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Advertencia! Este capítulo contiene escenas implicitas +18. Recomiendo discreción, si no te gusta este tipo de contenido, puedes pasarlo de largo.

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Había una calmosa tranquilidad en aquella habitación, pero ésta se había perdido cuando los chasquidos desesperados y jadeos deseosos se hicieron presentes.

La adrenalina llenaba las bocas de ambos amantes, llevándolos a querer cada vez más sin embargo, fue la chica quien detuvo todo acto cuando descuidadamente perdió el ritmo de su respiración. Sus pechos subían y bajaban alternadamente. Luego chocaron sus ojos con los del otro, mientras dedicaban una sonrisa. Repentinamente, el semblante feliz de Mi-suk se endureció, comenzando a preocupar al azabache frente a ella. Le pasó uno de sus mechones por detrás de su oído, sin dejar de sonreírle en todo momento.

Cuando Minho llegó de sorpresa en compañía de Hyunjin, la casa se volvió armoniosa, empezando por la menor de la familia. Tan pronto pudieron quedarse solos, Mi-suk no dudó en besar esos serenos y dulces labios. Como una droga, los besos de Minho fueron suficientes para poder hacerla olvidarse de todas las preocupaciones que le aterraban en ese momento.

—¿Todo bien? —indagó el pelinegro, dejándole un beso en la frente.

—No quiero estar aquí.

Minho tiró de una de sus comisuras, comprendiendo su sentir. Había escuchado por Hyunjin, que la familia de su novia estaba repleta de víboras y que sólo se salvó del veneno gracias a su apellido. No obstante, Minho sólo pudo pensar en todas las terribles cosas que pudieron caer sobre su amiga, así que fue él quien insistió a su alto amigo, lo llevara con él a la casa de los Kang.

Mi-suk, ahogada en un sentimiento de seguridad, acercó su mejilla hasta el pecho contrario, encontrándose cómoda. Minho, por otro lado, sólo afianzó su agarre, envolviendo a ambos en un armonioso y sereno ambiente.

—Me quedaré ésta tarde contigo, ¿estás bien con ello? —musitó bajito, contra la coronilla de su acompañante.

—No quiero que escuches las palabras sin sentido de mi familia.

—Está bien, no te dejaré sufrir sola, de todos modos, me gustaría probar un poco de mi paciencia.

Mi-suk soltó una risita ante las palabras del contrario y subió el rostro, mirándolo de nuevo. Sintió el extraño revoltijo en su estómago, desconcertada por la extrañeza que esta significaba.

Ese sentimiento era recientemente nuevo, no podía recordar haberlo sentido cuando estaba con Moka. Por su alto fanatismo y fidelidad con el género del romanticismo, Mi-suk pudo definir sin mucho problema que lo que estaba sintiendo en ese momento, era un cariño genuino que sin duda podía terminar como un enamoramiento.

«¿Podría convertirse en amor puro y correspondido?», pensó.

En ese momento, Mi-suk y Minho no eran más que amigos que se besaban cuando nadie los veía. Eran el escape del otro, su zona segura. Pero conforme más pasaban los días, Mi-suk más deseaba poder externar sus sentimientos hacia Minho, mas no podía negar el miedo que le recorría las venas con tan sólo pensarse siendo rechazada.

Minho es un chico y Mi-suk creció bajo la creencia de que si los chicos no hablaban sobre sus sentimientos, entonces lo único que había en su cabeza, era pura lujuria. Y cuando Mi-suk no recibió respuesta después de haberle dicho que lo quería, lastimosamente dedujo que lo que Minho sentía por ella, era puro deseo. Aún así se dijo a sí misma que no le importaba si es que podía seguir sintiéndose segura en esos crecientes brazos en todo momento. Justo como se encontraban en ese mismo instante. La pelinegra sintió sus mejillas siendo tomadas, y vio el momento en que el contrario se acercó para dejarle un nuevo beso.

SAVE ME || LEE KNOWDonde viven las historias. Descúbrelo ahora