Capitulo 42

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Las bocinas de los carros para que avance me hacen quitar mis ojos de la escena donde mi cerebro ha quedado en blanco y los puntos que se ganó con el detalle de la mañana, se han ido al carajo.

- Debemos regresar, - pongo el motor en marcha sin mirar a Caro que ha interrumpido el silencio, - ya te acostumbrarás al carro.

- ¿Que harás con tu otro carro? - la pregunta de Alfred me hace pensar que no vieron lo mismo que yo, Caro si los vio y sale en mi rescate.

- No me pongo brava si me lo obsequias, lo adoro. - solo le sonrió a Caro, pero me sale demasiado falsa, quisiera gritar y desahogar esto que me llena el pecho.

- Es el segundo que papá me regala y me costará desprenderme de el, - mi voz sale un poco quebrada.

Nadie dice nada más, quiero llegar rápido a casa y para ello pongo velocidad y mi nuevo carro me ayuda.

Todos nos esperan, mamá está radiante de felicidad, la envidio, yo debería estar así, pero sigo torturandome con la imagen de Edward y Ángela juntos.

Sirven la comida y lo menos que tengo es hambre, siento la panza llena con el montón de mariposas que murieron hace rato. Juego un rato con el tenedor sin alcanzar llevar un solo bocado a la boca.

Mamá propone un brindis por nosotras, tomo mi copa hasta el fondo, dejo pasar el líquido amargo que siento que me quema la garganta; quiero olvidar, pero no es la forma.

- Eso no te ayuda.. - me giro y Adrián me abraza, - eres bella, talentosa, inteligente, sobre todo inteligente, - me dice en el oído sin soltarme.

- ¿Cómo se hace entonces? - nos sentamos.

- Te acabas de graduar y ya tienes un empleo, - toma mis manos entre las suyas, - te van a sobrar las oportunidades, solo ten paciencia.

- O simplemente no nací con suerte en eso, - sin que digamos nada más llega mamá.

- ¿Cómo la estás pasando mi amor? - se sienta junto a nosotros.

- Bien mami, muchísimas gracias, - me asiente y sonríe, - todo te quedó espectacular.

- Pero no tanto como para superar a tu papá, - se encoge de hombros en un gesto de resignación.

- No tienen porque competir, - escucho a Luis pedirle a Caro que no tome más, - ahora lo llamo para agradecerle, primero voy a acostar a Caro.

Está muy borracha, a penas puede mantenerse en pie, Luis y Adrián me ayudan a llevarla a mi casita para acostarla. Quise bañarla para bajarle la borrachera, pero quedó inconsciente y solo pudimos acostarla.

Me despido de Luis y le agradezco la ayuda, mis tías también se van y algunos amigos que han venido, me alegra que ya sólo quedemos mamá, mi jefe y mis hermanos.

- Parece que se llevan bien. - mientras miro a mamá y mi jefe, Adrián se acerca hasta mi, solo asiento y se sienta junto a mí, - tú eres la que más lo ha tratado ¿que tal es?

- Mientras mamá mantenga esa sonrisa, para mí está bien. - Adrián sonríe negando con la cabeza.

- Nunca he podido sacarte nada, eres difícil.

- No hay nada que decir, es mamá y su vida le pertenece, - lo miro y se encoge de hombros, - es mi jefe y me parece buena persona. Fin.

- No quiero que nadie le haga daño.. - miro como aprieta los puños, - ..ni a ti tampoco.

- En la vida se corren riesgos, algunos ganan y otros pierden, - veo como relaja los puños, - al igual que tú tengo mis ratos donde quiero salvar el mundo, pero solo soy una mortal más.

Enamorada Del PeligroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora