Capítulo 4

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Pedaleo montaña abajo, sin descanso, que se cree?

Mi vida ahora es tranquila, entonces decide venir a atormentarme. Cuando yo sufrí lo hice sola, no entiendo a qué se debe este giro inesperado de todo. No quiero su amistad, no la necesito.

Dejo de pedalear, por qué huir?
Sin darme cuenta estoy asustada y las lágrimas me golpean la garganta con ganas de salir, bajo de la bicicleta y me tiro al suelo.

Me daño cuando me dejó y se fue a perseguir su felicidad, por qué ahora pretendía que yo lo consolara?

Estoy en el suelo no sé qué tanto tiempo, solo sé que no me quedan lágrimas y quiero estar en casa. Decido que debo regresar, nunca debí venir acá, el siempre supo donde encontrarme, mi error fue que no pensé en el.

Llego a casa y me meto a la ducha, siento el agua como lluvia es una gran medicina, estoy mucho rato así.

Tocan la puerta y pienso que es hora de salir. Lo hicieron tres veces y no escuché nada más, supongo que es mamá. Salgo, me visto, me pongo un vestido de flores pegado al cuerpo y unas sandalias bajas, peino mi cabello y voy a casa de mamá.

- Estuve llamándote para que comieramos juntas, pero pensé que estabas dormida. - si había sido ella.

- Estaba dándome un baño. - Mi voz suena apagada.

- Que tienes hija? - La siento preocupada.

- Nada. - Miento.

Noto que no se comió el cuento, pero el resto de la tarde la evito. Decido ver televisión un rato, hasta que mi teléfono repica.

Es Caro, me alegra saber que la paso bien y que el chico que conocio le agrado. No le comento nada de mí, pienso que nada mejor que estar bien conmigo misma y salgo a tomar un helado y estar en mi compañía.

El centro comercial esta bastante lleno, es domingo, bastantes familias comiendo y disfrutando.

Alcanzo comprar una tina enorme, para matar la tristeza. Encuentro una mesa bastante alejada de todos.

Me quedo boquiabierta al verlo, Edward, es imponente, no me ve, que hago mirándolo?

Sin predecirlo nuestras miradas se encuentran y como si fuese una cita se acerca hasta acá, hago como si no lo viera, pero eso no lo inmuta.

- Disculpa puedo? - pregunta señalando la silla. - A menos que esperes a alguien?

- Puedes llevártela, - lo digo sin mirarlo.

- Me referia a si puedo sentarme contigo? - tiene que darme esa sonrisa matadora.

No quiero estar con nadie y menos con el.

- Espero a alguien. - Lo digo cortante.

- No pareciera! - Me molesta que me responda.

- Que dices? - lo miro directamente a los ojos.

- Si esperarás a alguien no hubieses pedido aún. - Lo dice señalando la tina.

Me sonrojo, después de todo tiene que ser observador en cuanto a detalles, para tener éxito con las mujeres.

-Sientate, solo puedo decir que no soy buena compañía. - Quiero cortar por lo sano su estadía aquí.

- Soy bueno para escuchar. -Se sienta y es una vista perfecta.

- Ahí está el problema, no soy buena hablando.

- Entonces acompañaré tu silencio. - Con eso me deja embobada.

Me hace reír y lo disfruto.

- Para lo flaca que estás comes bastante. - me da pena.

- En realidad quería ahogarme en el helado, pero llegaste a interrumpir.

- Sabías que el suicidio es pecado? - Reimos como dos grandes amigos.

Su sonrisa es cautivadora. Le ofrezco helado y acepta, argumentando que no quiere contribuir a mi muerte.

Nos quedamos en silencio y no se si preguntar por su relación con mi prima. Descarto esa idea.

- Que te intriga? - Imposible no lo dire.

- Te deje quedar porque no preguntarias nada, creo que me estoy arrepintiendo. - Lo digo bastante sería, por supuesto ignoro mi comentario.

- No se te da eso de tomar? - me sonrojo al pensar en mí tropezón de anoche.

- Solo trataba de complacer a mis tías, lo tomaré en cuenta para una próxima oportunidad. - No entiendo porque le doy explicaciones.

Una flaca alta se acerca a nuestra mesa a saludarlo ignorandome por completo, por lo visto el se siente a gusto. Creo que ha llegado el momento de irme, después de todo solo fue una casualidad y ni siquiera estamos juntos.

Al levantarme ninguno me mira, decido no despedirme, no quiero interrumpir. En realidad estoy bastante molesta. Camino al frente de los dos ignorandolos.

- Ana!!! - Es él quien grita.

Continuo como si no hubiese escuchado. Siento una corriente que solo la produce su contacto. Me esta agarrando por el brazo para que lo mire.

- Hey que pasa? - Halo mi brazo molesta.

- Se te quedo esto. - trae mi teléfono, lo tomo apenada.

- Muchas gracias, no me fijé. - me disculpo y trato de irme.

- No te despediste. - Me reprocha.

- Lo hice, pero estabas distraído. - miento y me sale como si estuviese celosa. Lo peor es que creo que el lo nota.

Trato de irme para no hacer más estupideces, pero él me detiene.

- Por que tratas de huir de mi? Pense que lo que dijo tu hermano fue en broma.

- No estoy huyendo de nada, simplemente quiero ir a mi casa. - Es incómodo como me hace sentir y no me gusta.

Mientras camino hacia el estacionamiento a buscar mi carro, el me sigue como mi sombra.

- Terminaré pensando que no soy buena compañía. - Lo dice y me da risa.

- Disculpa no es eso, no soy buena compañía hoy. - me esta bloqueando el paso.

Me miraba y eso hace que me sonroje y no lo entiendo.

- Debes de haber escuchado cosas terribles sobre mi! - busca mi mirada y sin pensarlo las palabras salen de mi boca.

- Unas cuántas. - Últimamente lo que pienso sale de mi boca y me avergüenza.

Sonrie y dice:

- Al menos dime si me hacen honor? - me interroga y yo siento que me hundo donde no debo.

- Debo irme, solo bromeaba. - Ahí estaba su sonrisa otra vez dejándome sin aire.

Por que este hombre me pone así? Su físico no implica que no sepa quien es y mucho menos después de saber que su nueva víctima es Elizabeth, inmediatamente reacciono y levanto mi muro, el no es lo que yo necesito para continuar mi vida perfecta.

- Lo siento debo irme, - lo digo lo suficientemente sería y el se aparta, en realidad lo agradezco.

Subo a mi carro, lo enciendo y salgo de ahí como quien huye de la muerte.

No lo veo, creo que entendió, por que iba tras de mí? Siempre recordaría cual era el tipo de mujeres que eran su tipo y yo ahí no encajaba.

Había venido por paz y me iba peor, era un día malo y solo quería llegar a casa, dormir para que esto termine.

Las luces de mi carro enfocan una sombra en el porche de mi casa, bajo y cierro el carro. Nuevamente el.

En la imágen Edward.

Enamorada Del PeligroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora