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La mañana fue tormentosa. Apenas abrió los ojos y Mi-suk recordó la reacción vacía de su madre. La estuvo esperando toda la noche, con la esperanza de que iría a visitarla a su habitación, pero nunca apareció por ahí.

"Es completamente normal, Suk. Su nula reacción es tan natural, como la que todos tendríamos en situaciones similares, quizá tú sonrías, quizá yo llore... Está desacostumbrada a ello, así que sólo es cuestión de que la ayudes a verlo como algo normal".

Afortunadamente, las palabras de Weehin fueron suficientes para callar las voces de su cabeza. Mi-suk se preparó con normalidad y llegada la hora, se dirigió a la universidad, dispuesta a tener un mejor día.

Pero, ¡Oh Dios!, todo era un caos.

Fue sólo ahí que Mi-suk entendió mejor la explicación de Han sobre los chicos de intercambio. Las olas de gente eran enormes, chicos de diferentes nacionalidades, caminando -casi tropezando- bajo la guardia de varios chicos de la misma universidad. Soltó un suspiro y se sintió aliviada de no haber estado entre todas aquellas pobres almas extranjeras.

-¡Ayuda!

Se detuvo cuando vio el enorme cuerpo de Changbin corriendo hacia ella. Este la atrapó y en un movimiento rápido, se terminó escondiendo en su espalda. Miró al frente confundida, encontrándose con una Rosé fastidiada. La rubia daba pasos firmes y apresurados, notando claramente a la enorme figura que vagamente se escondía detrás de la rubia menor.

-¡Seo, ya no eres un niño para estar jugando esos juegos! -reclamó casi en berrinche.

-¡Ya tengo a mi pequeña saltamontes, la encontré vagando por ahí! ¿Cómo te llamas, criatura extraña? -preguntó con seriedad, tanta que casi pareciera real, pero ni siquiera le dejó responder -Se llama Kang Mi-suk-, concluyó con la voz baja una vez que la mujer se detuvo frente a ellos, siendo asesinado con la mirada ajena.

-Seo, no entiendo por qué te comprometiste como becario si no vas a hacer tus deberes -reclamó.

El mencionado salió de su escondite, derrotado. Con un puchero bastante tierno bajó su postura en una reverencia mientras murmuraba un intento de disculpa hacia la mayor.

-Ve a clase Mi-suk, yo me llevaré a la bestia -dijo, sonriendo con orgullo.

El castaño y la rubia menor se despidieron. Ésta última mirándolos irse desde su posición. Sintió un escalofrío recorrerle la espalda y rápidamente se puso en marcha hacia el salón.

Era extraño, por alguna razón, Mi-suk no dejó de sentirse nerviosa en todo el camino. Una clase de paranoia estaba abrazándole el cuerpo con cada paso dado. Ingresó al edificio y caminó por los pasillos, deseando llegar rápidamente a su aula. Sus ojos se iluminaron y su sonrisa brilló cuando vio en frente suyo a Minho con Hyunjin a su lado. Relajó los hombros y dio un suspiro, preparándose para saludar a su novio.

-Pero vean a quien tenemos aquí.

La rubia hundió sus cejas en un gesto de confusión. La sonrisa socarrona de Hyunjin la desconcertó y ladeó la cabeza en busca de respuestas. Sintió los latidos de su corazón alborotados cuando los labios del otro le acariciaron la frente, perdiendo la concentración de lo que el otro le decía.

-Déjala en paz, Hyunjin.

-Te lo juro, Mi-suk ganaría perfectamente el primer lugar en las carreras.

-¿Tú fuiste el que llegó a casa?

-Sí, Hanna y yo apenas y te vimos el cabello... ¿Pero qué fue lo que dijiste a tu madre para dejarla tan ida? -cuestionó llevando una de sus manos a la barbilla, colocándose curioso.

SAVE ME || LEE KNOWDonde viven las historias. Descúbrelo ahora