13.

378 37 6
                                    

Advertencia! Este capítulo puede contener escenas delicadas para algunas personas. Recomiendo discreción, si no te gusta este tipo de contenido, puedes pasarlo de largo.

****

El cambio de Mi-suk les estaba preocupando. El señor y la señora Kang, realmente estaban nerviosos por la actitud tan enérgica de su hija pequeña.

Las última vez que vieron a Mi-suk sonreír tanto y genuinamente fue sólo un par de días antes de que se arrojara inexplicablemente desde la azotea de su propia casa, por lo tanto, temían que volviera a suceder.

La llegada de esos muchachos a la vida de su hija no les agradaba mucho, realmente. Eran chicos, la idea de de que la usaran como juguete no era del todo alentadora. Por supuesto, al inicio se sintieron conmovidos ante el cariño y los modales que presentaron la primera vez para con ella y con ellos, pero recordar que habían conocido a Moka de esa manera, les asustó. Así que decidieron que sería buena idea evaluar uno por uno, para proteger a su niña.

—Buena tarde, ¿Qué les oup...

Vieron al azabache congelarse enfrente suyo. Los ojos de Minho se pelaron como canicas y su manzana de Adán se agitó violentamente. Una actitud divertida y tierna ante los ojos de la mujer sin embargo, Minho comenzaba a marearse entre los pensamientos abrumadores que no dejaban de escucharse en su cabeza. El azabache agitó la cabeza en un intento de despabilarse y les guió hasta una de las mesas más elegantes del restaurante.

Las miradas ajenas se posaban uno por uno encima del matrimonio recién llegado. El hombre y la mujer iban vistiendo ropas tan caras y llamativas joyas que fácilmente costeaban la renta casi permanente del restaurante, aún así, el aura de la pareja no se sentía tan pesada.

La pareja tomó asiento y comenzaron a ver la carta que el azabache les ofreció. Con libreta y pluma en mano, Minho se detuvo como soldadito, esperando por el pedido del matrimonio.

Miró con atención los movimientos delicados de la mujer, y por otro lado la ponente y segura presencia del hombre.

—Bueno —habló finalmente el hombre, sabiendo la mirada—. Iremos por lo básico, pediré Bibimbap.

Minho asintió escribiendo y pasó la mirada hacia la mujer, quien le regresó la mirada sonriente.

—Yo pediré Gogi güi, por favor.

—¿Qué les ofrezco para beber?

Soju.

—Un refresco de Cola para mí, por favor.

El azabache asintió, terminando de escribir. Se aseguró de que fuera todo el pedido, y tras confirmar que no necesitaban más, dio una reverencia y se giró sobre sus talones, perdiéndose en la puerta la cocina.

La pareja miraba atentamente al pelinegro, siendo testigos de la escena donde éste hablaba con su madre, nervioso, y luego ella los saludaba desde lejos.

—Choi me mandará más tarde toda la información sobre estos chicos y sus familias —argumentó el hombre, mirando todo el establecimiento.

—¿Podemos hacerlo? No son menores de edad, pero tampoco son personas que tengan una gran cola que pisar.

—Tranquila, amor —dijo tomando su mano—. No pienso hacerles nada, simplemente quiero ver qué tipo de juntas se ha conseguido mi hija.

El señor Kang besó el dorso de la mano y atrajeron una cómoda armonía entre charlas triviales, hasta que después de un rato, el pelinegro llegó con los pedidos en una bandeja. Depósito los platos, utensilios y bebidas en la mesa con una buena seguridad en sus movimientos, dejando en claro que ya tenía tiempo haciéndolo.

SAVE ME || LEE KNOWDonde viven las historias. Descúbrelo ahora