21.

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La noche del sábado se sentía extraña. Hacía un par de horas desde que Minho regresó del gimnasio. Según él, eso iba a funcionar para relajar sus nervios sin embargo, el efecto pareció haber durado tan sólo unos cuantos minutos, pues su estómago volvió a enloquecer en cuanto recordó que iba a conocer a su abuelo.

Al menos viaje fue ameno, los chistes malos de Jisoo y las malas anécdotas de Jin con el jefe Jeon y su genio, fueron lo que ayudó a Minho a sacarse las inseguridades de la cabeza por ese rato. Y es que no era algo que debía pasarse muy por alto. El pequeño Lee iba a conocer al progenitor de su madre. Los nervios le carcomían la cabeza y no podía dejar de pensar en cómo iba a reaccionar al ver por primera vez al hombre que había hecho a su madre vivir un infierno. Eran sentimientos encontrados haciéndose presentes en su interior y estaba siendo incapaz de enfrentarlos correctamente.

Apenas bajaron del auto, Minho se acercó a su madre y le tomó de la mano como cuando era pequeño, buscando transmitirle consuelo y valentía en el tacto. El frío de esa noche en particular se había intensificado, colándose casi en sus huesos. Sus pasos eran lentos y seguros. Se detuvieron frente a la puerta y su madre dedicó una sonrisa que le dejó un poco más de calma.

Poco después la puerta se abrió dejando ver a la joven mujer que les había visitado antes. Lucía aún su cabellera cobriza y brillante, siendo esta lo que podía diferenciarla completamente de Jisoo. Su sonrisa abierta les dio la bienvenida y se corrió a un lado para dejarles entrar. Los guió amablemente hasta la sala de estar, dejándolos ahí antes de ir y avisar sobre la ansiada presencia de los invitados.

—Todo estará bien, cariño —susurró la señora Lee a su hijo, dejando sutiles caricias en el dorso de su mano.

Minho asintió ante las cálidas palabras de su progenitora, pero la tranquilidad del momento fue efímera, pues la tensión cayó como balde de agua fría cuando de nueva cuenta la mujer de avanzada edad se hizo presente.

Los tacones de la joven resonaban en la gran casa dejando ecos nada tranquilos. Ambas mujeres se detuvieron frente a los invitados con la mayor sin dejar de ver al muchacho entre ellos, aún sin poder creer que ese chico era su único nieto varón. La mujer sonrió con ganas y se aventuró a buscar un abrazo del menor, ganándose tan sólo una reacción desconcertada. Luego saludó a los demás con menos euforia y les invitó al comedor.

—¿Cómo está él? —indagó la señora Lee, terminando con el silencio incómodo de la habitación.

—Padre está durmiendo, el tratamiento le deja agotado, pero es seguro que despierta en veinte minutos —respondió la joven con la voz serena.

—Podrían quedarse a cenar mientras tanto —sugirió la mayor.

Lee Suni dirigió una mirada preguntona a su esposo en busca de una confirmación o negación, y recibió a cambio un breve asentimiento por parte de él. Finalmente suspiró con pesadez y terminó aceptando la invitación de la mujer frente a ella con un asentido.

Pronto, los siete se reunieron en el gran comedor. Era difícil para Minho encontrarse cómodo en el lugar. Comenzaba a pensar que tenía una clase de fobia hacia la sociedad alta, ver tantas cosas de gran valor le ponían de nervios, disgustándole incluso el gusto de los ricos por comprar cualquier cosa que tenga algo o sea todo de un color dorado.

—Ese collar es hermoso —comentó la mujer con la vista en el pecho del menor —¿Se lo regalaron ustedes? —inquirió luego, mirando al matrimonio frente a ella.

—No, mi hijo hizo un buen acto y se lo recompensaron con el collar.

La mujer asintió ante la respuesta dura, sintiéndose incómoda de pronto por ello. Se le había olvidado el pequeño detalle de que su hija y esposo se habían quedado en la casi pobreza cuando se desligaron de sus familias, haciéndoles imposible tener una vida de lujos y tan acomodada como la de ellos. Para suerte suya, la llegada de la ama de llaves fue lo que rescató el momento de caer bajo. Los platos con la cena fueron servidos y comenzaron con una silenciosa comida hasta que Jin recibió una llamada.

SAVE ME || LEE KNOWDonde viven las historias. Descúbrelo ahora