Sábado por la mañana.
Bianca era idiota, en qué momento se me había ocurrido ayudarla. Era simplemente una cría como todas las demás, que pensaba que Álvaro podría llegar a interesarse alguna vez por ella. Imposible: él solo era un jugador, y yo le conocía. Solo le había llamado la atención porque era una presa fácil, como las otras. Y ahora yo conducía malditamente frustrado por su culpa.
Sabía perfectamente que no debía importarme, que cada uno aprendía de sus propios errores. Pero el tiempo que había pasado con Bianca se había demostrado a sí misma que ella nunca aprendería: era demasiado infantil como para darse cuenta de las cosas que sucedían a su alrededor. Pero, lamentablemente, a mí me había sucedido algo peor: me había dado cuenta de que la NERD era una chica. Una CHICA con todas las letras de la palabra: alocada, ausente, y friki como ella sola. Pero una chica al fin y al cabo.
Aparqué el coche, y andé unos pasos hasta mi casa. El aparcamiento escaseaba por aquí, así que agradecía el haber podido aparcar tan remotamente cerca. Me quede parado en cuanto me di cuenta de quién estaba allí. Cinthya, esperándome. ¿Qué hacía aquí? Ya le había dejado más que claro que no quería volver a verla. Formaba ya parte de mi pasado.
-¡Chris!- Vino hacia mí.
Odiaba ese estúpido nombre. Siempre había preferido que me llamasen por mi apellido, o como mucho por mi nombre completo.
-¿Qué tal? He venido a verte- ¿No era evidente?
Asentí, no queriendo decir ni una palabra más. Lo único que pensaba era en entrar a mi casa, pero no podía porque estaba obstruyendo la entrada.
-¿No me vas a decir nada?
-No hay mucho que decir.
Después de una escena como la que me había montado días antes, en la fiesta, no podía pretender como si pudiésemos seguir teniendo algo. Ni siquiera lo teníamos en un principio, como para hablar de ahora. Mi mayor error fue liarme con ella hace una semana.
-Lo siento, ¿vale? Lo siento mucho.- No era suficiente con eso.
Se había puesto como una histérica cuando había ido con Bianca a la fiesta, y más porque la hubiese llevado en moto. Algo estúpido, por cierto. Pero no era nadie para reclamarme, aún así. Yo ya le había dejado mis condiciones encima de la mesa cuando estuvimos juntos.
-¿Me dejas pasar, por favor?- No quería quedarme ni un minuto más fuera.
-No...- Se acercó a mí.- Venga, dame un beso.
¿Estaba de broma?
-Déjame pasar. No voy a darte nada.
La esquivé apenas, y fui a abrir la puerta. Sin embargo, se colocó justo delante de mí para que no entrase.
-¿Se puede saber qué coño te pasa?- Sus palabras me dejaron algo impactado. ¿No debería preguntarse eso a ella misma?
-¿Cuál es tu problema, Cynthia?
Ella me reprendió con cara de pocos amigos.
-Ya te he dicho que lo siento, ¿no vale con eso? Joder, fue una estupidez pensar que pudieras estar con la friki de la clase.
Esa 'friki' se llamaba Bianca. Y sí, había sido una subnormalidad reprenderme. Pero por encima de todo, no era porque fuera ella o no, era porque no habíamos quedado en esos derechos con el otro.
-No me vale, pero gracias.- Puse una mirada sonriente, y tiré más de la puerta. Si no hubiese sido una chica, esta conversación se hubiese terminado hacia ya tiempo. A la fuerza, o no; mi paciencia tenía un límite.
-Venga, Chris. ¿Tanta importancia tiene?- Y otra vez ese estúpido nombre.
¿Acaso no podía comprender que era el momento de que se fuera?
-Déjame entrar, por favor.- Terminaríamos peleando.
-¿Es por esa idiota?
¿No podía pillarlo de una puñetera vez? ¡Por supuesto que no era por Bianca!
-Piensa lo que te de la gana.- La quité de en medio.- Aparta.
Cyntia cedió por fin, y pude entrar a mi casa. Se quedó mirándome pensativa desde el porche, lo justo como para que pudiese cerrar la puerta rápidamente.
-¡Eres un hijo de puta!
¿Yo? No, yo no era del tipo de chico que prometía nada. No era como los tipos que daban falsas esperanzas. El amor, o como mierdas se llamase a esa sensación estúpida, no tenía nada que hacer para mí; lo único que hace es hacernos sufrir. Y si no, que me lo dijesen a mí: siete meses aguantando sentimientos extraños y decepciones, ¿para qué? Para que un día te dejaran por un puto mensaje de móvil, que ni siquiera a la cara.
Por un segundo, me vino a la cabeza Sarah. Bueno, la verdad era que ya estaba pensando en ella: todas estas situaciones me hacían recordarla. Ella era la culpable de que yo no creyese en las relaciones, supongo que tendría incluso que agradecérselo. Porque después de que estuviéramos juntos, todo cambio.
Todo.
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Es la primera vez que me animo a hacer esto, pero es para que tengais un poco presente también a Archibald. Su pasado, y su presente.
¡Muchas gracias por leer!
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Y todo por una Nerd.
Ficção Adolescente¿Él? El típico arrogante, ególatra, y engreído, que se cree que puede tener cualquier cosa que se proponga. ¿Ella? La para nada típica chica tímida, modesta, y que suele pasar desapercibida. ¿Juntos? A ojos de la gente, imposible. Pero entonces...