Capitulo 33

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Narra Edward:

- ¿Y Ana?

- Hola, muy bien y ¿usted cómo está? - que pena no saludé a Carolina, - ella no viene hoy.

- Disculpa, es que al no verlas juntas me pareció extraño, - sigo sintiendola a la defensiva, - ¿está enferma?

- No. - camina y me deja solo, al llegar justo a la puerta de su oficina me responde, - disculpe tengo trabajo, - me deja dando un gran portazo.

No es tonta, sabe muy bien lo que estoy haciendo y está molesta.

El resto del día me lo paso meditando si la llamo o no, ¿que pasa conmigo? Es solo una mujer más y es mejor dejar las cosas hasta aquí.

Llamo a Ángela y finiquito lo de nuestra salida, lo mejor es continuar con mi vida y quitarme lo atontado que estoy y volver a ser el de siempre.

Lo que sucede es que últimamente al hacer estas cosas siento una especie de culpabilidad y mi otro yo no sé siente cómodo.

Me centro en el trabajo y aprovecho para llamar a mamá y contarle lo sucedido ayer.

El día vuela y antes de salir no tengo necesidad de llamar a Ángela, llega a mi oficina y me anuncia que llegó la hora de irnos.

Salimos de la constructora, pienso que irá en su carro, pero se monta en el mío y no me deja oportunidad de arrepentirme.

- ¿A donde vamos amor? - he salido con muchas mujeres, pero definitivamente Ángela es lo más ordinario que puede existir en forma de mujer, toca mi hombro con sus largas uñas pintadas de rojo sangre.

- Tu decide a donde quieres que vayamos. - sus ojos brillan con malicia y me habla de un lugar que ya he visitado antes. Está bastante buena y con eso basta.

Llegamos al lugar y todos los hombres voltean a mirarla, paso mi brazo por su cintura y así marco mi territorio.

Narra Ana:

Estoy en el estacionamiento del bar M&R donde Edward entro con la bruja de recursos humanos y Caro quiso ir a ver qué sucede. Hay bastantes carros, lo que significa que debe estar lleno, estacionamos al otro extremo de dónde lo hicieron ellos.

Mi corazón se detiene por un momento al sentir una mano que toca mi brazo, vuelvo a la vida al ver que es Caro que después de más de una hora dentro ha regresado.

- Casi me matas del susto, - por estar metida en mis pensamientos no la ví venir.

- Discúlpa pensé que me habías visto, - no tiene buena cara, no dice nada más y toma el asiento de copiloto, - soy tu amiga, tu hermana, - este discurso no me gusta, - tuve que salir porque quiero matarlo.

- Que sucedió? - mi voz sale casi que en un susurro.

- Todos los hombres son unas basuras y ese no es la excepción, - me mira y veo furia y compasión en sus ojos miel, - está salida va a terminar en una cama.

No puedo decir nada, estoy decepcionada, frustrada. Nuevamente a mi. Ahora es peor que la vez anterior, le creí y todos me lo advirtieron, mi madre, mis hermanos, la persona misteriosa, hasta Elizabeth.

Que mala decisión, nunca fue mi tipo y solo caí en su juego, lo peor me enamoré de sus mentiras. Me enamore del peligro.

- Si quieres llorar, gritar, reír, estoy para lo que sea, - no se qué siento precisamente ahora, - pero no te quedes ahí sin decir nada, no me gusta.

Abro la boca, pero no sé qué decir, estoy muy decepcionada.

- Vámonos, - al decirlo una lágrima rueda por mi mejilla, - pero maneja tu, - bajo del carro a tomar su puesto y ella sin decir nada intercambia conmigo.

- A donde vamos mi amor? - le hago señas con la mano que le dé, no quiero hablar, tengo el riesgo de inundarme en llanto.

No sé a dónde vamos Caro maneja y mis pensamientos vagan entre un mal chiste que la vida me ha hecho y mi desgracia en el tema amoroso.

-¿Por que Fabián sigue haciendome daño? - Caro me mira como si estuviese loca, - ¿que les he hecho para que se burlen así de mi? Me duele el alma. - no puedo más y lloro como una niña.

- Llora, no está mal, - pasa sus manos por mi cabello, después de estacionar, - muchas veces es liberador.

Lloro de rabia, de decepción, saber quien era el y me deje engañar.

Pasa mucho rato en el que Caro no habla y yo solo lloro hasta el cansancio. Mi cerebro cae en cuenta que ha pasado mucho tiempo y estamos frente a la casa de mi amiga.

Después de mucho discutirlo me deja ir con la promesa que la llamaré al llegar a casa.

Narra Edward:

Esto se esta alargando mucho, no vinimos precisamente a jugar al novio y la novia, pago la cuenta y salgo con Ángela del bar.

Vamos directamente a su apartamento, durante el viaje sabe a lo que vamos porque no para de tocarme y corro el riesgo de chocar si continúa.

- ¿Quieres subir? - su pregunta me parece estúpida, no le respondo y bajo del carro.

Subimos al ascensor donde comienzo a hacer mi trabajo, no me doy cuenta cuando ya estamos en su piso, la tomo a horcajadas para cruzar su puerta.

La tiró al sofá donde solita deja caer su vestido y se abalanza sobre mi que trato de sacar mi camisa mientras ella desesperada me besa y desabrocha su brasier, la dejo completamente desnuda.

Aquí algo no anda bien, ¡¡no puede ser!! Me monto sobre ella y comienzo a frotarla, se que suena raro, pero de la cintura para arriba estoy encendido, pero hacia abajo es como si me hubiesen anestesiado.

Mi miembro no responde, esto nunca me había sucedido, ni para decir que sea por la bebida porque estoy sobrio.

Es una mujer hermosa, un sueño para cualquier hombre, pero a mí amiguito le da por dormir y hacerme quedar mal.

Está desesperada al igual que yo, responde ¡¡por favor!!!

- ¡¡Dale ahora Edward!! - lo dice entre jadeos, mi desespero no ayuda, - entra ¡YA!

Trato de ayudarme pensando cosas sucias, con esta mujer es fácil, pero no funciona, ¡¡nada funciona!! Ya no coordino y me desespero más y más.

Comienzo a abrochar mi pantalón y buscar mis cosas, necesito salir de acá, tropiezo y casi caigo.

- ¿Que pasa? - Ángela me reclama y eso no me ayuda, - ¿dónde crees que vas? - casi corro para salir de su apartamento, - ¡¡no me dejes así!! - no escucho nada más, voy escaleras abajo, no tengo tiempo de esperar el ascensor.

Mientras me dirijo al estacionamiento me pongo la camisa y recuerdo lo sucedido, tengo semanas sin estar con una mujer, debería haber respondido.

Subo al carro con la clara determinación de que la cagué y la culpa es solo tuya amiguito.

De la nada llega ella a mis pensamientos, como una señal de que el karma me persigue, desecho ese pensamiento.

Comienzo a dar vueltas en el carro sin rumbo fijo, reprochandome por lo sucedido, necesito ayuda, algo anda mal en mi.

Tantas vueltas y sin darme cuenta estoy aquí, sin saber ¿por que? ¿Para que? Pero aquí estoy.

Enamorada Del PeligroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora