¿MÁS DUDAS?
-Y bueno, ¿qué es lo que te traes con Archibald?
Esta era la conversación más rara que había tenido en mi vida. Con Christian aún en mi sofá -haciendo el último ejercicio de los que nos había mandado para física e intentando aparentar normalidad-; y con Chase al teléfono, nada parecía tener sentido.
¿Sabes que sería genial ahora mismo? Que pusieras el teléfono en manos libres.
-¿Yo? Nada...- respondí con una horrible risa nerviosa, ocultándome en la cocina.
El día que funcionaran mis intentos de disimulo sería el día en que ya tuviésemos fecha para la última película de Narnia.
-Nada no puede ser, porque el otro día...- Le interrumpí.
-He dicho que nada, en serio. Simplemente le estoy ayudando con algunas asignaturas.- Intenté hablar sin balbucear.
Sabía perfectamente que lo que había hecho Christian ese día era una soberana tontería. Estaba delante de mis amigos y tendría que haber respetado que todo esto fuese un secreto, porque queriéndolo o no, lo había liado todo por un solo momento.
Ahora Eve esperaba que la ayudase de alguna manera a conseguir algo con él, lo que cada vez me parecía una idea más horripilante. Y Chase esperaba que le contase malditamente todo, cuando estaba claro que no podía hacerlo.
-¿Por qué?- Su voz tenía un tinte hasta preocupado, algo que no lograba entender. Puede que Christian pareciese una persona diferente visto desde fuera, pero no era tan malo al final.
JÁ.
-No sé...- Intenté calmarme y buscar una excusa coherente- Me gusta hacer el bien, Brad.
¡Qué equivocada he estado todo este tiempo!
-Ahora en serio, B. Te conozco desde hace demasiado tiempo.- Silencio al otro lado de la línea.- ¿No estaréis...?- Añadió riéndose sonoramente.
Y por alguna razón, una parte de mí llegó incluso a ofenderse. ¿Tan raro sería que...?
¿QUÉ ESTABA PENSANDO?
POR SUPUESTO QUE SERÍA RARO.
-¡Bianca! ¿Sigues ahí?
-Sí... ¡Digo no! ¡Por supuesto que no!- Si no podía convencerme a mí misma de la propia realidad, desde luego no podría convencerle a él.
¿Por qué estamos seguros de que es la realidad, no?
~Claro que es la realidad, y te debería de haber quedado claro hace mucho, mucho tiempo.~
-Suenas raro, Bi.- Dijo con tono de preocupación. Y sus palabras me hicieron casi soltar el teléfono.
Pero la verdad era que que se hubiera dado cuenta de que algo no andaba bien, era lo mínimo que tenía me esperar de él cuando ni siquiera podía haber pronunciado de manera firme una respuesta coherente.
-No...- Reí nerviosa nuevamente- ¡Qué va!- Tenía que salir de esta conversación cuanto antes, o iba a terminar muy mal. Cuanto más hablara, más probabilidades tendría de meter la pata aún más al fondo.
-Eh...- No le deje acabar de decir lo que tenía que decirme.
-Bueno, Chase. Tengo que cortar.- Y colgué el teléfono sin darle tiempo a despedirse, sabiendo perfectamente que más tarde me sentiría mal por hacerlo sin ningún tipo de explicación.
Por favor, un premio por aquí. Si tu comportamiento ya era sospechoso, acabas de rematarlo.
Estampé el fijo contra la mesa de la cocina, y caminé lo más tranquilamente que mi cordura permitía hasta el salón. Deseando, con todas las fuerzas que me quedaban en ese momento, que Christian ya se hubiese ido -porque desde el momento en que había venido las dudas solo habían podido ir a más, y aunque me hubiera desconectado un poco escuchando a Chase por el teléfono, ahora volvían a cobrarse su lugar-.
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Y todo por una Nerd.
Teen Fiction¿Él? El típico arrogante, ególatra, y engreído, que se cree que puede tener cualquier cosa que se proponga. ¿Ella? La para nada típica chica tímida, modesta, y que suele pasar desapercibida. ¿Juntos? A ojos de la gente, imposible. Pero entonces...