16.

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Ese día se había vuelto extraño. La radio y televisión anunciaron pronósticos de clima agradables en la semana sin embargo, un par de horas después del almuerzo, una tormenta de nieve sorprendió a la ciudad.

La extraña condición del día hizo que las clases se suspendieran de manera indefinida. Aquellos que tenían la dicha de tener un automóvil se fueron a casa y los demás estudiantes se vieron obligados a esperar hasta que la lluvia bajara su intensidad.

Un par en especial llevaban al menos, quince minutos refugiados dentro de los vestidores de la universidad mientras que el resto, esperaba en las instalaciones principales.

Mi-suk y Minho caminaron calmadamente por los campos deportivos en busca de atender el llamado que habían recibido por parte del profesor. La nieve caía delicadamente sobre sus cuerpos, volviendo amena aquella situación sin embargo, de un momento a otro, la tormenta se desató. Minho tomó la mano contraria, arrastrándola por lo campos en busca de su protección, siendo los vestidores el punto de salvación más próximo. Al contrario de lo que esperaban, el silencio, se había apoderado de su refugio. El sonido del granizo estampado en el techo hacía eco por los vacíos pasillos, llevándolos a una mudez casi abrumadora.

—¿Estás bien? —inquirió el azabache, tentando la pierna contraria, en busca de aminorar el nervio mostrado en su temblor.

—S-sí, sí.

Minho no se quedó tranquilo con ello sin embargo, dedicó una pequeña sonrisa y dejó su mirada al frente de la banca donde podían ver la situación afuera.

—Bueno, en realidad...

La voz de Mi-suk resonó en el vacío del edificio, haciendo que la mirada del azabache se encontrara con la suya. A pesar de estar nerviosa, ver a Minho con ella le dio un poco de seguridad.

—Estoy asustada porque esto me trae recuerdos horribles —murmuró.

El azabache logró escuchar las palabras por sobre el ruido de la tormenta. Mi-suk no se había dignado a mirarle luego de la confesión. Sin pensarlo mucho, tomó la mano contraria y entrelazó tiernamente los dedos de ambos. La pelinegra recibió con gusto el acto y recargó su cabeza en el hombro ajeno, soltando una gran bocanada de aire.

—Te escucharé sin juzgarte, si eso deseas.

—Gracias —agradeció con un suspiro—. Mi antiguos compañeros fueron terribles conmigo en casi toda mi desgraciada existencia. Ellos me acosaron, me golpearon, me arruinaron... Uh, de alguna manera, siento que la vida me tuvo piedad porque conocí a Moka, él se enamoró de mí y me tomó bajo su ala, protegiéndome de todos gracias a su poder y dinero.

Minho bajó la mirada, claramente sorprendido por aquella confesión. Reforzó el agarre de su mano y acarició el dorso con el pulgar, permitiéndole continuar.

—Fue un día lluvioso, casi como hoy... Eeeh, Moka no asistió ese día y me dejó básicamente desprotegida. Habían dos compañeros que eran gemelos, John y Jake Wills, e-ellos me odiaban sólo porque mi familia es de dinero... Ese día, John estaba persiguiéndome por toda la universidad y terminé refugiada en los vestidores de chicas..., yo me sentí a salvo, así que planeé lavarme para evitar enfermar, pero antes de poder cambiarme la ropa, John apareció —se rascó la frente—. Me congelé en ese momento y no pude gritar o hacer otra cosa más que caminar hacia atrás. Me acorraló y aprovechó aquello para empezar a besarme. Me asusté como nunca y traté de golpearlo, pero no funcionó. Cuando sentí que tocaba mi cuerpo, algo me pasó y me terminé desmayando.

—¿Ellos... abusaron sexualmente de ti?

—Ese día estuvo demasiado asustado como para hacerlo y se marchó—respondió con tranquilidad—. Pero sí, lo hicieron un par de veces.

SAVE ME || LEE KNOWDonde viven las historias. Descúbrelo ahora