SAVE ME || LEE KNOW

14.

La intranquilidad de Minho fue notoria luego de su última llamada con Mi-suk. La había escuchado llorosa y terminó recibiendo una respuesta áspera cuando se atrevió a preguntar sobre el origen de ese humor amargo. Adicional a ello, su interés solamente se volvió más fastidioso porque se volvió oyente de una plática entre su madre y la señora Kang, donde esta última hizo mención del comportamiento extraño de su hija.

Minho no era fanático de meterse en las vidas ajenas sin embargo, la curiosidad generada fue mucho más fuerte para él, así que decidió buscar respuestas hasta en el rincón más obvio en ese momento dentro de su cabeza.

—¿Cómo está la mujer más inteligente, capaz y profesional de está universidad, en este hermoso día? —preguntó con una enorme sonrisa.

Extendió su mano y dejó un vaso de café sobre el escritorio, ganándose solamente la mirada entrecerrada de la mayor.

—¿Qué quieres, Lee?

—Yah, te vas a morir de una hipotermia por lo fría que eres conmigo —reclamó con los labios formando un puchero intencionalmente tierno—. Yo sólo quiero tener una agradable conversación con la mejor amiga de mi prima.

Se cruzó de brazos, fingiendo indignación. Escuchó la risa frente a él y giró los ojos, viendo el sarcástico rostro sonriente de la rubia frente a él.

—¡Por dios! ambos sabemos que tú buscas algo, Lee, te conozco desde que saliste del vientre de tu madre.

Minho sonrió cínicamente y posicionó sus manos entrelazadas frente a él. Suspiró y bajó la intensidad de su gesto, llevándolos a un ambiente más tranquilo.

—Bien, tienes razón, quiero pedirte un favor.

—¿Qué es?

Minho volvió a tragar la saliva y relajó sus hombros. Su cabeza comenzó a trabajar, escogiendo las palabras correctas a mencionar.

—Eh... ¿Podrías mostrarme... Los resultados del test psicológico de Mi-suk?

La fina ceja de Rosé se elevó. Y un parpadeo comenzó, por parte del azabache como reacción del gesto recibido.

—¿Por qué?

—Curiosidad.

—Minho, son pruebas confidenciales, los administrativos son tan celosos como para dejarte verlos sólo por "curiosidad".

El pelinegro suspiró por décima vez en el día, sintiéndose completamente derrotado. Bajó la mirada al escritorio y jugó con unas plumas que estaban por ahí.

—Tú no te preocupas por la gente —escuchó.

—Sólo quiero tratar de ayudarla —explicó.

—Entonces, ¿No deberías ver por ti primeramente?

De nuevo se vio derrotado por su cruda realidad. Había tenido suerte de no haber explotado luego de su pelea con Kwang sin embargo, sus ataques de ira no se habían extinguido del todo. Había podido mantener la calma, pero seguía siendo insuficiente para los demás.

—... Igualmente, los resultados son clasificados —continuó .

—Por favor.

—¿No piensas rendirte?

Negó.

—Minho, incluso si conoces los resultados del test, no podrás cambiar nada, ¿entiendes? Ahora, regresa a clases, te prometo firmemente que yo me encargaré de ella, tú sólo preocúpate por ti mismo, ¿si?

Minho desistió de sus intentos y asintió a regañadientes. Alzó la mirada ya sin rastro de esa armonía del inicio y Rosé se atrevió a sonreírle divertida.