2.

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Se despertó finalmente gracias al tenue y cercano sonido que emanaba su teléfono. Encontró el aparato bajo su almohada, recordando que se había quedado dormido mientras veía en internet todos los videos y noticias de su espectáculo.

La ardiente sensación del móvil lo hizo arrojarlo al suelo, y comenzó a cuestionarse sobre la veracidad de aquellas teorías y cuentos que hablaban sobre la explosión del aparato si seguía olvidándose de dejarlo en la mesita de noche. La sensación amarga en el pecho le provocó sentirse emocionado ante la idea de ser en algún momento, el afortunado que confirmaría aquellos cuentos. No obstante, y para desgracia suya, aquellos pensamientos no eran más que eso, sólo pensamientos.

Con la imaginación de su muerte temprana ya desvanecida, se dirigió a la ducha. Como pan de cada día, sus ojos recorrieron toda su magullada piel desnuda cuando quitó las prendas que le cubrían. Algunas marcas habían sido a causa de cuchillas, otras gracias a los cigarros y una más grande adornaba su torso, esta última siendo la más natural al tratarse de la marca de una cirugía de cuando era pequeño. Sin embargo, no podía dejar de pensar siempre en el hecho de que su cuerpo era horrible.

Se deshizo de esos pensares, se bañó rápido y se alistó en cuestión de minutos. Eliminó toda negatividad de su cabeza y bajó a la primera planta. Dio un vistazo rápido por la ventana, dándose cuenta de que la patrulla no se encontraba, pues Jin era el primero en salir de esa casa.

—Buenos días, conejo, ven a desayunar.

Dirigió la mirada calmada a la sonriente pelinegra que dejaba un par de platos en la mesa. Se acercó y se sentó a la par de ella. La vergüenza no se había apaciguado del todo en su cabeza desde la noche y el hecho de saber que su rostro estaba en todo internet, no le ayudaba a sentirse cómodo. Y no iba a poder estarlo cuando uno de los malditos videos se estaba haciendo más viral de lo esperado, ni siquiera veía descabellado si la mitad o toda la ciudad ya lo habían visto. Afortunadamente hubo calma en el comedor. Después de acabar la comida, Minho terminó de alistarse y volvió a encontrarse con Jisoo para ambos dirigirse a la universidad. El camino fue silencioso, pero luego Jin se encargó de minimizarlo cuando llamó a la chica, siendo sus continuas bromas lo que salvó al resto del trayecto de un mutismo abrumador.

Su llegada a la universidad les obligó a despedirse y cada uno se fue por su camino correspondiente. Minho no pudo evitar ser atacado por todas las miradas acusatorias que le lanzaban. Los murmullos sonaban ruidosos en todo lo largo del pasillo y se vio obligado a bajar la velocidad de su caminata con tal de que todo el mundo desapareciera de su vista, no obstante, nadie desapareció y solamente terminó retrasando su andar hacia el salón de clases. No se exaltó por ello. Siguió con su andar tranquilo y se detuvo fugazmente frente a la puerta del salón, llamando la atención de todo mundo. Pasó de largo la presencia de la profesora y únicamente dejó una reverencia mínima por pura cortesía. La tensión desprendida por todo el alumnado, lo agobió. Odió el sentimiento e incluso se arrepintió de presentarse, pero para ese momento ya era demasiado tarde como para pensar en irse a casa.

Sus pasos se detuvieron repentinamente cuando se dio cuenta de la presencia extraña de una persona en la banca vacía en su escritorio. Resultaba un suceso raro, puesto que su antiguo compañero de escritorio se había dado de baja desde ya hace un buen rato. Y extrañado por ello, miró a sus amigos en busca de una respuesta.

—Ella es Kang Mi-suk, Lee —dijo la mujer—, es tu nueva compañera de mesa.

La mencionada alzó la cara cuando escuchó su nombre. Su mirada opaca repentinamente se llenó de un brillo vital que iba a juego con su sonrisa sutil. Era muy pálida, como si no supiera de la existencia del sol. Su cabellera profundamente negra y que amarrada en una coleta, hacía prominente la tonada de su piel. Sus ojos almendrados y acaramelados eran acunados por un par de prominentes ojeras que perdían la completa atención, gracias a la intervención de sus rizadas y enormes pestañas. Era hermosa, pero Minho no podía negar que despertaba la curiosidad en él.

SAVE ME || LEE KNOWDonde viven las historias. Descúbrelo ahora