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-¿Cómo te sientes hoy?

-Tengo un inmenso deseo por morirme ahora mismo y estoy segura de que no es una rabieta -contestó.

Era la sexta vez en cuatro semanas que Mi-suk sufría de un ataque de pánico en plena madrugada. Había sido en su tercer ataque, cuando llamó con desespero a Weehin y le pidió su ayuda. Desde entonces, ambas se encontraban dos días a la semana con carácter de trabajo y apoyo. Mi-suk pensó en sobrellevarlo por sí sola, pero al final terminó contándole a Minho con el único propósito de tener a alguien con ella además de la pelirroja.

Weehin miró con total atención el desespero en las manos temblorosos de la otra. El cálido sol y la brisa fresca del viento, eran lo suficientemente agradables como para traer noticias pesimistas. Los ojos de Mi-suk buscaban algún escape, pero le estaba siendo imposible con cada respiración que daba.

-¿Por qué quieres morirte? -indagó, tomando una fresa para ella y dejando otra sobre la palma ajena.

-Estoy agotada, la puta dieta es jodidamente asquerosa y llena de calorías. Tengo ganas de vomitar cada cinco minutos. No puedo concentrarme en clases y la semana que viene tengo la obligación de asistir a un banquete de gala por mi padre... Oh, y Soyeon sigue molestándome -concluyó, suspirando con fuerza.

-Acúsala -sugirió con simpleza.

Mi-suk bufó con burla, aflojando su postura.

-Es la puta sobrina del director -rodó los ojos-. Igualmente, está sobre amenaza, gracias a Kwang, así que por lo menos puedo sobrevivir a esa idiota.

Weehin comió su fresa, pausadamente. Su silencio era cómodo y sus ojos no dejaban de estudiar a la otra con atención.

-Estoy orgullosa, Suk -declaró.

Lo repentino de sus palabras hicieron que Mi-suk adoptará un estado improductivo. Aquellas palabras se incrustaron en su mente y estaba dispuesta a atesorarlos. Pronto, su corazón comenzó un pálpito emocionado, haciéndola sentirse extraña.

-¿Qué dijiste?

-Dije que estoy orgullosa -sonrió-. Hemos avanzado mucho en poco tiempo, no... Mejor dicho, tú haz avanzado mucho.

Mi-suk tragó su saliva, bajando el rostro a sus manos sobre la mesa.

-Yo no lo siento, en realidad, me siento atrapada en un hoyo.

Weehin suspiró, teniendo la atención de la otra. Se vieron mutuamente y la mayor solamente atinó por pasarse un mechón de cabello por detrás de su oreja.

-Hablé con tu médico, me dijo que tu salud está mejorando, incluso tus defensas son más altas que antes -confesó-. Es un gran avance el hecho de que no hayas caído en la tentación del vómito, es un proceso largo y fastidioso, pero tú lo estás haciendo bien.

La tierna sonrisa de Weehin le hizo temblar. La excesiva muestra de apoyo era demasiado para ella, que estaba acostumbrada al desprecio y al reproche de sus decisiones.

Fue inevitable no recordar el inicio de todo. Siendo la comida el peor de sus enemigos. Mi-suk sintió como una enorme tortura el tentar la comida. Su negación la llevó a tener varias peleas con Minho y su madre. Terminó empeorando mucho más cuando se vio obligada a ser vigilada en todo momento. Mas ahora esos problemas se habían disminuído notablemente.

-Ahora ¿Qué me dices de tus pesadillas? -indagó, nuevamente.

Mi-suk llevó su mano a la boca, pero rápidamente fue retirada con un sutil manotazo por parte de la pelirroja. Sus uñas ya eran visibles y parte de ello era gracias a los manotazos que le recordaban no hacerlo.

SAVE ME || LEE KNOWDonde viven las historias. Descúbrelo ahora