - me besa en la mejilla, - ¿Cómo estuvo el viaje?

- Estuvo bien, ganamos la licitación, - aplaude y sonríe.

- ¡Que emoción! ¡Felicidades! - baja la mirada, - estaba preocupado por ti, pero veo que Ale se portó bien, - sonrió y no digo nada, - ¿Vas a la reunión?

- ¿Que reunión? - lo miro sorprendida.

- Cada dos semanas el jefe hace una reunión para dar directrices, siempre lo hace los lunes, pero está vez será hoy.

- No me han dicho nada, - se levanta y yo comienzo a encender la portátil.

- Voy por mis cosas a la oficina, ya regreso por ti. - sale sin esperar respuesta y cierra.

Me levanto para preparar un café, cuando llaman a la puerta, pienso que regresa demasiado rápido.

- Pasa, voy a preparar café, - estoy de espalda a la puerta.

- Hola Ana, - no es Luis y pego un brinco, me giro y mis mejillas arden.

- Hola... - es mister simpatia quien está frente a mi escritorio, no entiendo porque mi mente me lleva a mi sueño.

- ¿Cómo amaneciste? - tiene su mirada en mi escritorio y me da tiempo de mirar la cafetera, para que no vea mi rubor.

- Bien.. - cómo idiota mi cabeza solo articula monosílabos.

- ¿Ya sabes de la reunión? - mi mente juega conmigo y es de mal gusto.

- Luis me estaba diciendo, - juego con la cafetera y reviso el estante buscando café y azúcar para no mirarlo.

- Nos vemos allá, - agradezco al cielo que se vaya, - debes encender acá, - no me doy cuenta cuando está a mi lado y de los nervios no había encendido la cafetera, - sino no podrás tomar café.

- Gracias, - contesto torpemente.

- ¡Jefe se le extrañaba! - es Luis quien llega en mi rescate.

- ¿Que hay de nuevo Luis? - los veo estrechar las manos y suspiro para soltar el aire contenido.

- Los veo en la reunión, - se aleja para irse, - en otra oportunidad vengo a probar tu café. - asiendo y me dejó caer en una silla.

- Me alegra ver qué se llevan bien, - miro a Luis con una media sonrisa y comienzo a hacer no sé que cosa en la portátil, - ¿le pongo azúcar a tu café? - asiento.

Enamorada Del PeligroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora