Capítulo 33.

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UNA SOLA PALABRA.

'He tenido que irme a casa, ¿te veo luego?'

No pude evitar perder toda la emoción. Álvaro no tenía la culpa de no saber que en estos momentos, quizás era cuando lo necesitaba más que nunca. Al menos para sacarme de toda esa mierda de situación durante unos minutos.

'Paso a recogerte para ir a la fiesta. A las nueve.'

Suspiré, y reprimí una sonrisa. Tendría una perfecta excusa para no ver a Christian en lo que quedaba de tarde. O a lo mejor ni siquiera se pasaba por allí, posiblemente muy bien entretenido por su novia de hospital.

'Perfecto'

Apagué el móvil, suspirando, y dirigí la vista hacia la chica que se encontraba delante de mí. Ya no parecía mi mejor amiga en absoluto, sino más bien me miraba como si hubiese cometido un delito o algo del estilo.

-¿Sólo eso?- Hizo una pausa, irónica.- ¿En serio? No puedo creerlo.

Eve me miró exigiendo más información de la que llevaba media hora dándole.

Sí, pero tan solo le has contado que le ayudas con matemáticas. No te estás dejando nada, ¿verdad?

Independientemente de que llevase cuatro horas hecha polvo, mi conciencia no pensaba en dejarme ni un maldito segundo de tregua.

-Sí...- Esperaba que mi voz no temblase.- Solo nos conocemos por eso. No es que hablemos mucho, la verdad.

~O al menos eso era que lo debía ser.~

-Te juro que sigo sin poder creérmelo, nena. Tú y Archibald... Es que no pegáis nada.- Sus palabras precipitaron como un jarro de agua fría, por mucha razón que tuviese.- Él... Tú... Cuando dijo que si podía hablar contigo casi me da un ataque.

Miré seriamente a Eve, aunque terminé sonriendo forzadamente. ¿Era tan raro de verdad?

-¿Sabes que no hemos hablado desde el verano?- Rompió el silencio.- No le di importancia, porque pensé que necesitaba tiempo y todo eso. ¡Pero han pasado casi tres semanas!- Mi corazón empezó a ir bastante más rápido.

Evelyn nunca había sacado ese tema. Y yo por supuesto que no quería hablar más de ello. Saber que se habían visto durante el verano ya era más de lo que podía asimilar.

-¿Crees que no le intereso? ¿Qué solo me quiso para... Bueno, ya sabes?- Me tapé los oídos mentalmente.

No necesitaba más información, y era en serio. No quería que me recordara que se habían acostado. De solo pensarlo se me removía el estómago.

Otra prueba más de que estás completa e irrevocablemente enamorada de él.

Por otra parte, yo sabía que ni habían hablado desde entonces, ni iban a hablar. Al menos no por su parte, y eso solo agrandaba mi sensación de incomodidad con la conversación.

-¿Tienes la suficiente confianza con él como para preguntarle si piensa llamarme o cualquier cosa?- Salté para atrás. No podía haberme preguntado eso.

Sí. Tengo la suficiente confianza como para preguntárselo, pero te ahorraré el tiempo respondiéndote aquí y ahora mismo.

-¿Puedes ayudarme?- Sonaba desesperada para mi cordura.

Aunque insistiera mil veces, no podía hacerlo. No podía. Porque sabía perfectamente lo que pensaba Christian al respecto de ella, y ni siquiera me hacía falta preguntarle.

-Yo...

-¡Gracias!- No me dejó terminar la frase, eufórica.

Me dio un abrazo rápido, un beso, y se fue medio corriendo dejándome plantada cual estatua.

.

¿Y ya está? ¿Ahora tenía que ayudarla con Archibald cuando yo misma estaba hecha un maldito lío respecto a él?

Estás así por que quieres. Prefieres cegar lo que sientes con tus ideas maniaco-psicóticas, a afrontar que Archibald te gusta.

~Silencio~

Tenía que ignorar a mi conciencia. No solo llevaba haciéndolo toda la tarde, sino que seguiría por mucho tiempo. Era imposible que supiera lo que yo sentía y lo que dejaba de sentir, eso era solo cosa mía. Como mucho podía sumergirme en más dudas de las que ya tenía de por sí, como las anteriores tres semanas.

Necesitaba dejar de pensar de una vez. Esta situación realmente estaba dañando a mi cerebro. ¿Cómo podía pensar siquiera que mi conciencia dijese algo racional? Por favor, ¡era una conciencia! ¿Ella qué sabía al fin y al cabo? Era sólo una producto de mi mente esquizoide, traída para sembrar la confusión, la tensión y el enfado. Tenía que empezar a afrontar la realidad.

¿Te diviertes metiéndote conmigo? Sabes que tengo razón. Si no te gustase Archibald no hubieras actuado así con él, antes.

~Dafne.~

Ese nombre parecía haberse grabado a fuego en mi mente. Pero lo peor de todo era que recibía pinchazos cada vez que pensaba en ella.

Tú misma me estás dando la razón.

Pero, a pesar de todo, no podía ser. No me podía gustar Christian, al igual que no podía dejar de lado a Álvaro. Él era, al fin y al cabo, el único de los dos al que parecía importarle.

Mi móvil comenzó a vibrar en el bolsillo, y miré la pantalla sin poder evitar que una sensación rara me retorciera el estómago en cuanto reconocí el remitente.

Ya he salido. ¿Puedo pasar a coger los apuntes cuando te recoja para la fiesta?

Ya no sería necesario, pero al fin y al cabo no podía esperar más de él que no fuera el interés, ¿no? Para lo demás, tenía a su amiga Dafne.

Yo no quiero decir nada, pero eso ha sonado como si estuvieras celosa.

~Estoy molesta, eso es todo. No sé por qué, pero estoy molesta.~

Me lleva Álvaro. Te los llevo si quieres.

Envié el mensaje, y apenas tardó unos segundos en contestar.

¿Estás segura?

¿Por qué lo preguntaba?

Está bastante claro...

Sí.

Y con todo esto, y sin saber muy bien para quién era mi respuesta, simplemente caminé hacia mi casa. Otra vez pensando en el maldito Archibald.

***************

¡Hola! Supongo que ya era hora de sacar alguna conversación de Bianca con su yo interno, para que vierais más como se siente, ¿no?

De igual forma, espero no retrasarme mucho en el próximo capítulo... Porque no estoy demasiado inspirada y no es como si este me hubiese gustado mucho:(

Espero que lo disfrutéis (creo que es corto, también).

Y todo por una Nerd.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora