Capítulo 56

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Narra Edward:

- Has perdido la cabeza, - Scott me reprocha, - eres como mi hermano, pero no pienso meterme en líos por una mujer de la que no voy a sacar provecho, - está muy molesto después de que llamara a Ana desde su teléfono sin su permiso, - mi tío ya te advirtio que no te va a ayudar si cometes otra idiotez, - me quedo mirando la puerta que se cerró de golpe cuando Scott salió.

Es la segunda vez que el policía me advierte, lo peor del caso es que la camioneta me sigue a todas partes.

La impotencia me invade y golpeó el mesón mientras recuerdo su voz, ¿Quien es ese hombre? Es tarde para estar con alguien, estoy seguro que es uno de los niños ricos de la colina.

Será más difícil acercarme a ella con tantos obstáculos.

¿Cómo fui tan estúpido para perderla? Necesito idear la forma de recuperarla, sino voy a enloquecer.

Narra Ana:

El clima es tan impredecible, ayer un día de tormenta, hoy amanece soleado. Vamos camino a la obra.

- Si necesitas algo José va a estar a tu disposición, - me comenta mientras estacionamos junto a un grupo de todo terrenos estacionados, - está es la barraca dónde vamos a estar por un largo tiempo, - su voz suena muy seria mientras caminamos dentro de las instalaciones.

- Buen día jefe, - es una chica no muy alta, cabello corto y gafas, le entrega una carpeta a mister simpatía.

- Ana, - me señala, - Luna va a trabajar contigo, - la chica estrecha mi mano y me sonríe.

- Es un placer Luna, - la aludida me asiente y se desvía a mirar a mister simpatía.

- Allí tienes impreso el cronograma que me enviaste ayer, junto a los demás documentos, - tan cordial como siempre lo veo alejarse sin decir nada, solo toma un casco para salir a la obra - acostumbrate el es así, - me hace mirar en su dirección mientras adivina mi pensamiento, - lo conozco desde que éramos niños, ya se predecir lo que nunca dice.

- Llevo menos tiempo junto a él y creo que ya lo conozco, - me sonríe y me acerco a dónde me hace señas.

- Está va a ser nuestra oficina, - coloco el maletín de la portátil sobre el escritorio, - voy a ser tu compañera, hace años soy la asistente de Ale en sus obras y ahora estoy a tu orden. Está vez estoy en casa.

- Gracias Luna, - noto que es muy parlanchina, pero no me molesta.

- ¿Café o chocolate? - me dice desde una mesa con termos.

- Café está bien. - me coloca una taza de porcelana sobre el escritorio.

- Jefa voy a chequear lo que necesite mi jefe, pero si necesitas algo estoy tan solo a un grito, - señala la puerta por la que salió mister simpatía.

- Está bien Luna, solo que sería más justo si me llamas por mi nombre, - me hace gracia cuando me guiña un ojo y me señala con el índice mientras se aleja.

Enciendo la portátil y reviso el correo, los imitó tomando un casco y saliendo a obra.

Luna y mister simpatía están enfrascados en una conversación en la que ríen. Hay un grupo de trabajadores que escuchan a alguien que les explica sus obligaciones y sin lugar a dudas es el maestro de obras, me acerco para escuchar y aprovecho de aclarar algunas dudas.

Todos trabajan y aprovecho para trabajar en la portátil mientras lleno algunas cosas pendientes.

- ¿Eres merideña Ana? - estoy tan concentrada que no noto a Luna, alcanzo a negar con la cabeza, - nos toca presentarnos porque nuestro jefe no se tomó la molestia, - le sonrió.

Enamorada Del PeligroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora