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Cuando uno es feliz, el tiempo se comporta diferente, provocando que el día dure apenas unas escasas horas. Por eso, cuando menos lo pensaron, las vacaciones de invierno ya habían comenzado.

Ambos jóvenes amantes presentaron sus exámenes en tiempo y forma. Las respuestas de ambos habían sido satisfactorias. Minho, como siempre, con sus excelentes calificaciones por encima del 9.5 en todas las materias, y por otro lado, Mi-suk y su sorprendente 10 dibujado con tinta roja en la portada del test matemático. Todo mundo se volvió loco ante aquel histórico hecho a sabiendas de que la pelinegra tenía un pésimo antecedente académico en su antiguo colegio. Incluso fue bastante tentadora la idea que planteaba rentar a Minho como tutor personal a cambio de una jugosa cantidad de dinero sin embargo, la idea fue completamente rechazada por el que la haría de tutor. Además de ello, Rosé los llamó a modo de protocolo para mantenerlos bajo vigilancia, asegurándoles que no se librarían tan fácilmente de ella, pero que podían pasar sus vacaciones felizmente.

A pesar de las maravillas que mostraban aquellas temporadas, no pudo faltar el lado oscuro de toda aquella felicidad. La familia Kang –y específicamente la tía mayor–, parecía no tener intenciones de regresar a Washington y se esmeró en arruinarle la existencia a su sobrina menor. Las constantes palabras hirientes, el abuso de poder, las humillaciones y entre otras tantas, fueron sólo la tentativa de aquel nuevo infierno al que quería someterla. Mi-suk estaba agotada, se sintió completamente estúpida por pensar que su llegada a Corea sería lo que la rescatara de todo aquel sufrimiento, mas no se salvó, y tal pareciera que estaba destinada al dolor.

No era necesario tener una vista de águila para saber que la pelinegra estaba sufriendo. Habían pasado varios días en los que aquella sonrisa brillaba con falsa luz. Pero fue una tarde en específico que todo se vio espantosamente gris. Minho se dio cuenta de aquello y fue el detonante de su ira cuando descubrió las marcas rojas y moradas plasmadas en la delicada piel de su amada. Por más que quiso ocultarlo, Mi-suk no tuvo de otra más que confesarle a Minho que todo ocurrió por haber intentado ponerle un alto a aquella mujer.

La valentía de la pelinegra había sido enorgullecedor, pero pronto toda aquella fuerza se desvaneció cuando los ojos de su tía se volvieron opacos y peligrosos. La mujer perdió la cordura ante las pesadas y crueles verdades, terminando por violentar a la chica.

Minho estaba dispuesto a ponerle un alto a la mujer, más se vio obligado a detenerse cuando las lagrimitas de Mi-suk no podían dejar de bañar a su rostro. Por lo pronto, ahora sólo se mantenía abrazándola con fuerza para hacerle saber que él estaba ahí. Se dedicó a acariciar su cabello con gentileza, sintiendo como el viento de las respiraciones se concentraba en su pecho.

—No haré nada, te lo prometo, ahora detente y deja de llorar.

—Ni siquiera la tía me quiere... Se supone que ella debe ser como mi segunda madre —murmuró entre los sollozos.

—Ninguna familia es perfecta, Suk, ahora depende de ti seguir así, debemos hablar de esto con tu padre, él podrá ser menor que tu tía, pero no deja de ser tu padre.

Mi-suk salió de su escondite. Un puchero estaba formado en sus labios, sus ojos estaban mojados y los limpiaba torpemente con el dorso de su mano. Luciendo tan frágil en las pupilas contrarias mientras ella le dedicaba un asentido.

—Pero no creo que se detenga, Min... Igualmente, ella no está del todo equivocada, soy un maldito desastre, lo más seguro es que la familia quede fragmentada si digo lo que me hace, ¿sabes lo que significa una pelea familiar con una herencia millonaria de por medio? Ahora están actuando como una verdadera familia porque quieren evitar problemas.

Minho suspiró pesadamente ante las palabras de la pelinegra. Por la poca información que pudo juntar, supo que la familia de su padre se encontraba en problemas legales debido a una condición específica en la herencia del tatara abuelo. Entendió que todo aquello era molesto y agotador, así que solamente se resignó a aceptar su pedido.

SAVE ME || LEE KNOWDonde viven las historias. Descúbrelo ahora