Y todo por una Nerd.

Capítulo 43.

PONGÁMONOS A ELLO.

-Tenemos que ir a la fiesta, y lo sabes.- Eve estaba demasiada extasiada para mi gusto, y no era para menos. Era la primera a la que nos invitaban "juntos" desde hacía por lo menos cuatro largos años.- ¡Es genial que nos lo hayan dicho!

Lo que no sabía era quién nos había invitado, y la verdad era que tenía algo de curiosidad. Cuando Chase me lo había contado, me había quedado casi catatónica. Y sí, aunque no tuviese mucho humor para fiestas, no podía dejar tirada a mi mejor amiga en este momento tan especial para ella.

-¿Pero quién te lo ha dicho?- La fiesta era en casa de un chico llamado Nathan, pero hasta ahí toda la información que tenía. Y no me sonaba para nada que mi mejor amiga me hubiese hablado alguna vez de él, por lo que...

Eve dió un salto de manera eufórica a mi lado, pero no contestó a mi pregunta.

-¡Hemos vuelto a hablar!- Intentó reprimir un grito, pero no surtió efecto.- Bueno, la verdad era que nunca habíamos hablado mucho... ¡Pero ahora parece tan majo conmigo!- De acuerdo, no me estaba enterando de nada.

¿Con quién había vuelto a hablar?

¿Tan majo con ella?

¿Estaba totalmente perdida o solo era una sensación mía?

-¿Con quién?- Eve soltó una carcajada.

-No te hagas la tonta, Bi. Tengo que agradecértelo un millón y medio de veces. Todo ha sido gracias a ti.

Bien, puede que estuviese siendo demasiado tonta. Pero entre que no era muy capaz de mantener la concentración ni mi mente alejada de una persona a la que llevaba sin hablar tres días y cuyo nombre no quería siquiera recordar (aunque lo recordase de sobra) y del hecho de que teníamos el examen de química muy muy pronto y aún no había empezado a estudiar, era de verdad que no tenía ni idea de qué estaba hablando.

Espera, espera.

-No, no lo sé. ¿De quién me hablas?

Eve miró a lo lejos del campus, y sonrió levantando la mano. Pero para cuando yo me giré, no pude reconocer a nadie especial. O al menos con quién hubiese intercambiado palabras alguna vez. Solo estaban los jugadores de fútbol, en las pistas. Y no creía que se refiriese a ninguno de esos.

-De él.- Eve alternó su vista de mí al campus.

No había absolutamente nadie mirando hacia nosotras, por lo que lo que quería mi mejor amiga señalándome con la mirada era parecido a encontrar a una aguja en un pajar.

-No sé a quién te refieres.

Y nuevamente, volvió a señalar, aunque esta vez con la mano, a los jugadores de fútbol.

¿Pero a cuál de ellos?

A mí no me lo preguntes, hay como mil. Y me extraña que Eve se lleve bien con tan solo uno de ellos, teniendo en cuenta como es.

~Es genial y lo sabes. No te metas con mi mejor amiga.~

¿La mejor amiga que quiere robarte a tu futuro marido? La quiero, pero sé que si se enterase de lo tuyo con el señor perfecto, ella misma tomaría la decisión de dejar de serlo.

Noté como mis mejillas adquirían un rojo demasiado fuerte. No podía creerme que me hubiese insinuado algo como eso. Se había pasado de la raya.

-No veo a nadie.- Reiteré lo suficientemente alto como para que mi conciencia entendiese que no me apetecería hablar con ella en un tiempo.

Madre mía, estás como una cabra.

Si Eve se enterase de mi beso con Archibald, no supondría solamente el final de nuestra amistad, sino también de la mía con Chase. Se rompería el triángulo que llevaba dos años existiendo, y del que me sentía tan agradecida de tener. Mis mejores amigos se sentirían traicionados por una egoísta, que era exactamente lo que yo estaba siendo en todo este asunto.

Era otra de las cosas por las que no podía asimilar que hubiese besado a Archibald, que no había tenido en cuenta las consecuencias que podía traer. Y no solo con Álvaro, sino que había ignorado los sentimientos de mi mejor amiga al respecto, y también de Chase porque había preferido estar con mis "otros amigos" a estar con él.

-Dilo de una vez, Eve.- Volví a la realidad.

Nadie tiene por qué enterarse de nada.

Y sí, eso sería perfecto. Pero seguía creyendo firmemente en Gossip Girl, y en su "los secretos no duran para siempre". Y eso era lo que me estaba martirizando.

-Pero es más divertido si lo descubre ella solita, ¿no crees?- Eve pestañeó como si le fuese la vida en ello, aún mirando hacia el campo de fútbol.

-No si eso implica tirarnos aquí toda la tarde. Además, a mí también me tienes en ascuas.

Eve resopló, y pataleó cual niña de cuatro años contra el suelo.

-Pero es que lo tiene que saber.- Insistió, desesperándose. Así no íbamos a llegar muy lejos... a ningún lado.

-Venga, suéltalo.- Menos mal que mi mejor amigo tenía un temperamento incansable, porque lo que es yo ya me había dado por vencida.

-¡Pero si está ahí mismo!- Señaló al campo de fútbol de nuevo, con la excepción de que los jugadores se habían disipado, y apenas quedaban dos o tres en las gradas, cogiendo sus mochilas. De ellos, solo pude reconocer a Archibald... quien en ese momento estaba tecleando algo en su móvil.

Mi primer acto reflejo fue ocultarme tras la mochila por si acaso se giraba en algún momento hacia donde estábamos sentados. Por mí, le seguiría evitando durante toda una eternidad, porque aún estaba todo demasiado reciente.

-No s...

-Joder, Bianca. Christian.- Y de tan solo oír su nombre me quedé tan paralizada que ni siquiera me inmuté al escuchar la melodía de mi móvil al recibir un mensaje.

-Bianca, tu móvil. Vibra.- Chase me lo cogió de la mano, pero sentí la necesidad de arrancárselo al segundo. Tenía un mal presentimiento.

~Y tan malo.~

"Te he dejado tres aburridos días tranquila. ¿Me has perdonado ya?"

Miré hacia el campo, pero Archibald ya no estaba.

Otro pitido.

"Venga, no creo que bese tan mal. Y yo no tengo nada de lo que quejarme."

Y otro.

"¿Te ha gustado la sorpresa? Te paso a recoger a las ocho. Y dile a tus amigos que les llevo también, si quieren."

-¿Quién es tu novio, Bi?- Brad soltó una carcajada.

-Es... mi madre.

Y... ¡sumamos otra mentira a la lista!