APRENDER A TENER PACIENCIA.
Para cuando sonó el timbre de la puerta, yo ya estaba tumbada en el sofá con los apuntes de Biología en la mano. Pensé en ignorarle, pero si lo hacía y con lo testarudo que era el idiota que estaba en la puerta, no pararía de llamar hasta romper el timbre... Y mi tímpano.
Me levanté, y fui a la puerta tomándome mi tiempo. No se iba a ir porque tardase tres o cuatro minutos más de la cuenta en abrir, y si lo hacía, sería muchísimo mejor para mí.
Al otro lado de la puerta, Archibald me sonrió.
-¡Hola! ¿Se puede saber por qué no has abierto antes?- se frotó las manos- tenía frío.
Hice una señal con la cabeza para que entrase, y no tardó ni dos segundos en empujar su cuerpo dentro de mi casa.
-Ya sé que hace frío.
Tú si que eres fría. ¿Ni un beso ni nada?
~Sí, claro que sí. Justo eso, pero mejor que sean dos, ¿no?~
-¿Y por qué no te has dado más prisa en abrirme?
¿Qué? ¿Estaba de broma? ¡Podría no haberle abierto si quiera! ¡Era todo un acto de caridad!
-Porque he ido todo lo rápido que he podido.- Mentí.
Esto se me daba fatal, pero ya podría decirse que llevaba algún tiempo haciéndolo. De todas maneras, no me importaba lo que pudiese pensar.
-Vale.- Pareció estar conforme con mi respuesta.- Bueno, ¿dónde me siento?
Que Chase se comportase como si fuese su casa vale, pero Christian no tenía ningún derecho a hacerlo. Ni siquiera éramos algo parecido a 'amigos'. Esto solo era un convenio, para los dos.
Ya, claro. Cuéntame algo creíble, por favor.
-Gracias por responderme. Me voy al sofá.- Y me quedé quieta en el sitio mientras le vi andar hacia el salón, y tirar la mochila al suelo.
¿Cómo podía tener tan poca vergüenza? No tenía remedio, era incurable.
Avancé hacia el salón, y me senté en el otro sillón, resoplando. Como había dicho antes, cuanto más pronto empezáramos, más pronto acabaríamos.
-Vale, necesito que hoy me expliques las distribuciones de probabilidad.- Directo al grano, debía estar agradecida.
Reí interiormente. Hacerle un examen de eso a un mono en su lenguaje, hubiese sido claramente más fácil que intentar que Archibald entendiera una sola fórmula.
¿Hoy estás rebelde, Bianca?
~Sí.~
-Bien, pues venga.
Puso una hoja encima de su cuaderno, encima de la mesa. Yo parpadeé al verla, incrédula.
-¿Qué es esto? ¿Una broma?
La hoja tenía los ejercicios que nos habían mandado para el fin de semana, con un montón de garabatos y letras irreconocibles. Lo único que llegaba a entender era las tablas de distribución.
-¿Cómo pretendes que te explique algo con esto?
Vale, quizás mi humor no era el mejor. Y quizás me estaba poniendo como una loca por algo insignificante, pero no podía controlarme.
-Tú solo explícame el primer ejercicio, que he intentado hacerlo y no me sale, no sé qué hago mal.- Por un momento, la voz de Christian parecía más la de un niño pequeño que necesitaba un abrazo que la suya.
Un momento... ¿CÓMO PODÍA PENSAR ESO? ¡Era un cavernícola! ¡Cavernícola!
Ya hasta te lo tienes que recordar a ti misma.
Agarré la hoja, con los labios apretados, y descifré el enunciado de uno de los ejercicios. Yo aún no los había hecho, pero supuse que serían fáciles. Las matemáticas eran uno de mis fuertes.
Revisé los cálculos, o al menos la parte comprensible, una y otra vez, hasta que supuse cuál podía ser el fallo. Había utilizado otra fórmula, pero era muy parecida y por eso no me había dado cuenta al momento.
-No puedes utilizar la T-student, tienes que hacerlo con Gauss. No hemos estudiado todavía que los grados de libertad se pueden extrapolar de n-1.- Oh, mierda. No debería haber dicho eso. Seguro que era la única persona del Mundo que se leía los libros de consulta de matemáticas avanzadas para la universidad.
-¿Lo intento hacer con la normal?- Sacó un bolígrafo azul de su cartera, obviando por completo lo último que había dicho.
¿Por qué no? Dispuestos a perder el tiempo, qué más daban unos minutos.
-Sí.- Vi como sus manos se ponían a hacer garabatos en el papel al instante.
Sorpréndete. ¡Sabe hacerlo! Bianca, está haciendo un gran trabajo. Con muchas 'a'.
~Solo le he enseñado una cosa. Lo está averiguando por él solito, lo creas o no.~
-¿Así?- Me señaló su papel, y cerré los ojos. Esto era demasiado bueno para ser verdad.
-No, te falta la mitad del ejercicio.
Cogió la tabla de Gauss, pasándose la mano por el pelo, y la miró. Se rascó la nuca, y volvió a mirarla. Genial: no sabía hacerlo.
-¡Pero si lo has hecho antes con la T! ¡Es incluso más fácil!
Agarré la tabla de sus manos, y busqué el número que había sacado. Bien, no es que hubiese desaparecido ni nada.
-Intenta buscar el número: la primera cifra, y luego el último decimal. En ese orden, empieza por las filas, y luego busca en las columnas.- No podía dejárselo más claro.
Archibald miró el papel, y pasó sus dedos por las cifras que había marcado en el ejercicio. Las contó, tal y como haría un niño de cinco años, y luego lo escribió.
-¿Ya está?
-No, pero solo porque tienes que hacer el intervalo de confianza.
Eres una amargada.
Christian seguía escribiendo desanimado. A lo mejor había sido un poquito brusca e impaciente con esa frase, pero es que no conocía a nadie que hubiese tardado tanto en pillarlo.
Al cabo de dos o tres minutos, me volvió a enseñar la hoja. Yo hice las operaciones con la calculadora para comprobarlo, y asentí con la cabeza. Por fin.
-¡Es justo eso! ¿Ves como no era tan difícil?- Genial, ahora estaba yo más ilusionada que él.
Archibald me miró, y sonrió. Hizo un gesto con la mano, y entonces pasó algo raro. Y lo peor es que no me di cuenta hasta que ya lo había pasado.
Christian Archibald me abrazó.
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Y todo por una Nerd.
Teen Fiction¿Él? El típico arrogante, ególatra, y engreído, que se cree que puede tener cualquier cosa que se proponga. ¿Ella? La para nada típica chica tímida, modesta, y que suele pasar desapercibida. ¿Juntos? A ojos de la gente, imposible. Pero entonces...