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Afortunadamente, las pruebas no tardaron exactamente el tiempo que prometieron y en realidad, tuvieron los resultados pronto. La señora Lee y los jóvenes regresaron antes de siquiera ingresar al restaurante a dónde pretendían comer algo. Sus corazones vibraron en todo momento sin intenciones de calmarse y empeoró más cuando al llegar, el médico dio la orden de hablar en privado con la mayor de los tres, dejando de paso un verdadero sentimiento de miedo.

Al paso de unos eternos minutos, la mayor salió del consultorio con una expresión difícil de leer. Sin mencionar palabra alguna, los llevó a una cafetería cercana a casa y se introdujeron en busca de relajarse. Aunque por parte de los más jóvenes, eso era completamente imposible.

Ahora los tres se encontraban sentados en una de las mesitas del local. Miraban a su alrededor, inquietos. Ni Mi-suk, ni Minho se atrevían a decir una palabra desde el momento en que la señora Lee salió del consultorio, su rostro sin vida les generaba una curiosidad casi infernal a los presuntos padres primerizos.

—Es necesario que hable con tus padres Mi-suk —habló de pronto la señora Lee, dejando de menear el popote dentro del vaso.

Mi-suk se sintió ansiosa en ese momento. La pesadez de los problemas comenzaron a dolerle en la cabeza como una gran roca que se le fue lanzada sin previo aviso.

—Por favor —juntó sus palmas a modo de ruego—. No les diga nada... Yo... De verdad puedo abortarlo... Sandy ya lo ha hecho antes y sigue saludable... Los gastos serán mi completa obligación, no les pediré nada —rogó atropelladamente, con sus ojos cerrados forzosamente.

—¿Quién es Sandy?

—Sandy es mi prima, ella y yo somos muy unidas —musitó, bajando la cabeza.

El gesto de la mujer fue desconcertante. Con la decepción inundado a su rostro, tomó el sobre de los resultados, lo abrió enfrente de los jóvenes y dejó la hoja sobre la mesa. Los dos menores se vieron ansiosos entre ellos, siendo Mi-suk la valiente que decidió dar un vistazo. Por otro lado, Minho, al no ver reacción alguna, le quitó la hoja para quitarse la duda de encima. Poco a poco sintiendo como el nudo en su estómago se aflojaba.

—Escúchame bien Mi-suk —llamó la mayor, ganándose ambas miradas—. Nunca... Nunca vuelvas a decir o a pensar en eso —regañó, con un nuevo gesto de seriedad.

La cabeza de Mi-suk parecía recapacitar. Los cables en su mente se conectaron justo después de ver la leyenda de: "N E G A T I V O" en la hoja. Fue entonces que a su memoria llegó la historia que relataba el trágico infierno que tuvo que vivir una joven a causa de un padecimiento en su cuerpo que no le permitió conceder un bebé, hasta después de varios abortos.

Miró a la mujer a su lado, sintiendo su mundo caerse al notar que había tocado un hilo demasiado delgado. Su pecho se contrajo y un nudo se formó en la boca de su estómago. Bajó del banco en un brinco torpe, casi cayéndose, para luego estabilizarse enfrente de la Lee mayor.

—Yo... Yo lo siento tanto, no... no medí mis palabras, discúlpeme —dio una reverencia de noventa grados—. Soy una idiota, dios, siempre tengo que arruinarlo todo, incluso la hice malgastar su dinero por una prueba de embarazo cuando ya de por sí soy defectuosa como para poder tener un bebé — balbuceó con torpeza, luego suspiró bajando la velocidad de sus palabras—. Lamento arruinarle su día, señora Lee.

—Cariño —llamó levantándola—. No te disculpes, es normal que reacciones así, entiendo —sonrió, volviendo a traer la calma—. Mi día estaba siendo tan ordinario que comenzaba a aburrirme, así que les agradezco por meterme tremendo susto, pero en serio, deben controlar sus hormonas más adelante.

SAVE ME || LEE KNOWDonde viven las historias. Descúbrelo ahora